martes, 27 de noviembre de 2007

Flashback: Helados frente a la Fontana di Trevi en el Invierno del 2002

El famoso abrigo color camello protagonista de esta historia

Sigamos con la degustación de la ciudad, y retomemos la Fontana de Trevi como punto de partida en nuestra exploración!... Tras caminar tanto, con el extraño calor de abril (los mismos romanos nos dijeron que era un clima completamente inusual) y viendo las cascadas en la fuente bañando las esculturas de dioses y seres marinos, por supuesto que nos dieron ganas de refrescarnos... Y que mejor para eso que un auténtico gelato italiano (helado, sorbete, o como se diga en sus respectivas tierras). Ubicada en la esquina derecha de la Fuente (si se ve de frente), esquina opuesta a la tienda de Benetton y en frente de donde permanentemente se mostraba una escultura viviente simulando a la Estatua de la Libertad en Nueva York (me imagino que muy conveniente para recibir propinas, por aquellos de los que “añoraban” su tierra natal), pues ahí hay una gelatería que no se si venderá los mejores helados de Roma, pero que es muy conveniente para hacer una parada técnica y endulzar un rato nuestros sentidos.


De hecho, en mis múltiples viajes a Roma, siempre regreso a comer un gelato en ese lugar, y es más por razones sentimentales... Cuando con Lycenia en el 2002 escaparamos hacia Roma huyendo del frío irlandés, llegamos a la Fontana di Trevi y descubrimos por primera vez esta gelattería. “Ay, que bueno, comámonos un sorbete!” fueron las palabras de Lycenia en aquel momento.... Tengo que advertirles que la historia mostrará una faceta de “Pato Donald” que me han atribuído algunos amigos en más de algún momento. Para entender el conexto, retomemos mi abrigo color camello comprado en Vía Ottaviano. Estaba nuevecito. No tenía ni 24 horas de habermelo puesto.... Además tenía en mis manos un back-pack color negro recién comprado (y después me pongo a criticar a mi mamá), una bolsa plástica llena de botellitas con agua que habíamos conseguido a un módico precio y un largo paraguas rojo, que comprara después del chaparrón de agua del primer día y que cargaba de arriba a abajo, con el karma de que como lo andaba cargando, pues no iba a llover.Lycenia quería utilizar el baño de la gelattería... No había problema, el baño era gratis para los clientes, pero teníamos que pagar los helados antes de que le permitieran su uso. Listo. Sabores? Para mi caramelo... Para Lycenia... CHOCOLATE.



Perfecto... Pagamos, ella pasó a hacer sus necesidades más básicas y yo me quedé ordenando los gelatos en el mostrador. Conos per favore.... Este helado está delicioso!... 2 minutos, 5 minutos, 10 minutos... Lycenia no salía, y algo muy natural de la vida... Su helado se comenzó a derretir... Es más, su helado de chocolate, se comenzó a derretir en mi abrigo color camello... Me había terminado mi gelato y Lycenia no salía... Y yo la esperaba en la callejuela de la entrada, con su helado de chocolate goteando por todas partes... Y....



Yo estaba con mi abrigo nuevo color camello, saboreando un gelato de caramelo y deteniéndole el helado de chocolate a mi amiga en lo que ella podía finalmente usar un baño después de todo un día de caminar y caminar... No contaba la pobre con que la mitad de los turistas de la ciudad habían tenido la misma idea, y que además de encontrarse con una cola de gente casi comparable con la de los Museos Vaticanos, tuviese que soportar el abuso de tiempo de una tipa que tomó más de 15 minutos en salir del único baño disponible del establecimiento.
Por supuesto que ahora puedo contar con conocimiento de causa que es lo que detenía a Lycenia “allá adentro”, pero en aquel momento, cuando su helado comenzó a derretirse, lo único que se me venía a la mente era “qué tanto hace en el chele-bocón” (traducción para los extranjeros, pues no creo que salga en Wikipedia, “chele” en El Salvador significa “de color blanco”, y bocón... pues que tiene la boca grande. Con esto pueden sacar sus propias conclusiones de mi comentario)... Y la dulzura de mi caracter comenzó a agrietarse con cada minuto que pasaba, y sobre todo después de haberme terminado mi sorbete de caramelo. Recuerdo que en el local tenían una calefacción muy agradable, haciendo que el helado de chocolate se derritiera más rápido... Y como la ira ciega los sentidos, en vez de tirar ese helado y comprarle otro cuando saliera, pues me fui al exterior de la gelatería para que según yo “dejara de derretirse” (proceso ya inevitable). Mi persona se presentaba como un panorama completamente absurdo, y hasta una señora encopetada con un abrigo de piel “de los de verdad”, quien estaba sentada afuera del local, se me quedaba viendo con unos grandes ojos de “no puedo creer lo que hace este idiota”, cuando yo murmuraba conmigo mismo observando al helado de chocolate derretirse en mis manos.


