martes, 1 de mayo de 2007

El Gran Tour por los Estados Unidos



Esto es parte de lo que escribi en mi proyecto original en agosto del 2003. Espero lo disfruten!

En las fotos:
1) Mi hermana, mi cunado Guillermo y mi sobrina Alex
2) Con Samer en Monument Valley
3) Con mi hermana a bordo del Queen Mary 2

EL GRAN TOUR AMERICANO
No se como comenzar esta historia... Primero porque estoy impresionado por la cantidad de respuestas que recibí de parte de ustedes a un solo día de haber escrito el prólogo de mi proyecto y no sé que hacer, si comenzar mi relato o agradecerles a todos por el apoyo que me están dando. Creo que esto será muy interesante para el público no cibernético que algún día pueda leer estos párrafos.
Además he encontrado mucha calidad literaria en sus respuestas, calidad casi poética en algunos casos. Y en otros casos me ha alegrado ver un par de líneas, sobre todo que se han tomado el tiempo en sus ocupados días de trabajo para enviarme algún comentario. Me gustaría incluir todas las cartas que me envíen, pero por razones de espacio y de tiempo para todos nuestros lectores que sí son cibernéticos, voy a referirme a la respuestas que más me hayan llegado al alma en el día que escriba nuevas líneas o que estén en relación directa con el relato.
Y creo que esto me ayuda a empezar la narración de forma más fácil, ya que la carta que más me sorprendió hoy está íntimamente relacionada con el título del relato. Se trata nada más y nada menos que una carta de mi hermana.
Sí... Para los que no lo sabían, tengo una hermana. Su nombre es Aziyadeh y vive en uno de los múltiples suburbios de Los Ángeles, California. Dándoles una breve recapitulación acerca de mi familia.... Yo soy el menor de 3 hermanos, y por lo tanto en algún momento fui el consentido de la casa. Cuando menciono que soy el menor, mis hermanos son 13 y 11 años mayores que yo, siendo mi hermana la mayor (OOPS, Espero no le moleste estar publicando su edad)
Mis papás se casaron en 1955 de una forma que ustedes no creo que hayan escuchado... Tenían 3 años de novios y se habían conocido cuando ambos eran estudiantes de colegio. Mi mamá (Aziyadeh) iba al Colegio Guadalupano y mi papá (Héctor) al Liceo Salvadoreño.
Bueno, la historia es que mi papá se fue a estudiar Ingeniería Eléctrica a Los Ángeles, California y eso fue en el 1955. Como en teoría estaban muy enamorados (eso es tema de otro capítulo) decidieron casarse, pero mi papá iba a ir primero a iniciar su semestre de estudios. Los tiempos eran diferentes y había forma para los estudiantes de casarse y mantener una familia... Antes de irse, mi papá le pidió matrimonio a mi mamá, pero no había tiempo de hacer arreglos, así que le tuvo que dejar un poder legal a una persona que para mí es completamente desconocida.
En algún momento del año 1955, la mía madre fue a firmar un acta de matrimonio ante un abogado, casándose con Héctor Ávila y fue un hombre XX (por lo menos para mí) el que firmó en nombre de mi padre. Yo en lo personal no conozco a nadie más en El Salvador que se haya casado por poder... Aunque alguien me dijo hace poco que conocía un caso similar.
Para continuar el relato (en el que me fui muy atrás en el tiempo sin querer), a finales de 1955 mi mamá estaba volando de San Salvador a Los Ángeles para reunirse con su futuro esposo. Ya se había casado por poder, pero aún faltaba el matrimonio religioso. Todo estaba planeado para el 12 de noviembre de 1955. En esa época que el jet aún no había invadido los cielos y que volar era un privilegio de pocos, mi mamá se embarcó, probablemente en Pan American Airways (que era la que controlaba Centroamérica) en un viaje que duró prácticamente tres días. Primero voló a Ciudad de México, a donde se hospedó en la casa de Doña Julieta Carreras, escritora cubana de mucho renombre y que había sido la amante de mi abuelo, Gilberto Gonzáles y Contreras, prestigioso escritor salvadoreño, de quien probablemente he heredado las facultades literarias. Doña Julieta había sido la causante del divorcio de mis abuelos maternos, y estamos hablando de los años cuarentas. Se imaginan el escándalo en esa época! Mi abuelo se fue a vivir con Doña Julieta, una mulata de mucha belleza, a la Ciudad de La Habana. Lamentablemente a principios de los cincuentas mi abuelo falleció y Doña Julieta se mudó a Ciudad de México.

