lunes, 9 de marzo de 2009

El Museo de Shanghai


People’s Park es un pequeño pulmón de naturaleza dentro del abarrotado conjunto de edificios y autopistas que conforman Shanghai. Sus bosques y lagos artificiales sirven como un oasis visual en medio de la jungla de cemento. Lo interesante contra las iniciativas “verdes” es la ubicación dentro del parque de dos estructuras inmensas, las cuales posan una frente a la otra como escenario principal de la vida política y cultural de la ciudad: la oficina del gobierno municipal de Shanghai y el Museo de Shanghai, siendo la primera un impresionante edificio cuadrado de unos 20 pisos de altura y por lo menos 3 cuadras de largo.

Entre ambos edificios hay una calle de alta circulación vehicular donde nuestro taxista nos abandonó como el punto de entrega para entrar al Museo de Shanghai, el cual se presentaba ante nuestros ojos con una gigantesca plaza, donde las líneas curvas y las formas geométricas jugaban un papel visual fundamental. El edificio del museo es redondo en su parte superior, con una base cuadrada, simbolizando la antigua percepción china del mundo: “cielo redondo, tierra cuadrada”....
Hicimos una visita de sus instalaciones de un poco más de una hora, admirando su colección permanente de instrumentos de bronce, esculturas, vasijas de cerámica, estatuas de Buddha, pinturas antiguas, caligrafía, sellos, monedas, muebles de las dinastías Ming y Qing, así como artes populares de diversas regiones de China., todo repartido en cinco niveles alrededor de un altísimo lobby central... Para ser un miércoles al mediodía el museo estaba a reventar de gente, entre turistas, locales y hasta un numeroso grupo de estudiantes adolescentes chinos, probablemente en alguna excursión de la escuela, y que rápidamente invadían los salones de exhibición sin supervisión adulta de ningún tipo (creando una especie de caos dentro de la rigidez propia que un museo puede tener).

La parte de escultura religiosa captó más nuestros sentidos que el resto de las exhibiciones, con sus Buddhas antiguos de todo tipo. Después de media hora de estar viendo jarrones y ollas de bronce de diversas épocas, y peor al ver sellos y monedas antiguas, lograron acelerar nuestro paso dentro del museo. No me crean ignorante, pero si no se es un erudito en caligrafía china antigua o en sellos imperiales, cuánto tiempo creen que podrá mantenerse el foco de atención? Sobre todo con hambre! Recuerden que era mediodía!

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Centro Europa 2006