Finalmente apareció Lycenia, a lo que le dije: “Que tanto te tardaste? Acá está tu sorbete.” Y Lycenia, lo tomó en sus manos, pero no pudo reprimir una carcajada al ver este espectaculo tan irreal, lo cual incrementó mi enojo... “Lo hubieras botado” fueron sus palabras, a lo que respondí en buen salvadoreño “Hoy te lo hartas” (para los extranjeros, no es la mejor forma de expresarse... sobre todo con una amiga) y hasta ese momento aún no me había dado cuenta que el abrigo nuevo color camello (comprado el día anterior, no tenía ni 24 horas) tenía manchas de chocolate en diversos puntos muy visibles... En ese preciso instante es cuando me dió el efecto “Pato Donald” y comencé a caminar sin un rumbo específico, invocando a los cien mil demonios, y Lycenia muerta de la risa caminando unos pasos atrás, con su pedazo de gelato en la mano.



Pero no llegué muy lejos, pues si recordaran en la mano llevaba una bolsa plástica llena de botellitas con agua, un enorme paraguas rojo y un back-pack recién comprado pero doblado dentro de otra bolsa de compras, todo lo cual de repente me estorbó y parándome en seco, tiré todas las cosas al piso con el propósito de consolidarlas dentro del back-pack. Mi amiga se quedó de pie a mi lado pero con cierta distancia como para decir “yo no lo conozco”.
Y fue en ese momento culminante del berrinche, cuando percibimos una luz automática que en estos modernos tiempos es sumamente fácil asociar con un “flash” de cámara fotográfica... Y efectivamente eso era... Había una mujer con todo el aspecto de turista, sentada en las mesitas de afuera de un café, justo al lado de donde toda la escena estaba ocurriendo... El flash nos hizo reaccionar a Lycenia y a mi, y ambos vimos a la mujer, quien observó que nos habíamos dado cuenta de su actitud de “paparazzi” y no sabía qué hacer, pues me supongo que por su mente pasó que el “hooligan” que tenía enfrente le iba a romper la cámara o algo peor... Y mi reacción fue completamente contraria, comencé a reir... una risa incontrolable... Lycenia me imitaba ... Me dí cuenta de lo absurdo de todo... La mujer vió mi reacción histérica, y probablemente quizo documentar a un italiano loco, famosos por sus reacciones coléricas en público... Por berrinchudo me habían tomado una foto! Y el enojo se me fue de inmediato!... Estábamos en Roma, a un día del Nuevo Año, disfrutando de lo lindo... Y una turista me tomó una foto, la cual ahora ha de estar adornando un albúm de experiencias de viajes, o un blog, o peor aún, en algún periódico local en Europa bajo el titulo “la histeria italiana por las compras de último minuto”. Y qué pasó con la turista? Sinceramente no se, pues continuamos nuestro camino por otro rumbo.


Creo que con Lycenia hemos contado esta historia a muchas personas y a nadie le ha dado risa... Me imagino que está muy cargada con elementos que me delatan como un ser histérico, aunque quienes me conocen saben que no es mi estado regular si no más bien momentos de “lapsus mentis”. En todo caso es parte de la historia escrita de esa esquina, de la gelatería sin nombre específico, donde regresé en 3 ocasiones más, en 3 años diferentes, una de ellas con Lycenia, y que comer un gelato ahí, recordando lo absurdo de mi historia, es parte del ritual de tirar la moneda en la Fontana di Trevi. Y este viaje del 2007 no fue la excepción... Mi mamá y Mabel escucharon la historia en el propio lugar de los hechos, y posteriormente pedimos un helado por la nostalgia de viajes pasados (aunque mi mamá no probó el gelato, pues dice que la leche le cae pesada, aunque me imagino que el vino espumante no le hace daño, pues a ese nunca le dijo que no).

