viernes, 19 de junio de 2009

Xintiandi


Ya a estas horas, el ocaso había desaparecido dándole lugar a la noche, y si recordarán, Lycenia me había prometido el día anterior que íbamos a incursionar nuevamente la vida nocturna de la ciudad, con lo que seleccioné terminar nuestro día en el área de Xintiandi (http://www.xintiandi.com/english/index_e.asp), un centro comercial con un centro de estilo de vida, lleno de bares y restaurantes, donde los jóvenes yuppies chinos llegan a gastar sus incipientes fortunas. Se puede decir que la gente “linda” de Shanghai se congrega en sus calles peatonales, acaparando las mesas al aire libre para cenar, ver, y ser vistos...De hecho, para ser un miércoles por la noche, el lugar estaba a reventar! Habían restaurantes de todas las variedades, desde comida italiana a mexicana, pasando por pubs irlandeses y hasta sport bars al estilo estadounidense. Globalización en su máximo esplendor! Todos estos locales de moda en Xintiandi han sido acondicionados en lo que eran casas tradicionales chinas de principios del siglo XX conocidas con el nombre de “Shikumen”, que son una especie de “townhouses” de tres pisos construídas a base de ladrillos, y que combinan elementos orientales con occidentales. Estas casas se conectan en un mismo barrio a través de estrechos pasajes en línea recta, haciéndo que toda la zona sea peatonal, con una calle principal rodeada por estos pasajes. El resultado de combinar estructuras relativamente antiguas con tiendas ultra-modernas es ciertamente espectacular!


Nuestra primera parada en Xintiandi fue el Bar TMSK (http://www.tmsk.com/tmsk_sc.html), donde de martes a sábado hacen una presentación de ópera china “Pingtan”, género imperial clásico que ha sido modernizado y combinado con técnicas electrónicas para deleitar a los comensales del lugar. Lamentablemente se nos olvidó un detalle: no habíamos hecho reservación y el show de la noche ya estaba lleno. Así que resignados nos tomamos un martini en la barra del lugar, el cual ha sido ricamente decorado con vidrio colorizado, dándole mucha alegría y calidez al bar. El nombre TMSK es abreviación de “Tou Ming Si Kao”, que significa “pensamiento transparente”, alución muy directa a la decoración de cristal de todos los tonos del arco iris. La barra está hecha de cientos de ladrillos de vidrio transparente, y el restaurante contiene una enorme cantidad de objetos del mismo material, que van desde exóticas orquideas hasta candelabros de cristal. La barra del TMSK fue un lugar sumamente apropiado para nuestro aperitivo nocturno y definitivamente fue una experiencia muy colorida.


Continuamos la noche en un restaurante de comida china shanghainesa muy recomendado por todas las guías cibernéticas: “Ye Shanghai”. A pesar de las malas experiencias que hasta el momento había tenido con la comida local, le quize dar una oportunidad más en un lugar que a mis ojos sería una experiencia parecida al Restaurante “A Lo Nuestro” en San Salvador, que es comida gourmet con ingredientes y técnicas locales....Tengo que admitir que tiré la toalla después de nuestra cena en lo que se suponía ser uno de los mejores representantes en su género... El menú era muy variado. Todo se veía muy bueno en fotos... y no recuerdo exactamente lo que pedimos. Los spring rolls estaban ricos, eso si me acuerdo... Pero solicité un platillo a base de tofu, que era una cosa gelatinosa indescriptible y que prácticamente me devoré a la fuerza como castigo de insistir en seguir probando la comida china. También creo que cenamos una carne de cerdo que fue sumamente olvidable. Recomendación: si van a China saquen sus propias conclusiones en relación a la comida, pues mi opinión a estas alturas es sumamente subjetiva. No me gusta la comida china! Punto! Jajaja.


Ante el fiasco culinario de Ye Shanghai y la opereta frustrada de TMSK, sencillamente comenzamos a caminar por los pasajes de Xintiandi buscando algo con qué mejorar la noche, y fue en la calle principal que encontramos un local llamado CJW (Cigar, Jazz and Wine) donde desde el exterior podíamos ver y a escuchar cantando blues a una mujer negra, importada probablemente desde Nueva York. El local estaba sumamente animado, así que decidimos sentarnos al aire libre en una de las mesas del exterior, que casualmente se desocupó en el momento que llegamos. Un cosmopolitan y un whisky en las rocas por favor! (aún no se como nos hacíamos entender!) Lamentablemente el espectáculo de jazz y blues no duró mucho tiempo y al terminarnos el trago decidimos explorar el negocio de la par (del cual les debo el nombre), ya que se escuchaba sumamente animado y donde para nuestra sorpresa, era noche de salsa! Si, salsa, el baile caribeño! No se decir si nuestra sorpresa más grande fue escuchar música de la Olga Tañón en el Lejano Oriente o ver a todos los chinos bailando salsa como los profesionales! De hecho, la discoteca estaba completamente abarrotada. La pista de baile explotaba de llena! Con mucha suerte logramos una mesa justo a la entrada, por lo que el movimiento de meseros y comensales era más fuerte de lo normal. Pero de todas formas, como se puede quedar uno quieto cuando se está escuchando “Lluvia” de Eddie Santiago (la cual no escuchaba desde 1990!)


Pensandolo bien, la ubicación a la entrada era casi perfecta, pues nos permitía ver lo que pasaba en el interior con los chinos enloquecidos con los ritmos tropicales, pero también en el exterior, donde grandes tablones metálicos calientes con fajitas de carne, pollo y mariscos, eran transportados a diversos clientes del lugar. Y nosotros con tofu en el estómago! Jajaja! Cuando la fiesta caribeña estaba en su mejor momento, pudimos observar una mesa muy peculiar, casi perfecta, a nuestro lado izquierdo... Inmediatamente notamos algo extraño: a) la gente alrededor de la mesa era muy bonita, considerando los rasgos orientales; b) había un banquete con muchos exóticos platillos en la mesa, pero nadie los tocaba; c) todos vestían de blanco o de tonos claros; d) alrededor de la mesa los observaban muchas personas vestidas en shorts o ropa sumamente informal, en contraste a la elegancia de la mesa... No fue si no hasta que encendieron las grandes lamparas de luz blanca y apareció un tipo en tuxedo con una botella de vino en la mano, haciendo su papel de sommelier, que nos dimos cuenta que estaban filmando una novela, o pelicula, o mini-serie... La mesa estaba rodeada por el personal a cargo del equipo de cámara y sonido de la producción, así como de transeuntes curiosos que se detenían a tomar fotografías de los artistas (fotos en blog). Fue en ese instante que nos dimos cuenta que la fantasía urbana es una completa realidad en Shanghai, la cual se despidió de nosotros esa noche admirando una filmación de artistas locales en todo su esplendor al ritmo de “Ven devórame otra vez” en su versión original de Lalo Rodríguez.


Listos para Beijing?

jueves, 18 de junio de 2009

Happy Hour en Face!

Decidimos probar suerte como si fuesemos locales y tomamos el Metro. El mapa mostraba que nuestro destino estába a cinco estaciones de People’s Square, con lo que descubirmos lo fácil que es utilizar el Metro en Shanghai pues todas las indicaciones están tanto en mandarín como en inglés. En menos de veinte minutos nos encontrábamos caminando en otra área de la ciudad, con estructuras muy europeas, supuestamente al estilo Tudor, aunque personalmente no recuerdo nada impresionante. El área tiene muchas tiendas al estilo boutique y de marcas especializadas, con lo que su servidor terminó comprando una camiseta en la Tienda Quicksilver de Shanghai y Lycenia finalmente se compró su blusón de inspiración oriental (fondo color blanco, flores en tonos rosas, rojos y grises, cuello chino... Causó sensación entre todos los pasajeros el día que decidió estrenarlo en su vuelo trans-polar de regreso hacia América).