Cuando mi mamá vio que el viaje era tan largo, y que tenía que quedarse en México a dormir, contactó a Doña Julieta. Realmente mi madre no le guardaba ningún rencor, ya que todo el escándalo del divorcio sucedió cuando ella era una niña muy pequeña y además estuvo lejos de todo el problema, ya que la dejaron viviendo con mi bisabuela, Doña Herlinda Sandoval viuda de Duarte, en la ciudad heroica de Santa Ana (Capital del Mundo, Sucursal del Cielo) Mi mamá siempre describió a mi bisabuela como Sara García en la película “Los Tres García”. Una mujer muy fuerte, que había sacado adelante a sus hijos trabajando con mucho esfuerzo en un mundo dominado por los hombres (principios del siglo XX)

Para no alejarme más en el tiempo, regresaré al viaje de mi mamá... Doña Julieta la acogió con los brazos abiertos y la acomodó en una habitación donde tenía muchos objetos que habían pertenecido a mi abuelo. Mi madre aprovechó su estancia en Ciudad de México para realizar compras para su boda y para conocer algunos de sus encantos: Bellas Artes, el Zócalo y por supuesto, como buena guadalupana, la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Doña Julieta la atendió a cuerpo de reina.

Mi mamá siempre recuerda, como una de las ironías del destino, que la misma mujer que se llevara a su padre lejos de los brazos de su madre, fuese quien le ayudara a comprar su ajuar de novia durante su estancia en Ciudad de México.

Tras despedirse de las tierras del mariachi y del tequila, mi mamá prosiguió su viaje hacia Los Ángeles, que duró un día completo desde Ciudad de México y en el que tuvieron que hacer una escala técnica en Mazatlán para abastecerse de combustible y donde ella siempre recordará el color azul turquesa que tenía el océano viéndolo desde lo alto de su avión de hélices.

Para hacerles el cuento corto, mi mamá llegó a Los Ángeles, cuando no había salvadoreños en masa. California era una tierra prometida para mucha gente en Estados Unidos y la famosa “Route 66” que era una carretera que conectaba Chicago con Los Angeles, era un lugar vibrante para todo aquel que fuese a buscar la nueva fiebre del oro, que no era nada más y nada menos que un mejor clima que los estados de más al Norte.

Mi mamá llegaba por otras razones... Llegaba para casarse. Y así lo hizo el día 12 de noviembre de 1955.

¿Qué tiene que ver esto con mi historia?
Bueno.... El día 3 de diciembre de 1956 (digo fechas exactas, pues sé que los mal pensados se pondrán a hacer cuentas), estaba naciendo mi hermana en un hospital de Los Ángeles.



Mi hermana es gringa... Nació en L.A.
Mi hermano y yo somos guanacos... Nacimos en El Salvador.

En los sesentas, mis papás se regresaron a El Salvador, aunque siempre tuvieron varios intentos fallidos de regresar a vivir a los Estados Unidos (yo tengo mi propia opinión de vivir en ese país, que la compartiré en otra ocasión)
Mi hermana creció en El Salvador y se casó dos veces en El Salvador. Tuvo 1 hijo y 2 hijas. Y en el año 2000 a su esposo (mi cuñado Guillermo), lo trasladaron a California por parte de su trabajo y fue así como ella fue a dar de regreso a la ciudad que la vio nacer. Mi hermana, mi cuñado y dos sobrinas viven ahora en Upland, California... Un suburbio que lamentablemente queda a una hora de camino del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles.

Mi hermana es como una madre para mí. Me hace mucha falta. Así que cada vez que tengo oportunidad, voy a visitarla. Y ella sabe que yo detesto Los Ángeles. Es una ciudad sin carácter, donde todo el pueblo salvadoreño se ha volcado para poder dolarizar la economía del pedacito de tierra que llamamos El Salvador.

San Salvador, nuestra capital, tiene 1.6 Millones de personas.... Los Ángeles tiene 1.2 Millones de salvadoreños. Se puede decir que la segunda ciudad en importancia en El Salvador es Los Ángeles y si los gringos se descuidan se puede convertir en la principal ciudad de nuestro país.

Voy a tener que saltarme nuevamente en mi historia.... En el año 2001 conocí en Buenos Aires a un argentino que me tendió la mano y me mostró los encantos de su ciudad durante un viaje de trabajo que tuve por el término de 3 semanas. Su nombre es Daniel. Él vive ahora en San Francisco, California... En una de las platicas que sostuvimos en Buenos Aires, Daniel me contaba que uno de los viajes más fascinantes que había hecho con un amigo de él había sido a través de Arizona. Recuerdo que me mencionó que había paisajes de película y que era un lugar sumamente interesante para visitar.
Desde entonces me quedó la espina de conocer un poco más de dicho estado y siempre desde antes había planeado visitar el Gran Cañón del Colorado (que en 1997 en un viaje que hiciera con María Isabel a Colorado Springs, Colorado, me di cuenta que quedaba en Arizona!)