domingo, 25 de noviembre de 2007

jueves, 22 de noviembre de 2007

De compras por Roma - la cuna de la civilizacion Occidental


Muchos dicen que Roma es cuna de la civilización occidental, aunque la verdad es que copió el modelo griego y lo extendió a través de la cuenca del Mediterráneo, por todo el entonces “mundo conocido”. La gloria del Imperio Romano fue imponer sus costumbres, religión, arquitectura e idioma a muchos pueblos, dejando conceptos que nos llegan hasta la actualidad como lo son el Derecho penal y mercantil, el Senado, los Comicios, entre muchos otros.... Y caminando por el interesante Foro Romano, observando el increíble Panteón, y admirando el majestuoso Coliseo Romano, uno se pregunta... Qué pasó????


Cómo una civilización puede desaparecer así como así? Claro, sirvió de base para muchas cosas, pero del Imperio Romano de los Cesares únicamente quedan ruinas y maleza, que gracias a la conciencia arqueológica de finales del siglo XIX se pudo rescatar lo poco que quedaba y que no había sido reciclado como material de construcción en siglos anteriores. Lo cierto es que Roma (la ciudad) nunca ha vuelto a tener un apogeo como el que experimentó en su momento... Por lo menos político. El único remanente de esa gloria y que también ha perdido impacto mundial es la Santa Sede de la Iglesia Católica Apostólica Romana... Y ante tal declive de poder, a la ciudad y a los romanos no les quedó más remedio que reinventarse; sus habitantes, conscientes de la herencia cultural, política y económica de la ciudad, caminan sus calles con porte y orgullo, conquistando ahora al mundo a través de sus diseñadores, de modas y de interiores. No hay un ciudadano romano mal arreglado: se lucen a sí mismos como una pasarela urbana, con sus mejores galas para uso diario, y sus vitrinas muestran artículos cotidianos adornados con mucha creatividad.


Es fácil para un extranjero sentirse zarrapastroso dentro de la ciudad, y en mi caso era peor pues me iba a reunir con el mundo corporativo romano. Por suerte el Grupo Inditex lleva las últimas tendencias a El Salvador, lo cual me permitió llevar trajes de primavera, zapatos cafés, suéteres rosados, y todo lo necesario para negociar de tú a tú con cualquier profesional de la dolce vita. No iba en plan de compras, pero eso sí, había una compra muy específica que tenía en mente hacer durante nuestra estadía en Roma: aros para hacerme unos anteojos nuevos. Tenía que aprovechar la calidad del diseño que sus orgullosos ciudadanos exigen para seguir exhibiendo el orgullo de su ciudad.


Hace años llegué a la conclusión que si de todas formas tengo que usar lentes, por lo menos que sea algo que enmarque bien mi rostro y que sea de buena calidad. Después de ver en enero a un compañero de trabajo australiano con unos fabulosos aros de Dolce & Gabbana, y tras pasar los 3 años anteriores buscando anteojos nuevos para mi, me dí cuenta que el viaje me brindaba la oportunidad perfecta para ese cambio de “look” que quería para mis permanentes compañeros. Si no los encontraba en Roma, no los iba a encontrar en ninguna parte del mundo. Así que ahí me tienen con Mabel y mi mamà caminando de optica en optica, midiéndome cualquier cantidad de aros, hasta encontrar lo que consideré como los anteojos perfectos, sorpresivamente muy parecidos a mis lentes anteriores: hechos de resina negra, pero más gruesos, en el estilo que Samer hubiese bautizado en algún momento como “mapaches”, por el efecto similar que tienen en el rostro si se comparan con esos animalillos. Opté por un diseño PRADA, en un negocio llamado “Ottica F. La Barbera” (http://www.otticaflabarbera.com/) el cual tenía cualquier cantidad de lentes de todas marcas, precios y tamaños. La marca de los lentes y el hecho que recorrimos media ciudad para encontrarlos, me recordó mucho un viaje a Maui, Hawaii, donde una buena amiga panameña nos hizo andar media isla para encontrar una tienda PRADA y comprarse una carterita miniatura como un auto-regalo innecesario, cosa que le pasé criticando por meses por haber perdido tanto tiempo en su búsqueda! Por eso no hay que criticar, uno no sabe cuando le toca hacer lo mismo. PRADA? Muy bohemio! Ja!