Lo que me gustó de las calles de la Concesión Francesa fue el contacto directo con gente que vive y opera en la ciudad, lejos de la marca del típico turista. Realizamos una caminata de por lo menos unas dos horas, comenzando con una parada técnica para refrescar la sed en el Hotel Ruijin Guest House, que comprende de un complejo de edificios más parecidos a un campus universitario que a una zona hotelera, eso sí con muchas árboles y zonas verdes, en medio de lo cual se encuentra un bar muy colorido llamado “Face” (donde obviamente Lycenia fue llevada sin conocer mi negra intención de un “happy hour”, cuando se dió cuenta que era un bar al que la había llevado, solo se limitó a decirme: “si es que solo vos podes hacer tours donde hay un bar incluído en el camino”). Nos sentamos en unas vistosas sillas de mimbre con vista al extenso jardín del hotel. Prontamente nos llegaron a pedir la orden: Tsing Tao, por favor! (Lycenia no tomó nada pues seguía empanzada con su té verde con pelotitas de arroz). Face está ubicado en una impresionante casa de campo en medio del complejo hotelero, y su interior contiene una interesante decoración de influencia india y tailandesa, aparte de las muy de moda carpas de colores al estilo marroquí que aparentemente dominan las tendencias de la ciudad. Un lugar sumamente relajante para ver parte del atardecer y recuperar energías antes de nuestra incursión nocturna. Era nuestra última noche en Shanghai!


Después de preguntar por señas por la salida del hotel, fuímos a dar a una avenida secundaria, en la cual nos encaminamos hacia el mercado (con mapa en mano, claro está). En el camino nos encontramos con el hospital y la escuela de medicina, en donde nos llamó sumamente la atención que los enfermos estaban paseando por las calles de sus alrededores haciendo cosas cotidianas como comprar el periódico, ordenar un café o sencillamente caminar al mismo tiempo que conversaban con amigos o parientes. Cómo reconocíamos que eran enfermos del hospital? Bueno, su especie de pijamas de manta blanca muy típica del mundo médico los delataba. Dejan salir a los pacientes a la calle en San Salvador? Nunca he visto nada parecido. Tal vez a los jardines del hospital, pero nunca a la calle (me imagino por el miedo de que se vayan sin pagar!)... Si es costumbre china o no, eso no lo sé... Puede ser sencillamente algo normal en otras partes del mundo, pero en mi pueblo parroquial no lo es.


Continuamos nuestra caminata con destino al mercado húmedo de la Calle Taikang Lu, y en el camino (unas 6 cuadras) pudimos observar cualquier cantidad extraña de tiendas de todo tipo, dirigidas principalmente para el mercado local, donde en sus vitrinas podíamos observar desde zapatos de todas las formas y colores inimaginables, hasta flores, artesanías, cuadros, vestidos y por supuesto andaderas para adultos, estetoscopios y maletines para doctor, por aquello de la cercanía a la escuela de medicina. Claro que fue más pintoresco llegar al mercado y no reconocer la mitad de las verduras o animales en venta dentro del lugar. En China les llaman “wet markets” (mercados húmedos) por la costumbre local de comprar los alimentos lo más frescos posibles, por lo que pescados, camarones, calamares, anguilas y hasta culebras, se exhiben en gigantescas pesceras o cubetas, donde el comensal puede escoger a sus víctimas para prepararlas durante la suculenta cena. Al lado del mercado nos encontramos con un largo, estrecho y pintoresco pasaje peatonal llamado Taikang Lu Art Street, el cual contiene establecimientos de pequeños comerciantes, quienes han abierto cafés, galerías de arte, tiendas de artesanías locales o regionales (incluyendo del sudéste asiático) y algunas coloridas boutiques.

miércoles, 15 de abril de 2009

El Shanghai Art Museum y People's Square

Indio comido al camino! Una vez saciado el apetito con sabores occidentales conocidos (aunque acondicionados al paladar chino), decidimos buscar el Shanghai Art Museum, ubicado a unas cuantas cuadras del restaurante centroamericano. El museo está ubicado en un edificio histórico que fue en su época “el Club House” del hipódromo de la ciudad, donde la élite europea se reunía para ver y apostar en las carreras de caballos. Es interesante y refrescante a la vista ver una estructura occidental de los años veintes (con todo y torre de reloj tipo ayuntamiento) en medio de todos los rascacielos. El edificio se localiza frente a People’s Square, actualmente un parque, el cual fue la pista de carreras del hipódromo en sus dorados tiempos.

En el último piso del Club House se encuentra el restaurante Kathleen’s 5, famoso por su espectacular vista de People’s Square y con la torre del reloj como compañero inseparable den la visión que ofrece su majestuoso techo y paredes de cristal.... El restaurante es uno de los más elegantes de la ciudad! Claro que como decidimos cambiarlo por Pollo Campero, pues no puedo darles fé si era bueno o no, aunque muchos websites en Internet dicen que la comida no es en realidad tan buena, pero que la espectacular vista justifica comprar un café o un postre, para así descansar un rato del recorrido urbano... En vez de café en Kathleen’s 5, Lycenia se compró un té verde helado con bolitas de arroz en un kiosko de revistas (lo cual dejó a la pobre empanzada para el resto de la tarde).

Tengo que ser sincero que aún no me queda claro dónde quedaba la entrada principal al Shanghai Art Museum. Ingresamos por la puerta de acceso al restaurante, la cual da aun ascensor semi-expreso que va a dar al quinto piso. Con nuestro inexistente mandarín preguntamos por el “art museum” y nos refirieron al tercer piso del edificio... Hasta el momento no sabemos si llegamos en un día de entrada gratuita o si sencillamente nos colamos sin pagar. Nunca encontramos un caja donde vendiesen las entradas ni filas de ningún tipo... sencillamente entramos “por la puerta de atrás” directo a la exhibición de pintura de un artista local (les debo el nombre) cuyo estilo nos recordaba una especie de impresionismo francés, con escenas de naturaleza, bosques, flores, girasoles y toda una paleta de colores muy brillante (amarillos, rojos, azules) digna de un Van Gogh o un Renoir... Al final de la galería pudimos ver un corto documental acerca del pintor en una pequeña sala de proyecciones, más por descansar los pies que por solidaridad con el arte local o mucho menos por tratar de entender las explicaciones del programa el cual estaba completamente en mandarín! El documental mostraba al artista en acción en su estudio. Cual no sería nuestra sorpresa al llegar a la entrada de la sala de exhibiciones y encontrarnos al artista en persona, saludándo a la gente y conversando en vivo y en directo acerca de sus técnicas (algo que ya habrán adivinado tampoco logramos hacer por nuestras limitantes idiomáticas).

Salir del edificio fue tan confuso como entrar... De acuerdo a todos los sitios de Internet, el Shanghai Art Museum contiene doce salones de exhibiciones, distribuidos en cinco pisos, mostrando arte moderno y tradicional.... Lo único que vimos fue el salón de exhibiciones del artista que estaba en persona en el lugar, con lo que dedujimos que era solo una muestra temporal. Al tratar de buscar las exhibiciones permanentes, siempre nos encontramos con puertas cerradas o escaleras clausuradas, y al final, el único pasillo abierto nos llevó directamente al ascensor de salida... Con lo que decidimos continuar a nuestro siguiente destino... La Concesión Francesa en Shanghai.

lunes, 16 de marzo de 2009

Pollo Campero en China


El Pollo Campero en China? Me llevé a Lycenia con engaños hacia el colorido restaurante (por suerte estaba a cuatro cuadras del Museo) con el propósito de tomar fotografías, pero con el objetivo oculto de almorzar algo conocido y que por favor no fuese comida china!! Quien me conoce bien, sabe que en San Salvador no voy para nada a Pollo Campero. No voy en general a ningún establecimiento de comida rápida y grasosa. Se imaginan lo harto que podría estar de la comida local para tomar la decisión de almorzar ahí encontrándome al otro lado del planeta? Por supuesto que tomamos las fotos de rigor de la parte posterior del establecimiento con su rótulo en idiogramas. La ubicación del restaurante, aparte de céntrica, se veía en una calle muy transitada, aunque eran muy pocos los comensales (todos chinos, eso si) que degustaban una su pierna de pollo. Le dije entonces a Lycenia: “Aprovechando que estamos aquí, porqué no almorzamos de una vez?”... “Quéres almorzar aquí?” fue toda su respuesta.