Si alguno de ustedes recuerda, en febrero estaba indeciso entre ir a Cuba o al Gran Cañón y Arizona... Y terminé en La Habana para Semana Santa... Pues siempre quedé con la curiosidad de realizar el otro viaje. El problema del Gran Cañón es que queda lejos de TODO! Tenía que buscar un punto desde donde poder llegar

En mayo fui a visitar a mi hermana a Los Ángeles y sin que ni para que se me ocurriera la idea de combinar una visita a mi familia con el viaje que quería hacer. Siempre había escuchado hablar del famoso “Road Trip” americano en el que van de estado en estado y me entusiasmó la idea de rentar un auto y tomar la libertad de la carretera. Mi buen amigo Samer me podría acompañar. Y fue en esa visita en mayo que le dije a mi hermana... Quisiera venir en verano, rentar un auto, pasar unos días por acá y luego manejar a Las Vegas, al Gran Cañón, a Monument Valley, a la Reservación de los Navajos, para luego regresar acá o ir hacia San Francisco!

En febrero anterior, en otro viaje que hiciera a Los Ángeles, llegó a mis manos una revista de “Frommer’s Budget Travel” que daba consejos de como realizar un viaje por Arizona, exactamente en los lugares que quería visitar en un término de 4 días (por eso me gusta comprar ese tipo de revistas)

Y es así como surgió la idea original, de lo que terminé llamando como “El Gran Tour Americano”. Un viaje incluyendo dos grandes metrópolis de los Estados Unidos, como ciertos lugares que son casi una peregrinación para mucha gente en ese país: Las Vegas y el Gran Cañón. Además me permitiría conocer de cerca un poco más la cultura de las reservaciones de los indios Navajo y Hopi.
La idea había nacido.

Continuare mi historia otro día.
Por el momento, quiero compartir dos de las cartas que recibí hoy:

La primera, de mi hermana... Cuando vi que me había escrito, pensé que era para regañarme por la locura de escribir historias por Internet, y en cambio encontré este mensaje:

“Hermano Mío:
Creo que la decisión que ha tomado de compartir sus experiencias con todo aquel que esté interesado, es excitante, ya que muchas personas lo que necesitan en estos momentos es culturizarse...educarse.

Con mucha tristeza me he dado cuenta que muchos de nuestros amigos, familia o conocidos ( no importando profesión o posición social) no tienen tópicos de conversación por la falta de interés para gozar de una buena lectura; muchos viajan, si.... pero para entrar en la sociedad de consumo del país al que se dirigen, no se detienen en ningún momento a conocer la riqueza que puede ofrecer cada nación en sus paisajes, monumentos, museos, conocer el pasado sobre el origen de muchas culturas algunas ya desaparecidas, en fin... y como Usted dice muchas de estas diversiones son prácticamente gratis o un costo mínimo para darle mantenimiento al lugar, tristemente para muchos el mundo inicia o termina en los parques de diversiones....

Siga adelante que no lo detenga nada, y que no le importe a quien le gusta o a quien no, ya que siempre he pensado que la mayoría de la gente no tienen la suficiente confianza en si mismos como para expresar sus ideas por muy locas que sean, por el miedo al que dirán o que pensaran de mi...... temor a compartir su experiencias o sus locuras..... temor a experimentar!!!!!!

Así es que mándeme todo..... todo lo que publique.

Pasando a otra cosa.... Josed esta aquí y le manda muchos abrazos.... con cuanto tiempo de anticipación le tiene que hacer la reservación para que se regrese a Washington, se va ha regresar los primeros días de septiembre pero todavía no sabe que día.

Enséñele a mi mami como usar Hotmail para poder tener chat con ella... va a ser mas barato.

Ok... contésteme para decirle al Gordo lo de la reservación

Démele abrazotes de oso a Samer...... todos todos quedamos encantados con él, ojalá que pueda venir mas seguido

Besos y abrazos de su Hermana”
Por último, para no aburrirlos más... La carta de mi amigo Daniel, el argentino:
“Me parece es-pec-ta-cu-lar tu idea de plasmar en la pantalla tus vivencias y compartirlas con los que te queremos. Si, es una forma de conocernos mejor y de cultivarnos.

Así que al final fuiste a Arizona, viste que bárbaro el Cañón del Colorado!!!

Se te queda tiempo, entre el trabajo, los viajes, la casa, el perro, la familia, etc., etc., etc.
que ve de hacer un taller literario o por lo menos de escritura básica para el mundo cibernético.

Y publicarlo??? Ya lo estas publicando capítulo a capítulo. Ya encontraras la forma de hacerlo. Nunca sabes donde te lleva el destino, o para donde lo estas construyendo.

Me parece genial y para el titulo dejáme pensar un poco o mejor, sentir como quieren ser llamados tus párrafos.

Un abrazo grande

Daniel”

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