Y lo cierto es que hay cosas que se deben comprar muy en específico en cada ciudad del mundo y en Roma en su lista de compras no deben faltar: artículos de diseñador, sandalias, corbatas de seda, artículos de cuero, vinos y quesos. Si quieren mantenerse del lado barato del espectro, las compras ideales están en Vía del Corso, que comienza en Piazza Venezia (justo donde está el Monumento a Victor Emmanuel II) y termina en la Piazza del Popolo (donde están las iglesias de Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto, que son iglesias gemelas, una a la par de la otra). Esta calle es lo que podríamos considerar el puro centro de Roma y si la recorren en su totalidad, existen oportunidades de combinar compras con visita a fuentes y monumentos (Fontana di Trevi, Panteón, Piazza di Spagna) que quedan dentro de los parámetros aceptables de una caminata no fatigante. La optica de mis lentes estaba ubicada en el Centro Comercial Galeria Colonna, justo a la mitad de la caminata que les recomiendo.... Eso es comprar con estilo! No hay nada más delicioso que ver zapatos, chaquetas de cuero, y objetos de moda, o tomar un café, rodeados de obras de arte, vitrales de muchos colores, columnas romanas al estilo corintio y pisos de mármol, donde la gente bonita de la ciudad se concentra para comentar sus quehaceres del día. El centro comercial tiene muchas boutiques locales a precios relativamente accesibles y de calidad insuperable.


Continuando con las compras, si por otro lado lo que buscan es un artículo de una mejor calidad en el espectro y están dispuestos a invertir cantidades obscenas de Euros en un producto que les durará toda la vida, entonces la calle adecuada para ustedes es Vía Condotti, que comienza en Piazza di Spagna y termina en Via del Corso, y donde encontrarán las casas de alta costura italiana como Armani, Bvlgari, Dolce & Gabbana, Prada, Valentino y Versace. Y tengo que admitir que son muy impresionantes los diseños y la calidad de las piezas por lo que observamos en sus escaparates, pero como por el momento el Grupo Inditex decide las tendencias por mi, y aún no he estado interesado en un traje que me dure toda la vida (algo de rigor para cualquier italiano), mi exploración se concentró en Via del Corso y únicamente compré sandalias y camisetas en United Colors of Benetton, cuya Casa Matriz está en Roma, por lo que se pueden encontrar a precios más o menos baratos (aunque con el cambio del momento a 1.48 de Dólar por un Euro, nada es tan barato como parece).

domingo, 18 de noviembre de 2007

Crucero por el Rio Huangpu, Oriental Pearl Tower y otras visiones de Shanghai

La clasica foto turistica de Shanghai, con el Oriental Pearl Tower desde El Bund


Barcos turisticos sobre el Rio Huangpu
Tormenta sobre Shanghai (que momento para navegar!)

Posando en el barco con el Jin Mao Tower y el Shanghai World Financial Center

Nuestro crucero de una hora por el Rio Huangpu

El Oriental Pearl Tower y el Shanghai International Convention Center desde el barco

Walter haciendo la danza del Sol

Cerdo agridulce con hongos y verduras

Walter a los pies del Oriental Pearl Tower

Super Brand Mall Shanghai

martes, 13 de noviembre de 2007

Shanghai's Bund Sightseeing Tourist Tunnel Ride

Palabras de Lycenia: "Es tan feo que hay que verlo"

lunes, 12 de noviembre de 2007

"Bohemio"


“Bohemio”. Esa es la clasificación que el servicio secreto me otorgara recientemente.
No se si considerarme honrado por que me investigaron bien o si sentirme asustado por que un mundo nos vigila.


Para comprender más mi clasificación oficial, traté de buscar el significado del término en Wikipedia y esto es lo que encontré:
“El término Bohemia aparece por vez primera en el siglo XIX en la obra del romántico Henri Murger Escenas de la vida en bohemia, y hace referencia a toda clase de individuo, especialmente artistas (pintores, músicos, poetas, literatos...) que acostumbran a vivir al margen de la sociedad, ajenos a determinadas normas, tendencias o convencionalismos presentes en ésta. Los lugares de encuentro de la bohemia original solían ser los cafés poco de moda, donde se reunían y se discutían las tendencias, las ideas, la política o cualquier área del pensamiento y la cultura.
Bohemio es alguien que tiene las siguientes caracteristicas: idealista, creativo, musico, artista, filosofo, etc.
Tradicionalmente se figura al bohemio como artista de apariencia despreocupada, poco cuidada, en contraposición a la fijación de gran parte de la sociedad por la ostentación estética y material, aspectos estos que el bohemio suele considerar superfluos y de menor o de muy poca relevancia. Asimismo, la ocupación de la bohemia tiende a decantarse hacia el mundo de las ideas, el conocimiento, la creación artística, el enriquecimiento intelectual, el interés por otras realidades o manifestaciones culturales, etc.
Una imagen que reside en el subconsciente colectivo es la del bohemio perteneciente a la gran ciudad vagando por sus calles, buscando la inspiración en la absenta o en otro tipo de substancias.”