Nos dirigimos al interior del restaurante, donde vimos un mostrador con idiogramas y creo que también en inglés. Estabamos de pie frente al mostrador, sin saber qué hacer, y mucho menos como ordenar pollo en mandarín... Era un Pollo Campero, pero todo su personal era chino! Pero creo que el gerente nos escuchó hablando nuestro idioma natal, pues apareció de la nada como buen salvador y con un típico acento guatemalteco: “Ustedes hablan español?”... Se imaginarán que eso fue todavía aún más irreal, pues aún no habíamos terminado de digerir el hecho de estar en un Pollo Campero chino, cuando además nos sale un chapín de pura raza? (un momento como del Twighlight Zone!).

Para aquellos extranjeros que leen estos escritos, Pollo Campero es una corporación de comida rápida fundada en Guatemala y que tiene una presencia dominante en todos los países de Centroamérica, pero que entre una buena visión y la globalización, ha logrado abrir restaurantes en muchas ciudades de Estados Unidos, Sur América, España, y hasta Indonesia y China! Luis Pedro Vargas es un empleado fiel a Pollo Campero, que al momento de nuestro encuentro en Shanghai nos comentó que vivía ahí desde marzo con el solo propósito de introducir la marca en el codiciado mercado chino, para luego expandirla poco a poco en el gigantesco sub-continente! Admirable! Sobre todo que Luis Pedro nos comentó que nunca había viajado a Esados Unidos con lo cual nunca había estado expuesto a rascacielos (aunque si había estado en una ocasión en España)... Llegar de Guatemala a Shanghai? Eso si es como un cambio radical!!! Nos comentó lo sorprendido que estaba con el desarrollo urbano en China, sobre todo en Shanghai, comentándonos que el nuevo Shanghai World Financial Center que están construyendo a la par del Jin Mao Tower, apenas era una estructura prácticamente en pañales a su llegada a China, y que 6 meses más tarde ya era más alta que sus vecinos! Capitalismo puro! (De verdad hay alguien que aún cree en el Comunismo aparte de Chávez y de Fidel?)

Luis Pedro nos atendió super bien: nos asignó a un mesero medio bilingue (inglés), sentándose a conversar con nosotros y explicándonos que el concepto de restaurante en China es el estándar de la corporación... uno se sienta y llegan a la mesa a tomar la orden. Obviamente teníamos que ordenar pollo para poder probar las diferencias en relación a su zona de nacimiento, con lo que solicitamos dos combos, que incluían 2 piezas de pollo, papas fritas, ensalada y gaseosa. Creo que el combo costaba la increíble fortuna de US $5.40 (como unos 40 Yuanes)... Tenía el mismo sabor que en El Salvador? Digamos que era un Pollo Campero menos grasoso y con muy poca sal, acondicionado para el paladar del consumidor chino. De hecho me gustó más al que preparan en nuestro lado latino del globo terráqueo.

El restaurante tiene dos pisos. Lycenia y yo nos quedamos en la parte inferior del edificio, cuyas paredes estaban decoradas con imágenes de la Antigua Guatemala y de mujeres indígenas del Quiché, con sus vestidos y refajos de flores, vestimenta muy típica de las tribus que aún existen en ese país. Lo más gracioso de todo es que Lycenia me hizo notar que la música también era latina, con lo que almorzamos al ritmo de “Quítame ese hombre del corazón” de la Pilar Montenegro. Al final del almuerzo nos fuímos a despedir de Luis Pedro al segundo piso del restaurante, no sin antes pedirle su tarjeta de presentación con el afán de copiarlo a futuro en estas historias de viajes, donde en su momento ha sido un actor más de esta ópera china! Muchos saludos desde El Salvador, Luis Pedro! Esperamos ya estes dominando el mandarín! Mándanos una carta para que todos la podamos leer acerca de tus impresiones de Shanghai!!!... Ah! Antes que se me olvide... En el segundo piso tenían un gigantesco anuncio de su promoción “Todo lo que pueda comer” durante los fines de semana! Cuánto Pollo Campero puede alguien realmente comer en una sola sentada?

lunes, 9 de marzo de 2009

El Museo de Shanghai


People’s Park es un pequeño pulmón de naturaleza dentro del abarrotado conjunto de edificios y autopistas que conforman Shanghai. Sus bosques y lagos artificiales sirven como un oasis visual en medio de la jungla de cemento. Lo interesante contra las iniciativas “verdes” es la ubicación dentro del parque de dos estructuras inmensas, las cuales posan una frente a la otra como escenario principal de la vida política y cultural de la ciudad: la oficina del gobierno municipal de Shanghai y el Museo de Shanghai, siendo la primera un impresionante edificio cuadrado de unos 20 pisos de altura y por lo menos 3 cuadras de largo.

Entre ambos edificios hay una calle de alta circulación vehicular donde nuestro taxista nos abandonó como el punto de entrega para entrar al Museo de Shanghai, el cual se presentaba ante nuestros ojos con una gigantesca plaza, donde las líneas curvas y las formas geométricas jugaban un papel visual fundamental. El edificio del museo es redondo en su parte superior, con una base cuadrada, simbolizando la antigua percepción china del mundo: “cielo redondo, tierra cuadrada”....
Hicimos una visita de sus instalaciones de un poco más de una hora, admirando su colección permanente de instrumentos de bronce, esculturas, vasijas de cerámica, estatuas de Buddha, pinturas antiguas, caligrafía, sellos, monedas, muebles de las dinastías Ming y Qing, así como artes populares de diversas regiones de China., todo repartido en cinco niveles alrededor de un altísimo lobby central... Para ser un miércoles al mediodía el museo estaba a reventar de gente, entre turistas, locales y hasta un numeroso grupo de estudiantes adolescentes chinos, probablemente en alguna excursión de la escuela, y que rápidamente invadían los salones de exhibición sin supervisión adulta de ningún tipo (creando una especie de caos dentro de la rigidez propia que un museo puede tener).

La parte de escultura religiosa captó más nuestros sentidos que el resto de las exhibiciones, con sus Buddhas antiguos de todo tipo. Después de media hora de estar viendo jarrones y ollas de bronce de diversas épocas, y peor al ver sellos y monedas antiguas, lograron acelerar nuestro paso dentro del museo. No me crean ignorante, pero si no se es un erudito en caligrafía china antigua o en sellos imperiales, cuánto tiempo creen que podrá mantenerse el foco de atención? Sobre todo con hambre! Recuerden que era mediodía!

jueves, 5 de marzo de 2009

Pollo Campero!

Estamos ya en nuestro quinto día de viaje por China en nuestra historia, y de hecho, nuestro último día completo en Shanghai... Aunque no tenemos prisa. El jetlag nos tiene despertándonos tempranísimo por la mañana y haciéndonos dormir como lirones desde temprano por la noche! Mi ciclo de animal nocturno está completamente transtornado! Pero muy a pesar de despertar con el alba y tomar el ya completamente repetitivo desayuno buffett del hotel, decidimos descansar durante la mañana... tomar nuestro tiempo para todo... De ser posible pasar un par de horas leyendo a la par de la piscina climatizada del Crowne Plaza... Buena decisión! Nos faltan aún cinco días adicionales por delante! Y le digo a Lycenia: “hoy tomaremos un ritmo tranquilo, y para evitar el lío de los taxis a las 5:00 de la tarde, nos iremos de una vez arreglados para nuestra incursión nocturna por la ciudad”, con lo cual salimos del hotel alrededor del mediodía y con destino hacia el Museo de Shanghai en People’s Park.

