jueves, 18 de junio de 2009

Happy Hour en Face!

Decidimos probar suerte como si fuesemos locales y tomamos el Metro. El mapa mostraba que nuestro destino estába a cinco estaciones de People’s Square, con lo que descubirmos lo fácil que es utilizar el Metro en Shanghai pues todas las indicaciones están tanto en mandarín como en inglés. En menos de veinte minutos nos encontrábamos caminando en otra área de la ciudad, con estructuras muy europeas, supuestamente al estilo Tudor, aunque personalmente no recuerdo nada impresionante. El área tiene muchas tiendas al estilo boutique y de marcas especializadas, con lo que su servidor terminó comprando una camiseta en la Tienda Quicksilver de Shanghai y Lycenia finalmente se compró su blusón de inspiración oriental (fondo color blanco, flores en tonos rosas, rojos y grises, cuello chino... Causó sensación entre todos los pasajeros el día que decidió estrenarlo en su vuelo trans-polar de regreso hacia América).

Lo que me gustó de las calles de la Concesión Francesa fue el contacto directo con gente que vive y opera en la ciudad, lejos de la marca del típico turista. Realizamos una caminata de por lo menos unas dos horas, comenzando con una parada técnica para refrescar la sed en el Hotel Ruijin Guest House, que comprende de un complejo de edificios más parecidos a un campus universitario que a una zona hotelera, eso sí con muchas árboles y zonas verdes, en medio de lo cual se encuentra un bar muy colorido llamado “Face” (donde obviamente Lycenia fue llevada sin conocer mi negra intención de un “happy hour”, cuando se dió cuenta que era un bar al que la había llevado, solo se limitó a decirme: “si es que solo vos podes hacer tours donde hay un bar incluído en el camino”). Nos sentamos en unas vistosas sillas de mimbre con vista al extenso jardín del hotel. Prontamente nos llegaron a pedir la orden: Tsing Tao, por favor! (Lycenia no tomó nada pues seguía empanzada con su té verde con pelotitas de arroz). Face está ubicado en una impresionante casa de campo en medio del complejo hotelero, y su interior contiene una interesante decoración de influencia india y tailandesa, aparte de las muy de moda carpas de colores al estilo marroquí que aparentemente dominan las tendencias de la ciudad. Un lugar sumamente relajante para ver parte del atardecer y recuperar energías antes de nuestra incursión nocturna. Era nuestra última noche en Shanghai!


Después de preguntar por señas por la salida del hotel, fuímos a dar a una avenida secundaria, en la cual nos encaminamos hacia el mercado (con mapa en mano, claro está). En el camino nos encontramos con el hospital y la escuela de medicina, en donde nos llamó sumamente la atención que los enfermos estaban paseando por las calles de sus alrededores haciendo cosas cotidianas como comprar el periódico, ordenar un café o sencillamente caminar al mismo tiempo que conversaban con amigos o parientes. Cómo reconocíamos que eran enfermos del hospital? Bueno, su especie de pijamas de manta blanca muy típica del mundo médico los delataba. Dejan salir a los pacientes a la calle en San Salvador? Nunca he visto nada parecido. Tal vez a los jardines del hospital, pero nunca a la calle (me imagino por el miedo de que se vayan sin pagar!)... Si es costumbre china o no, eso no lo sé... Puede ser sencillamente algo normal en otras partes del mundo, pero en mi pueblo parroquial no lo es.


Continuamos nuestra caminata con destino al mercado húmedo de la Calle Taikang Lu, y en el camino (unas 6 cuadras) pudimos observar cualquier cantidad extraña de tiendas de todo tipo, dirigidas principalmente para el mercado local, donde en sus vitrinas podíamos observar desde zapatos de todas las formas y colores inimaginables, hasta flores, artesanías, cuadros, vestidos y por supuesto andaderas para adultos, estetoscopios y maletines para doctor, por aquello de la cercanía a la escuela de medicina. Claro que fue más pintoresco llegar al mercado y no reconocer la mitad de las verduras o animales en venta dentro del lugar. En China les llaman “wet markets” (mercados húmedos) por la costumbre local de comprar los alimentos lo más frescos posibles, por lo que pescados, camarones, calamares, anguilas y hasta culebras, se exhiben en gigantescas pesceras o cubetas, donde el comensal puede escoger a sus víctimas para prepararlas durante la suculenta cena. Al lado del mercado nos encontramos con un largo, estrecho y pintoresco pasaje peatonal llamado Taikang Lu Art Street, el cual contiene establecimientos de pequeños comerciantes, quienes han abierto cafés, galerías de arte, tiendas de artesanías locales o regionales (incluyendo del sudéste asiático) y algunas coloridas boutiques.

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Centro Europa 2006