Después de leer la definición concluyo no considerarme al margen de la sociedad ni mucho menos ajeno a normas determinadas. Más bien considero que mi país, El Salvador, está al margen de lo que está pasando a nivel mundial y sus normas se rigen por pensamientos y conductas no acordes a nuestro siglo XXI.
Podré ser creativo y obviamente me gustan las manifestaciones culturales, aunque no creo estar en contra de la ostentación estética y material, más bien los lugares que frecuento están al extremo opuesto de la descripción mencionada. Tal vez de ahí viene el adjetivo “bohemio chic” que anteriormente discutimos, pues me gusta andar bien arregladito.


Y pues en relación a la absenta, este licor de corteza de árbol tiene su venta permitida únicamente en República Checa, Eslovaquia y en Barcelona, y en ninguno de los tres lugares la probé (me dió miedo la reacción que podía tener, o peor aún, que me fuese a gustar), y la inspiración con otro tipo de sustancias me viene únicamente de mis Heineken, mis Chianti, mis Pinot Grigio y mis Bombay Martini, ya que el cigarrillo, el otro de mis vicios, no lo considero como fuente de ningún tipo de inspiración.


Así que no caigo del todo en la categoría de “bohemio”, aunque si presento características al respecto, posiblemente por influencias de mis vidas pasadas (una de las cuales debe haber sido en la Europa Impresionista, en medio de toda esa movida cultural), y la única verdad absoluta acá es que me gusta vivir la noche y aprovecho mis momentos nocturnos para conversar con amigos y amigas acerca de la experiencia de vivir, con cero política y cero religión, ya que cada quien tiene derecho a sus propias creencias, las cuales todos debemos respetar.

martes, 6 de noviembre de 2007

Shanghai!! El futuro, el pasado o el espacio?

Vista nocturna de Pudong desde El Bund: Es el futuro o es el espacio?

Walter en The Bund: Es el Tamesis o es el Huangpu?

The Bund: Edificio HSBC (el de la cupula) y Customs House (con su reloj imitacion Big Ben)

The Bund: Peace Hotel, Bank of China y Yokohama Specie Bank Building

Terraza del Bar Rouge y detalle de las aranas de cristal en la barra

Interior y terraza del Bar Rouge en Shanghai

Vista de Pudong desde la Terraza del Bar Rouge

Lycenia y Walter en la Terraza del Bar Rouge

Con nuestros nuevos grandes amigos estadounidenses (por esa noche) en el Bar Rouge

domingo, 28 de octubre de 2007

La Piazza di Spagna y la Fontana di Trevi

El autor y su mama en la Piazza di Spagna

Aziyadeh y Mabel con las azaleas de la Scalinata della Trinita dei Monti

La Iglesia de la Trinidad del Monte entre los arbustos

Aziyadeh y Mabel frente a la Fuente de Trevi

Durante nuestra visita al Vaticano, en nuestro primer dia en Roma, el ayuno no era un factor importante para el perdón de nuestros pecados aunque estuvieramos en la Casa Matriz del Mero Mero, pues prácticamente eran las 2:30 de la tarde, y por lo menos mis jugos gástricos estaban completamente alborotados. Así que obligué a las señoras a marcharse de la Basílica bajo la amenaza de dejarlas por su cuenta si no me permitían la satisfacción básica de comer. Y así caminamos a los lados de los Museos Vaticanos, hasta llegar a la “Piazza del Resorgimiento”, donde el primer agujero de la pared con la palabra “pizza” sobre su puerta pudo suplir nuestras necesidades, obviamente sin esperar módicos precios ni buena calidad. Era una comida de subsistencia, pero como barriga llena y corazón contento, pues podíamos seguir a donde quisieran! El guía ya no estaba en huelga!