Nos conducíamos en nuestro habitual taxi (ya Lycenia se había resignado), observando a los múltiples ciclistas y al caos vehicular de la ciudad, ya casi a punto de ingresar al área de People’s Park, cuando la niña me llamó la atención hacia un rótulo amarillo y anaranjado, muy característico en Centro América, pero que aparecía como una visión irreal o en este caso como fantasía rural, incongruente por estar al otro lado del mundo. El rótulo consistía en un pollo amarillo con las alas extendidas hacia los lados, vestido con camisa blanca, pañuelo anaranjado anudado a su garganta y sombrero de ala ancha también color naranja... Lo han adivinado? A pesar de los idiogramas en chino que aparecían bajo el característico personaje, era completamente reconocible el logo de Pollo Campero!

Lycenia y yo nos quedamos con la boca abierta! Había leído las intenciones del gigante guatemalteco de incursionar en China, pero no sabía que ya era una realidad. Pero el taxi prosiguió su camino hacia el punto pre-establecido, algo que obviamente no íbamos a cambiar por la ausencia nula del idioma mandarín en nuestro haber, por lo que tomamos una nota mental de su ubicación para regresar posteriormente y tomar fotos, ya que de otra forma no nos iban a creer.... Continuaremos esa parte de la historia en un rato!

lunes, 2 de marzo de 2009

Mas de la vida nocturna en Shanghai

Barbarossa Lounge en People's Park

Ya eran casi las 5:00 de la tarde cuando salimos de regreso de Suzhou hacia Shanghai, y adivinaron amigos, nos agarró la hora pico al entrar a la gran ciudad, con lo que no llegamos al hotel sino hasta pasadas las 7:00 de la noche, hora en la cual fuímos a la pastelería francesa del hotel (interesante, no?) por un pedacito de pastel, y donde infructuosamente traté de convencer a Lycenia que me acompañara a una incursión nocturna por la ciudad para conocer algún bar, pero la pobre se sentía agotada y se fue a dormir, prometiéndome antes que al día siguiente nos iríamos de rumba! Yo no me quería quedar durmiendo tan temprano en el hotel a pesar de ser un día martes, así que tomé un taxi para que me llevase al People’s Park en el centro de Shanghai, donde había leído se encontraba otro de los lugares más de moda en la ciudad: Barbarossa Lounge.

Barbarossa Lounge (http://www.barbarossa.com.cn/ ) resultó ser un bar y restaurante sumamente espectacular de tres niveles diferentes, ubicado justo en el medio del parque mencionado, con un lago artificial enfrente, así como un pequeño bosque a su alrededor, a pesar que más allá el ojo humano podía observar los rascacielos y estructuras modernas arriba de las copas de los árboles. El lounge tenía sus diversos ambientes decorados al mejor estilo marroquí, con carpas de tela cubriendo sus techos y gigantescos almohadones a nuestros pies a manera de sillas, aunque por mi soledad del momento me dispuse mejor ir a la barra en el tercer piso donde pude observar gente de todas las nacionalidades. A mi lado tenía a dos alemanes que no paraban de fumar; al otro lado tenía a dos italianas muy coquetas; enfrente dos chinas acompañadas por dos ingleses; un grupo de estadounidenses al otro lado de la barra; y de los dos bar tenders, uno era australiano y el otro filipino. Muy internacional el lugar!!! Me tomé un par de cervezas y ordené algo de comer que tampoco debe haber sido admirable ya que no lo recuerdo. Al filo de las 11:00 de la noche me retiré a mi hotel pues el jet lag me estaba venciendo, obteniendo por supuesto previamente algunas recomendaciones del bar tender para lugares que podía visitar un miércoles por la noche (me recomendó un lugar mexicano llamado Zapata’s! Increíble no? Y además me advirtió que el miércoles es el mejor día por ser Lady’s Night!!). Algo que debo advertirles de salir en la noche en China: el jet lag lo tiene a uno completamente somnoliento en la noche, algo que me dió mucho miedo cuando iba en mi taxi de regreso hacia el hotel y los ojos se me cerraban de forma involuntaria, nada cómico en una ciudad desconocida donde no se habla el idioma y donde el taxista puede ir a donde le da la gana sin que uno pueda reclamar!!! Mal momento para andar yo solo! Por suerte me llevó directo al hotel para cargar energías para nuestro último día en Shanghai!!!

lunes, 16 de febrero de 2009

Suzhou N01 Silk Factory

Pero bueno... Ya hace hambre!!! Hora de almorzar dentro de nuestra excursión, para lo cual nos llevaron a un hotel local cuyo nombre olvidé por completo, y donde finalmente interactuamos un poco más con la cónsul y su hija, departiendo la agradable experiencia de un banquete de 11 platillos de comida china regional, la cual debe haber tenido el mismo sabor del resto del continente pues lo único que recuerdo eran los camarones sin pelar (obviamente por la incomodidad de estarlos pelando) y la sandía de postre que estaba muy sabrosa (tal vez por ser el sabor más reconocible). Nuestra plática de mesa se centró en las notables diferencias de la comida china en Occidente y en China! Jeje!

Aparentemente estábamos retrasados en nuestro itinerario, pues Katherine practicamente no nos dejó hacer la sobremesa y nos sacó casi corriendo del restaurante para continuar nuestro recorrido, el cual nos llevó a contemplar algunos de los canales de Suzhou, así como una vista panoramica del famoso Gran Canal. Pero lo más destacado de la tarde fue la visita a la parte mejor conservada de las murallas de la ciudad, incluyendo un puesto de observación con su torre y las puertas de acceso fronterizo entre un condado y otro. Curiosamente por todas partes habían carteles anunciando un festival de finales de verano donde tendrían la interpretación de una batalla con trajes de época dentro del recinto amurallado! Katherine nos explicó que esto lo hacen todos los años para homenajear a sus antepasados y educar a los turistas locales.

A todas estas eran las 3:30 de la tarde, con lo que nos dirigimos a nuestro último punto de la excursión: el Suzhou N01 Silk Factory (http://www.1st-silk.com/ ) donde pudimos observar el proceso completo de manufactura de la seda, lo cual nos llevó a tomar la decisión de no comprar cuando vimos como practicamente queman vivos dentro de sus capullos a los gusanos de seda para poder utilizar el material. Al final del recorrido hay una tienda de departamentos con cualquier cantidad de productos de seda, desde cubrecamas hasta calcetines, blusas, pantalones, corbatas y vestidos, pero con la pequeña desventaja que los patrones utilizados se veían completamente pasados de moda. Lycenia quería comprarse una blusa al estilo oriental, pero entre los exhorbitantes precios de la tienda estatal y el hecho de haber visto la masacre de gusanos, pues más adelante en el viaje consiguió algo muy parecido a mitad de precio y en tela sintética. Lo que si podemos dar fé es que la fábrica tenía facilidades muy limpias y adecuadas para sus trabajadores, aunque Katherine nos indicó que una empleada especializada de este tipo de empresas estatales ganará aproximadamente unos 125 dólares al mes (por algo es que TODO está hecho en China hoy en día!).

domingo, 1 de febrero de 2009

El Templo de Hanshan y los Lingering Gardens


Nuestra siguiente parada fue el Templo y monasterio Budhista de Hanshan, que data del año 519 D.C.... El nombre del templo proviene de un famoso monje y poeta llamado Hanshan, quien escribiera el famoso poema “Mooring by the Maple Bridge at night”, que actualmente es un texto obligatorio de literatura clásica china en las escuelas en China, Japón y Korea. De hecho, a la entrada del templo nos explicaron que podemos encontrar el poema escrito en su fachada exterior para honrar a su famoso escritor (claro que estaba escrito en chino, así que no podemos dar fé si realmente eso decía, Ja!). Al entrar, una serie de estatuas doradas de Buddha de todos los tamaños imaginables, y de seres bigotudos de aspecto amenazador nos reciben en la entrada.... Estos son los guardianes del templo, cuyo objetivo es mantener a raya a los malos espíritus y no permitir que ingresen al templo.