Tomamos desde ahí la Vía Ottaviano, con dirección hacia el Metro Ottaviano, para así desplazarnos hacia otra parte de la ciudad. Era interesante para mi tener tantos recuerdos frescos de la ciudad, y posiblemente con cosas inocuas, pero únicamente en las 4 cuadras de Vía Ottaviano pudimos ver la tienda de corbatas “Andrew’s Ties” (hechas en Milán a pesar del nombre, http://www.andrewsties.com/ ), la tienda de ropa “Chopin” donde Lycenia se comprara su blusa negra de puntos plateados sumamente discretos (que parecían más el firmamento estrellado que otra cosa) y que le sirviera de atuendo para ese Año Nuevo y la tienda de ropa de hombre donde me comprara un abrigo de invierno color camello, que Lycenia cariñosamente bautizara como “el chucho”, y que Samer bautizara posteriormente como “el peluche”, y que no solo fue comprado en Roma, si no que regreso conmigo a Roma en el 2004, y se quedó en Barcelona para que según yo Samer no sufriera las inclemencias del invierno, pero como adelgazó tanto le quedaba como carpa de circo! Al final al peluche terminó en las manos de un colombiano (muy apropiado para la historia) al que le quedó como anillo al dedo, después que le dijera a Samer que no me lo llevara de regreso a El Salvador. Pequeños detalles, pero para mí, infinidad de recuerdos.

Tomamos la línea A del Metro de Roma con destino hacia Anagnina, para bajarnos cuatro estaciones más tarde en “Spagna”, y así llevarlas a nuestra siguiente atracción romana: “La Piazza di Spagna” (llamada así pues la Embajada de España en Italia estuvo ubicada ahí durante mucho tiempo) y donde se encuentra la “Scalinata della Trinita dei Monti”. Quienes han visto películas como “Roman Holiday” con la Audrey Hepburn, “The Talentous Mr. Ripley” con Matt Damon y “National Lampoon’s European Vacation” con Chevy Chase, podrán reconocer las escalinatas transversales que llevan hacia la Iglesia de la Trinidad del Monte, las cuales escalamos para poder observar la espectacular vista de los techos y cúpulas de Roma desde los pies del Obelisco egipcio (sí, otro) ubicado al llegar al final de los escalones. Por ser primavera, habían puesto muchos jarrones con azaleas de todos colores, dando un toque muy floral a nuestra visita al lugar, y habían cientos de personas sentadas a lo largo y ancho de las escaleras, únicamente viendo pasar la gente y disfrutando a su propio ritmo la dolce vitta romana.

Caminamos luego por diversidad de callejuelas para llevarlas a un punto que ningún visitante de Roma se debe perder, pues es su visita obligada. Claro, ellas no sabían para donde las llevaba y aprovechándo que entrabamos a las espaldas del monumento, por lo menos unos 50 metros antes les pedí que confiaran en mí, cerraran sus ojos, se tomaran de mis brazos y que caminaran conmigo con sus ojos cerrados. Yo las iba a guiar...
Abran sus ojos... Voilá! Con ustedes, “La Fontana di Trevi”, donde Anita Ekberg decidía tomar un baño en la película “La Dolce Vita” de Fellini (http://www.youtube.com/watch?v=_99e25pmd5c) . La Fontana di Trevi fue construída en 1762 por Nicola Salvi, como parte de un concurso para embellecer la ciudad, y dejó para nuestros ojos un imponente conjunto de esculturas de piedra simbolizando múltiples elementos de la mitología marina greco-romana, con un inmenso Neptuno al centro, rodeado de dos tritones y múltiples criaturas de mar. El lugar es uno de los más espectaculares conjuntos que he visto en mi vida.

Digánme supersticioso si quieren, pero no se puede ir a Roma sin tirar una moneda en su interior, haciéndolo de espaldas a la fuente, y todo esto para garantizar el regreso a la ciudad. Y pues yo seguiré creyéndolo, ya que en el 2002 la tiré y regresé en el 2004, para volverla a tirar y regresar en el 2005 cuando vaníamos de Estambul y teníamos que tomar un tren en Roma con destino hacia Nápoles, y en vez de pasar 6 horas sentados en la estación “Termini”, pues ocupamos nuestro tiempo en caminar hasta la Fuente, tirar nuestra moneda, cenar una pasta medio regularona en una trampa para turistas y regresar a tiempo para tomar nuestro tren hacia el Sur de Italia. Esa última tirada me trajo de nuevo en el 2007, así que siguiendo la premisa, será que regresaré en el 2009?
La verdad es que es parte del ritual. Lo que no sabía es que supuestamente se tiran tres monedas en la Fuente, una para garantizar el regreso a Roma, la segunda para conseguir novia(o) romana(o) y la tercera para casarte en Roma (haber sabido antes, jajaja!)

miércoles, 24 de octubre de 2007

La Basilica de San Pedro en Roma - version Chill Out

El autor y su mama posando frente a la Basilica de San Pedro en Roma!

La Piedad de Miguel Angel

El Baldaquino de bronce de Bernini

Entrada del Santisimo en la Basilica de San Pedro


Ah! Que buena es la vida Chill-Out!
Este día me convencí que ya es parte integral de mi personalidad, pues me visitó una diseñadora de interiores para ver qué muebles podíamos poner en la sala de mi apartamento, pues ya los que tengo necesitan una actualización después de 15 años de uso y así para poder estrenar en forma el “Walter Lounge”. En mi primera reunión con ella le había pedido un concepto minimalista, pero con toques orientales. Y hoy que llegó y vió el apartamento me dijo: “lo que usted necesita es una decoración Chill-Out”. Obviamente la mujer se convirtió en mi nueva mejor amiga en ese momento, pues logró encontrar la personalidad que para nadie ha estado oculta, pero que los diseñadores anteriores no se tomaron el tiempo de buscar y conocer a su cliente.

Y justo el viernes anterior, mi amigo Luis me estaba preguntando si existía el concepto de decoración Chill Out, y Luisito, pues parece que sí. La platica inocua comenzó cuando quemándole la pata a Mai Thai, nos fuímos con Luis y Nelson a experimentar un lugar en la Zona Rosa de San Salvador, cuyo nombre “Chill OUT” nos atrajo, pero que resultó una burla, pues la decoración era muy adecuada, pero la música era puro regettón (tema de debate pues a Nelson le sonaba a Hip-Hop). En todo caso, le pedí amablemente a la mesera que si podía poner música Chill-Out verdadera y de todas formas me quedé esperando el Buddha Bar, pues en la computadora del lugar el Chill-Out resultó ser Foo Fighters, Oasis, Bon Jovi y cualquier sinfonía de rock alternativo de los noventas! El Chill estaba completamente “OUT” del lugar.

Y sí, la introducción no tiene nada que ver con el tópico de Roma en esta ocasión, aunque se puede unir si justificamos que la Ciudad Eterna es una de las capitales mundiales del diseño, tanto de modas como de interiores, y mi ropa sucia utilizada toda la noche anterior en el avión no me daba un aspecto muy Chill Out que se diga. Y tal vez para unirlo del todo, yo le comentaba a Luis que me era muy difícil escribir esta historia de Roma, pues estaba muy lleno de recuerdos de los otros viajes, a lo que Luis me respondió “qué mejor pues así haces flash-back y contas múltiples historias en una”. No se como saldrá Luis, pero tenés razón, los viajes anteriores sentaron las bases para este viaje, así que serán mencionados como complemento del actual! Será una historia Laaaaargga!. Pero basta de historias superficiales! Vamos adelante con Roma!

Como conté en mis experiencias con San Francisco, mi sentido de orientación es fabuloso y es por eso que mucha gente se confía en estar conmigo en un viaje, en una ciudad nueva o mejor aún, ya conocida por mis huesos… Pero el sentido de la orientación no existe si estás en el medio de la nada, sin un mapa, sin un punto de referencia o monumento específico que señale el camino hacia el punto de destino… Y mi mamá y Mabel estaban sumamente confiadas en que yo sabía exactamente lo que estaba haciendo en la estación de tren de Muratella, cuando la realidad es que no tenía la más mínima idea de para dónde íbamos, y creo que entre la premisa de “preguntando se llega a Roma” y la de “todos los caminos llevan a Roma” pues sencillamente buscamos que fuera la dirección correcta del tren (hacia el Centro) y que nos bajáramos en la estación “Trastevere”, para hacer conexión hacia la estación “San Pietro” y así que las señoras pudiesen rendir reverencia a su Santa Iglesia Católica y Apostólica, en su Casa Matriz, como primera parada de la Ciudad Eterna.