Adentro pudimos apreciar por primera vez los detalles de un templo buddhista tradicional en China: el patio central nos recibe con su incensiario gigante, muy parecido al del templo Taoísta de los Yuyuan Gardens, donde enormes ofrendas de incienso son quemadas a lo largo del día por los fieles que entran a buscar su paz mental. Hay un árbol de tamaño mediano, donde podemos observar cintas rojas amarradas de sus ramas, las cuales que nos explican son agradecimientos o buenos deseos que han sido puestas ahí por feligreses buddhistas para expresar sus sentimientos. También pudimos observar una estatua de una “mujer Buddha”, aparentemente la única dentro del estado de iluminación que confiere dicho título.

En el pabellón central del templo encontramos al típico “Laughing Buddha” (el Buddha Sonriente), o Buddha Celestial como se le conoce normalmente en China, y el cual se relaciona con la felicidad y la abundancia... Lycenia y yo tuvimos además la oportunidad de repicar las campanas del templo, las cuales deben sonar 3 veces para purificar nuestros pecados, darnos paz mental y prepararnos para la meditación.... Para repicarlas subimos a una pequeña torre mientras nuestra guía nos esperaba abajo, aunque posteriormente Katherine nos mencionó que no le dimos tan duro como se debe pues apenas habían escuchado nuestros repiques respectivos.

Al salir del Templo Hanshan, nos conducimos a visitar los Lingering Gardens, donde pudimos observar un conjunto de elementos muy parecido al del día anterior en los Yuyuan Gardens, con la diferencia que acá había una serie de estructuras arquitectónicas que sirvieron de residencia al dueño de los jardines en su momento, y que nos permitió apreciar la forma que vivían los hacendados de la época imperial. Algo que nos llamó la atención es que los hombres y las mujeres recibían a sus visitas por separado, y de hecho había una especie de segregación de género muy parecida al actual mundo musulmán (el más ortodoxo por supuesto). Además vimos unos muebles muy parecidos a una cama tamaño “king size” pero con una mesa en medio, cuyo destino servía para colocar las pipas de opio... Aparentemente esa era la divierta local en una época donde las horas pasaban más lentas. Por lo demás, la visita a los jardines me pareció monotona pues ya habíamos tenido nuestra ración de naturaleza planificada el día antes, aunque debo admitir que la paz y tranquilidad que transmiten estos espacios es completamente impresionante!!

jueves, 8 de enero de 2009

Excursion de un dia a Suzhou

Hablemos de Suzhou.
Tengo que confesar, que antes de ir a Shanghai, nunca antes había escuchado hablar de Suzhou, pero en el afán de conocer más allá de la gran ciudad, y ver la vida china en un pueblo “pequeño”, así como algo más “rural”, pues nos embarcamos en la reservación del tour de un día al lugar en mención, cuyos arreglos fueron hechos a través del concierge del hotel Crowne Plaza Fudan con un tour operador local llamado “Synwalk Travel”.

El folleto del tour explicaba los lugares a visitar: Tiger Hill con su Pagoda Inclinada; el templo buddhista de Han Shan; el Lingering Garden, jardines clásicos de Suzhou, parte del “patrimonio de la humanidad” según la Unesco (desde 1997); almuerzo incluído en un hotel local; el Gran Canal y las murallas de la ciudad; y para terminar, la visita a la fabrica estatal más grande (en toda China) de procesamiento de la seda.... Pensándolo objetivamente cuatro meses más tarde, no había nada de rural dentro de todo el recorrido, y probablemente el gancho era la oportunidad de visitar un templo budhista, filosofía que siempre me ha fascinado y que Lycenia ha practicado más activamente que su servidor.

Sea como sea, el martes 4 de septiembre del 2007, pasaron a recogernos a nuestro hotel a las 07:30AM, y fue ahí donde conocimos a nuestra guía por el día: una mujer muy atractiva, quien me recordó a la actriz Mia Ferrer. Nos dijo su nombre en chino, pero obviamente no se me quedó, pero también nos dió su nombre occidental: “Katherine” (Lycenia posteriormente me comentó lo irreverente que somos los occidentales por no tratar de pronunciar sus nombres chinos, lo que ha hecho que ellos sencillamente adopten nombres que nosotros podamos relacionar con nuestra cultura. Digo, nosotros no tenemos un nombre chino para que ellos nos entiendan, no?). Nuestra guía llevaba puesto un vestido blanco con grandes flores negras, y un pequeño suéter negro, por aquello que el día había amanecido lluvioso y frío. De hecho, nos hizo pedir prestados dos paraguas del hotel para así poder caminar comodamente sin mojarnos dentro de cada una de las atracciones a visitar. También nosotros tuvimos que llevar chaquetas livianas, pues si la temperatura había bajado a unos 18C, ya fresco para los que vivimos en los trópicos.

También pasamos a traer a otro hotel a una señora de mediana edad y su hija, quien posiblemente estaría en sus tempranos veintes, y con quienes al principio no interactuamos tanto, pues no solamente eran sumamente calladas si no tenían un semblante triste, algo que me pareció extraño para quien está tomando una excursión (después nos enteramos que la señora es vice-cónsul de los Estados Unidos en Shanghai, y que su hija estaba en los últimos días de visita a sus padres en el gigante asiático, de ahí asumo la tristeza que ambas tenían en sus rostros).

El recorrido entre Shanghai y Suzhou era de hora y media en autopista, y nuestro transporte era una minivan, dode tuvimos que pedir que quitaran el aire acondicionado en algún momento, ya que todos, incluyendo a Katherine, nos íbamos congelando, pues ya de por si estaba fresco en el exterior del vehículo. Nuestra guía nos introdujo con sus explicaciones al “pequeño pueblo” de Suzhou, donde aprendimos que era “pequeño” para estándares chinos!!! Su población es de tres millones de habitantes!!! Si tomámos en cuenta que Lycenia y su servidor viven en una ciudad donde el último censo arrojó un San Salvador de casi dos millones de personas, pues no me sorprende que a nivel mundial nos puedan ver como “un pueblón”!!! (algo aún más difícil para los que vivimos ahí y sabemos lo que está pasando en otras partes!). Anyway! En China no existen los pueblos pequeños! Estamos hablando de un país de 1.25 billones de almas!!! Me imagino será difícil encontrar “pueblos” del tamaño de Chalchuapa! (para los extranjeros, ese es un pueblo en El Salvador, que no creo que llegue ni a los 100,000 habitantes).
Si anteriormente no sabíamos nada acerca de Suzhou, gracias a Katherine aprendimos que es una de las ciudades más famosas de toda China, y de hecho hay un dicho local que ilustra su belleza: “Existe un paraíso en el Cielo; en la Tierra está Suzhou”. De hecho se le conoce allá con el nombre de la “Venecia del Lejano Oriente” por la gran cantidad de canales navegables dentro de la ciudad. La importancia de Suzhou se fortaleció con la construcción del “Gran Canal” que uniría a Beijing con dicha ciudad a durante el año 618 D.C., quedando estratégicamente situada dentro de las rutas comerciales del sudeste de China. El Gran Canal cubría más de 1,700 kilómetros de longitud y llegó a ser en su tiempo el canal más largo del mundo hecho por el hombre.
La importancia estratégica que el Gran Canal le dió a Suzhou atrajo a muchas familias pudientes, quienes querían establecerse en una región próspera, fértil e ideal para los negocios. Estas familias elaboraron múltiples jardines en la región, y a esto se debe que la ciudad conserva algunos de los mejor preservados en toda China, incluyendo varios que tienen la categoría de “Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO. La mayoría de los jardines privados de la ciudad se construyeron durante la dinastía Ming y la Qing, sin embargo muchos fueron destruidos entre la rebelión Taiping de 1860 y la invasión japonesa de 1938. A principios de los años 50’s se inició la restauración de diversos jardines, lo cual nos permite disfrutar de ellos en la actualidad.
Llegamos a Suzhou a eso de las 10:30 de la mañana. Nuestra primera impresión fue la de una ciudad grande, con menos edificios altos, con algunas cadenas de hoteles internacionales y muchos parques y naturaleza en sus alrededores, pero en sí no variaba mucho de lo que habíamos podido observar en los alrededores de Shanghai: edificios de apartamentos de diversos pisos (3 y 4) y algunos cuantos edificios altos de 10 o 12 pisos para oficinas o negocios. Suzhou daba la idea de San Salvador, pero sin el volcán ni las montañas al fondo. De hecho estaba ubicado en una planicie enorme, donde el único promontorio que sobresalía era “Tiger Hill”, nuestra primera parada dentro de la excursión.

En la Colina del Tigre (“Tiger Hill”) se cree que está enterrado el rey He Lu, fundador de la ciudad allá por el año 500, y cuenta la leyenda que después que se enterrara el monarca, siempre se ve un tigre blanco merodeando por sus veredas. De ahí el nombre del lugar. Hicimos una corta caminata de 10 minutos para llegar a su cima, donde justo en el centro nos encontramos con una pagoda (ver fotos en el blog) de 7 pisos, con una altura de 47 metros, y construída en el siglo X. Su inclinación se debe a un desnivel en el piso y practicamente le pasó lo mismo que a su pariente lejanda en Pisa, Italia, donde el correr de los siglos la fue inclinando un poco más, y lo único que se ha podido hacer es detener su proceso de inclinación para evitar que se caiga. La pagoda es parte de un templo budhista, donde ya no viven monjes y únicamente llegan a hacer sus rituales en fechas especiales. Bajamos de nuevo al estacionamiento a través de un paraje llamado “The Hundred Steps Reach” (la vereda de las cien gradas) y donde por poco me caigo dentro de un estanque al resbalarme con lo mojado del piso, resultado de la pequeña llovizna que cernía sobre nosotros, que nos obligaba a sostener nuestros paraguas rojos del hotel Crowne Plaza en una mano y la cámara fotográfica en la otra (dejándonos sin manos para agarrarnos). Por suerte no me caí, y doy gracias a Dios pues Rose, una amiga de María Isabel, tenía la superstición que si uno se cae en alguna parte del mundo distinta a tu casa, pues que estás destinado a vivir en ese lugar. En China? Ni quiera Dios!!!

lunes, 24 de noviembre de 2008

El Templo Taoista


Después de tomar el té, mucho té (pues siguen sirviendo té hasta que uno se aburre y se va), decidimos ir a almorzar y entramos en una especie de establecimiento de comida rápida local, cuya especialidad eran las sopas “ramen” de todo tipo. Recuerdo que era una sopa enooormeee, más una orden de dumplings al módico precio de 5 dólares el combo! Cada día que pasaba en nuestro viaje almorzábamos más barato, y no por tacaños, si no más bien porque ya nos estábamos sintiendo como peces en el agua. La sopa estaba muy buena, aunque olvidable, pues no recuerdo ni de que la pedí.

Después de almuerzo, continuamos recorriendo los callejones y pasillos de los bazares, y con premeditación llegamos a un templo Taoísta que se encontraba dentro del complejo. Nunca antes en nuestras vidas habíamos entrado a un templo de este tipo y hasta el momento no tenemos idea de qué tipo de deidades teníamos ante nuestros ojos. En general era estatuas masculinas de color rojo o dorado con largas barbas negras. Si captamos que en su gran mayoría eran protectores de la ciudad y del comercio. Me llamó sumamente la atención el tipo de reverencia que los locales les rendían, de una forma que el catolicismo (que no está libre de pecado en este aspecto) podría hasta llamar idolatra. Habían sendos reclinarios con almohadones de terciopelo rojo, para que los fieles llegasen a levantar sus brazos hacia el firmamento, para luego arrodillarse e inclinar sus cabezas topando su frente al piso, o más bien al almohadón, reverencia que repetían una y otra vez de una forma vertiginosa por lo menos unas 8 o 10 veces.
El templo estaba compuesto por un edificio central y dos laterales, con un patio central donde se podía quemar incienso (pero no piensen en las varitas que ponen en su casa, si no más bien en enormes paquetes que tiraban dentro de un gigantesco incensiario, permanentemente encendido con carbones aromáticos).

Estuve indagando acerca del Tao y me dí cuenta que sus preceptos tienen mucho que ver con el Feng Shui, pues hablan acerca del “Chi”, que es la energía vital del Universo y del que fuese creado el mundo. El Chi existe dentro de todos los seres vivientes. La fuente del Chi proviene de orígenes cósmicos y es algo elusivo y misterioso, pero sus manifestaciones son reales y prácticas, por lo que los taoístas lo han adoptado dentro de su arquitectura y sus artes marciales. Dentro del aspecto religioso, los individuos crean una conexión con el Chi utilizando las imágenes de Dioses y espíritus dentro de sus ceremonias religiosas. Estas conexiones acercan a los individuos al Poder Supremo para clarificar su mente y encontrar su camino adecuado en la vida. Procedimientos poderosos, no les parece?

Por el momento concluiré mi historia de Shanghai de esta semana con nuestro regreso de los Bazares del Yu Garden hacia el hotel! Yo había leído en algun sitio de Internet que lo más difícil en Shanghai era conseguir un taxi en hora pico! Ahora imagínense un día lunes a las 5:00 de la tarde!!! Eso es exactamente lo que Lycenia y yo estábamos tratando de hacer después de nuestra visita a los Yuyuan Gardens... Lo interesante es que taxis habían por montones, por todas partes! Pero todos estaban ocupados! En la esquina de los bazares... Imposible! Aparentemente la esquina estaba desolada y solo paraba un taxi y de la nada salían por lo menos 15 personas a literalmente pelearse por el auto!!! Una cosa impresionante! Ante la vista de lo difícil de conseguir taxi en esa esquina, su servidor tuvo la brillante idea de caminar un poco para detener uno en la calle!!! Nunca pasaron!Caminamos por lo menos 15 cuadras y nada!!! Para rematar, comenzó a llover, y si recuerdan, en Bogotá me había caído y andaba la rodilla medio adolorida, por lo que tampoco podía correr... Así renco y mojado, con Lycenia nos refugiamos bajo el techo de la entrada de un banco antiquísimo al estilo europeo, y mi amiga fue la valiente de arriesgar su vida por pelearse por un taxi! Había un chino adelante de nosotros que se le veía toda la negra intención de empujar a Lycenia a un charco de la calle si le tratábamos de quitar el taxi! Pero finalmente lo logramos! Como una hora más tarde de nuestra incursión original íbamos felizmente camino hacia el hotel, en hora pico! Nos tomó casi una hora más llegar a lo que normalmente nos tomaba 20 minutos.... Entre eso y el jet lag, llegamos al hotel y practicamente a las 8 de la noche ya estábamos dormidos (para los que me conocen bien, nunca me duermo antes de la medianoche!).

sábado, 15 de noviembre de 2008

Los Yuyuan Gardens en Shanghai


El primer día completo en Shanghai lo utilizamos para ver la metrópoli, la ciudad moderna, la fantasía urbana que la China “comunista” ha creado como una imitación muy espacial de Occidente! Esa civilización moderna que podemos encontrar en cualquier parte del mundo, y que no impresiona para nada a Lycenia.... Ya habíamos conversado con ella que el segundo día nos dedicaríamos a explorar la China milenaria, y ver un poco más de su cultura, de su religión y de sus costumbres, y fue así como planificamos pasar el día en los Yuyuan Gardens y los bazares a su alrededor, para experimentar un poco esa paz que transmite el famoso feng-shui chino.

Nos trasladamos en nuestro taxi matutino hacia el área de los Jardines Yuyuan, y en menos de veinte minutos estábamos ya deambulando por los bazares del Yu Garden (ver fotografías en el blog), que resultaron contener tiendas relativamente modernas en estructuras al estilo antiguo... Los bazares han sido construídos utilizando el modelo típico de construcción de la China Imperial, aunque en su interior podemos encontrar desde tiendas de artesanías, pasando por ropa, electrodomésticos, perfumes, cometas, telas y hasta muñecas, artículos de cobre, joyerías, zapaterías y supuestas tiendas de antiguedades. En fin, típico bazar. El lugar es inmenso y es sumamente fácil perderse por su forma de laberinto. Prácticamente estuvimos ahí desde las 11:00 de la mañana, hasta las 5:00 de la tarde, claro que con “breaks” de por medio para poder disfrutar la caminata y la experiencia. Los bazares en sí tendrán el tamaño equivalente a unas diez cuadras, las cuales recorrimos de punta a punta, aunque nuestras compras fueron limitadas por áquello el regateo, el cual no es nuestro fuerte. Eso sí, antes de comenzar la caminata, hicimos parada técnica en el “Starbucks” por un café, dando gracias a Dios por la globalización que nos permitía tener un gusto conocido, y donde además aprendimos que hay “Cosmopolitan”, “GQ”, “Vogue” y todas esas inocuas revistas de moda occidentales, pero escritas completamente en chino y hasta con modelos de ojos rasgados en sus páginas centrales, para incentivar el consumo de bienes de lujo a toda esta nueva clase media emergente.

Posteriormente procedimos a ingresar a los Yuyuan Gardens, localizados practicamente a un costado de los bazares, dentro del centro antiguo de la ciudad de Shanghai. Los jardines son considerados como uno de los mejores en toda China. Los Yuyuan Gardens fueron creados originalmente alrededor del 1559 como jardines privados de un alto oficial de la Dinastía Ming, y en el transcurso de los siglos han sufrido invasiones, guerras y deterioros, quedando en un estado muy deplorable tras la ocupación japonesa de 1942 en la Segunda Guerra Mundial. El gobierno de Shanghai los restauró entre 1956 y 1961, abriéndolos ese año al público general y declarándolos monumento nacional en 1982.

Los jardines cuentan aproximadamente con 2 hectáreas de terreno y permiten una caminata sumamente relajante (ver fotografías en el blog), alejados del mundanal ruido de la civilización moderna, como un oasis de tranquilidad en medio del caos urbano. Nuestra caminata nos permitió ver estanques, esculturas rocosas, pabellones, plantas nativas, peces dorados del tamaño de tilapias (Lycenia hubiese gustado de saborear uno a la parrilla de tan grandes que eran), cavernas y lagos artificiales, jarrones antiguos, esculturas en forma de dragón, y en fín, todo el arte de la jardinería china en su máximo esplendor! Claro que para un tipo hiperactivo como yo, tanta tranquilidad se puede convertir en desesperación y a la hora y media ya quería buscar nuevamente el caótico ruido de la fantasía urbana, aunque antes de huir hicimos una parada técnica en la antiquísima Casa de Té Huxinting, pues nos habían afamado el té y su ritual. Huxinting se encuentra ubicada en un elaborado pabellón en el centro de un lago artificial dentro de los Jardines, y reposa a manera de isla, conectado a “tierra firme” a través de puentes de madera en forma de zig-zag, los cuales han sido construídos así para confundir a los malos espíritus, quienes únicamente pueden conducirse en línea recta.

Me gustaría dar buenas referencias acerca del ritual del té. El té en sí estaba muy bueno. Probamos té verde y de jazmín, pero el proceso de preparación y las explicaciones a su alrededor me parecieron sumamente escuetas. Las chinas se veían como fastidiadas de estar repitiendo el proceso una y otra vez a turistas occidentales, lo cual considero una lástima pues es una excelente oportunidad para compartir su cultura con el exterior (aunque lamentablemente los chinos quieren imitar a Occidente, perdiendo poco a poco sus costumbres milenarias). Me imagino que esperaba una ceremonia más parecida a la japonesa y menos comercial, y probablemente eso se puede encontrar más en el interior de China y no en las grandes ciudades.

lunes, 27 de octubre de 2008

El Jin Mao Tower


Casi a la fuerza los he traido de nuevo a Shanghai para poder continuar el relato de nuestra visita por la jungla de cemento. En qué nos quedamos? Si, estábamos con Lycenia en Pudong, viendo como las chinas se volvían locas comprando en Zara... También recordaran que a la “niña” no le gustan los edificios, pues no los ve como símbolo de progreso si no como destrucción al medio ambiente... Pero claro, a dónde la llevó Walter a continuación en nuestra historia? Al Jin Mao Tower por supuesto!!!

Hasta mediados del 2007, el Jin Mao Tower era el rascacielos más alto de la China continental, superado durante los días de nuestro viaje en altura por el Shanghai World Financial Center, edificio vecino que le comió el mandado y que convenientemente construyeron a la par como muestra de lo grande del ego humano. Lo cierto es que el Jin Mao Tower sostuvo su título desde que se completó en 1999. El diseño estuvo a cargo de la firma de una firma de arquitectos en Chicago llamada Skidmore, Owings & Merrill, quienes la erigieron siguiendo un modelo tradicional chino de la pagoda de niveles. El edificio alberga diversas oficinas y el Shanghai Grand Hotel Hyatt. Un título que la torre aún conserva es el del hotel más alto del mundo, refiriéndose a términos de distancia desde el nivel inferior hasta las alturas, ya que el Grand Hyatt ocupa los pisos del 53 al 87 con una oferta de 555 habitaciones bajo el concepto cinco estrellas. El Jin Mao ofrece un mirador cubierto en el piso 88 (su piso superior) llamado “The Skywalk”. Cómo podíamos dejar de visitarlo?

Esa misma semana habíamos estado ya en el John Hancock Center en Chicago. Porqué no repetir la experiencia de las alturas al otro lado del mundo? Obviamente yo le pagué la entrada a Lycenia en lo que ella estaba en el baño para asegurarme que no se fuera a escapar, aunque ya a esas alturas estaba resignada a que íbamos a subirlo. El mirador ofrece una impresionante vista de la ciudad, la cual se extendía en todas las direcciones hacia un horizonte de concreto interminable, por lo menos para el ojo humano. A nuestros pies estaba el Río Huangpu y el Pearl Oriental Tower, pero lo más impresionante lo constituía la fantasmagórica visión de la construcción del Shanghai World Financial Center, el cual estaba lo suficientemente cerca para notar la actividad de las gruas mecánicas erigiendo a la Babel moderna, donde las nubes rodeando las máquinas nos recordaban el desafío del hombre contra las alturas. Pero aparte de la vista exterior, el mirador ofrece en su estructura central una vista interior del atrio del Grand Hotel Hyatt, que va del piso 56 al 87, convirtiéndolo en uno de los más altos del mundo (siendo el más alto el del Burj-Al-Arab en Dubai). El atrio aparecía bajo nuestros pies como un espejismo de la arquitectura moderna.

Qué mejor para afirmar la verdadera fantasía urbana de un domingo a las 5:30PM que tomarse un martini en el bar más alto del mundo? El Cloud 87 Bar está ubicado en el piso 87 del Grand Hotel Hyatt y ofrece la misma espectacular vista del mirador, pero degustando un Bombay martini, maní salado y un cómodo asiento para sentirse como en casa... Lo malo es que para llegar del piso 88 al piso 87 no hay libre tránsito para sus visitantes! Así que tuvimos que bajar a la planta baja, para luego subir en un ascensor expreso al lobby del hotel en el piso 54, para conectar con otro ascensor interior al piso 85, y otro ascensor más al piso 87!!! Wow! Teníamos sed cuando llegamos a nuestro cometido, aparte de que ya había hecho que Lycenia subiera por tercera vez a una estructura alta en cuestión de un par de días (y ahí mismo le prometí que era la última vez en el viaje que la llevaba a un edificio alto!). El bar es oscuro y la decoración es muy parca... pero quién necesita un lugar Chill-Out cuando la vista es el principal personaje de una obra teatral? Nos quedamos descansando en el lugar por un par de horas, viendo como los colores del cielo cambiaban de tono y ver el despertar de las luces de la ciudad. Es una de las experiencias más interesantes que tuve en el viaje, pues no siempre se tiene la oportunidad de tomar una copa en el piso 87 de un edificio!

miércoles, 22 de octubre de 2008

Fantasia Urbana en El Salvador

Si, lo se. Había desaparecido casi por un mes del mundo cibernético, así que no se pueden quejar mis lectores a la fuerza, ya que les he dado un descanso visual a mis “no-solicitadas” historias. La razón de no haber podido escribir se debe a dos factores primordiales: de repente de me duplicó el trabajo en el mundo corporativo cuando una compañera se fue de maternidad y además llegó la época navideña en todo su esplendor con todos los compromisos sociales que eso conlleva. Pero heme acá tratando de poner al día nuestra historia, además de como siempre compartir con ustedes algunos de mis superfluos pensamientos de buena filosofía de la calle de un hombre de clase media que trata de emular a un ciudadano del mundo a través de sus experiencias de viajes, y quien trata de compartir esas historias con un público cibernético que no se sabe si de verdad lo leen o lo envían directamente a los “deleted items” (ja!). En esa emulación de ciudadano del mundo me he dado cuenta que cada día me hago más “cholleta” (traducción: que se me están cayendo los tornillos poco a poco) y llegué a finales de noviembre a la conclusión que he creado en San Salvador una especie de “fantasía urbana”.

OK... Ya estarán diciendo, hoy si se le cayó uno más!

Traté de buscar en Internet si existía alguna definición concreta de dicho término, pero solo lo encontré como un género de película que combina la ciencia ficción con la infraestructura del mundo urbano moderno (tipo “The Matrix”). Ante la carencía de una definición “oficial” cibernética, pues compartiré con ustedes mis impresiones mentales al respecto (“realmente tenemos opción?”).... Con “fantasía urbana” me refiero a una serie de lugares, eventos, restaurantes, grupos de personas, paseos y rutinas que sin querer diseñé para darme la impresión de vivir en algún lugar del mundo donde realmente están pasando cosas. Y como una vez mencioné en estos mismos escritos, vivo a veces en San Salvador como si fuera un ex-patriado en mi propio país, muchas veces alejado de la familia, como un ser demasiado independiente para el gusto de mucha gente y que siempre se sale con la suya, así que no es extraño que trate de gozar lo más “internacional” que la ciudad me puede ofrecer. Pongamos el ejemplo más obvio: Mai Thai.... Mi buen amigo Jacobo me dijo hace unos meses cuando conoció el lugar que en ese momento estaba entendiendo mis escritos, pues el lugar era como un rincón del mundo en El Salvador.... Jacobo, esa es la mejor ilustración que me has dado de lo que considero como fantasía urbana. En esa categoría califican lugares como La Enoteca, el Museo de Arte con su Café Punto, la misma Ventana, el Cafe Sunzal, entre otros... La revelación acerca del término llegó con un Bombay Martini en mano conversando con Nelson y Luis dentro del mismo Mai Tha... Y claro, pensaran al igual que el servicio secreto que fue bajo la influencia de la sustancia estimulante y embriagante, pero fue más bien como una revelación de porqué me mantengo dentro de los mismos lugares, que son como mis zonas de comfort, pero donde todos son bienvenidos!

La revelación llegó casi al mismo tiempo que la penúltima semana de noviembre del 2007, la cual, aparte de demasiado Mai Thai, trajo: una cena de gala de Royal Caribbean, la cena de Acción de Gracias, la cita perfecta (con una amiga, así que fue casi perfecta), y la fantasía urbana en su máxima expresión a través del evento Centroamérica Moda en los jardines del Museo de Arte (MARTE), donde la luminaria de la noche fue la diseñadora salvadoreña Francesca Miranda, quien montó un desfile de modas de calidad mundial, al estilo de las pasarelas en Milán y presentar su colección masculina primavera/verano 2008, y sus espectaculares trajes de noche en la colección femenina. Los demás diseñadores de la región no mostraron nada precisamente original o innovador, y la calidad de las prendas daba mucho que desear. Anyway! Al terminar el desfile, decidimos ir a comer a Mai Thai, que era la alternativa más decente a las hamburguesas a esa hora (1045PM) y cual fue nuestra sorpresa que el “after-party” del evento era ahí mismo, así que terminamos en medio de las modelos y los diseñadores, y a un paso de sentarnos en el VIP con Rebeca Dávila, quien ya nos había ofrecido presentarnos a la Lupita Jones, ex-Miss Universo mexicana, pero que prudentemente decidimos no aceptar para no estar de metidos en medio de las platicas inocuas del mundo de la moda. Esto señores es a lo que me refiero con la fantasía urbana!

Y no voy a entrar en detalles acerca del mes de diciembre, pues nunca terminaríamos, aunque si voy a enumerar la serie constante de eventos, incluyendo el recital de mi mamá en la Alianza Francesa, el “Bring a Friend” en Vittorio’s, el concierto de Timbiriche, la reunión navideña de la Cofradía del Eterno Gozo, un total de tres cenas en casas de amigos para celebrar la Navidad, tres celebraciones de cumpleaños (dos fiestas en la ciudad y una barbacoa en “La Hacienda”), la llegada de mi prima de Australia y la inauguración del nuevo edificio de TACA en Santa Elena (que eso si fue una completa fantasía urbana, con faunos y hadas recibiendo a la concurrencia y fuegos artificiales como toque dramático). Y claro que es normal que haya muchos eventos en esta época del año, y probablemente son mucho más usuales e intensos si se vive en Nueva York, Vienna, Shanghai, Roma o París, pero en San Salvador los vivimos en una menor escala y con limitantes de infraestructura. Pero lo bueno es que es un San Salvador globalizado, pero donde paralelamente coexiste un mundo donde aún se tiran piedras y palos entre vendedores ambulantes y agentes policiales de la alcaldía capitalina como una lucha eterna por espacio del sector de comercio informal. Nos falta mucho para llegar al estátus de ciudad segura y cosmopolita. Mientras tanto, pues vivamos la fantasía urbana!

Dice Andrés Oppenheimer en su libro “Cuentos Chinos”, que el problema por el que América Latina no despega del tercer mundo es por sus gobiernos de corrupión, donde no importa si son de izquierda o de derecha, liberales o convervadores, populistas o medio fascistas, el resultado siempre es similar: un caos social! En ese mismo libro, Oppenheimer compara nuestras tierras con el ejemplo de la “China Comunista”, la cual se convirtió durante la última década en una nueva potencia económica mundial y en un enorme mercado de consumo para la nueva case media emergente, todo a raíz de una liberalización del capital y de los negocios, que los ha llevado en menos de 5 años a construir una especie de Manhattan en el área de Pudong, con sus rascacielos, centros comerciales y centros financieros. Shanghai no representa ninguna fantasía urbana. Es una ciudad real. Muy real. Solo la película “Ultraviolet” (parte del género cinematográfico de la fantasía urbana que mencioné al principio) se aprovecha de Shanghai como un escenario hollywoodesco para mezclar la realidad urbana con un futuro imaginario sumamente operatico. Fantasía Urbana?

domingo, 19 de octubre de 2008

Compras en China?

Seguimos caminando y nos encontramos de frente con un enorme centro comercial! “Ay”, dijo Lycenia, “vamos a ver que venden en las tiendas chinas”... El Super Brand Mall en Shanghai (http://www.superbrandmall.com/index/index_en.asp resultó ser el centro comercial más grande de toda China, con 10 pisos de altura y tiendas especializadas en moda, decoración, joyas, cosméticos, accesorios, etc... Y pues las tiendas “chinas” resultaron ser: Zara, Mango, H&M, Benetton, C&A, Next, Toys R Us, y cualquier nombre o marca internacional que se les pueda ocurrir! Y los chinos si que compran! Un buen pasatiempo en todas partes del mundo! Y puedo dar fé que hay filas enormes de gente en los probadores y cajas de Zara, acá, en España y hasta en la China! Las chinas estaban vueltas locas probandose la reciente colección de otoño del Grupo Inditex! Por nuestro lado no compramos nada, pues para que comprar Zara al otro lado del mundo? El mall cuenta además con un enorme complejo de salas de cine, restaurantes de todo tipo y un gigantesco food court.

Centro Europa 2006