El primer inconveniente de la desértica estación de tren “Muratella” es que no había nada! Es decir, solo el andén del tren… Pero eso significaba que no había forma de comprar los boletos del tren. Asumí que los podíamos comprar a bordo como en otros trenes, pero no existía tal facilidad…. Anduvimos en tren bajo el riesgo que nos pusieran 150 Euros de multa por cabeza por estar de polizones y todo por no poder pagar una tarifa de 2 Euros por carrera! Este era uno de esos trenes de dos pisos, los cuales recorrí de arriba a abajo buscando una maquinita o un dispensador de boletos de tren, pero en su lugar solo encontraba enormes carteles en italiano que en tono acusador advertía de la jugosa multa por no llevar el boleto de tren…. Y una vez montado en el tren, qué podíamos hacer? Sencillamente me fui a sentar con mucha resignación, a esperar que el inspector del tren no apareciera en esos momentos, pues a pesar de ser un recorrido de solo cuatro estaciones, uno nunca sabe, y esto sin que las señoras se dieran cuenta, pues ellas estaban ensimismadas con el paisaje y la novedad del lugar.

Llegamos a la estación “Trastevere” donde para complicar más las cosas, había un total de 8 andenes, y no teníamos la mínima idea de cual era la dirección que tomar para ir a la Basílica de San Pedro… Pero como preguntando se llega a Roma, y tras comprar los boletos de tren (ya que era una estación más grande, con todo y un supermercado), pues nos embarcamos en dirección hacia “Casano”, observando que en el mapa “San Pietro” era la próxima parada. Así subimos muy campantes nuestro tren de conexión, donde unas ancianas de pelo muy blanco se sentaron a a nuestro lado… La confusión reinó cuando llegamos a la próxima estación y no era “San Pietro”!!! Y posiblemente las ancianas están acostumbradas a los turistas despistados y nos escucharon decir algo, pues una de las señoras nos informó que “San Pietro” era la próxima estación. La calma nos regresó nuevamente al cuerpo!

En los primeros dos viajes hacia Roma que yo hiciera (la primera vez con Lycenia unos días después de la Navidad del 2002 y la segunda vez con Samer, unos días después de la Navidad del 2004, y que en ambos casos nos regresamos a Dublín y a Barcelona respectivamente, ANTES del Año Nuevo), habíamos conseguido hoteles muy cerca del Vaticano. Cuestión de cuadras. En el 2002 había sido el Hotel Atlante Star (http://www.atlantehotels.com/English/home_Eng.htm), el cual ahora está impagable (y cuyo bar con la vista espectacular del Vaticano descubrimos hasta una hora antes de tomar nuestro taxi hacia el Aeropuerto en aquella ocasión) y en el 2004, el Hotel Franklin Feel the Sound (http://franklin.hotelinroma.com/) , un hotel muy interesante cuya principal atracción es que tenía un reproductor de discos compactos en cada habitación y una enorme colección de discos que prestaban a sus huéspedes como parte del entretenimiento del hotel. Así que después de estar dos veces hospedado a un paso de ratón de la Basílica de San Pedro, pues ahora estaba sumamente familiarizado con la zona y fue una caminata muy fácil de unos diez minutos desde la estación de tren hacia la imponente Basílica.

Entramos por el lateral izquierdo de la Plaza de San Pedro, y aparentemente el Papa había dado la misa dominical durante horas de la mañana, pues había cientos de sillas metálicas dispuestas en la plaza, con dirección hacia su cúpula, donde al final había un altar improvisado. La imponente Plaza está bordeada por una columnata elíptica que fuese diseñada por Gian Lorenzo Bernini durante el papado de Alejandro VII (alrededor del 1655) y donde de acuerdo a mi amiga Ivonne, si uno se para en un punto específico de la columnata, no se va a ver la curvatura del lugar si no que causará un efecto de línea recta, el cual por más que he tratado de ver, no he logrado todavía dilucidar. Suerte a ustedes en su intento! La mitad de las esculturas, fuentes, plazas y altares de la ciudad, fueron hechos en su momento por Bernini. Es arte netamente barroco, muy cargado y con inspiraciones muy a lo mitología griega.
Al centro de la Plaza se encuentra un obelisco egipcio auténtico (aunque sin jeroglíficos), que en esta ocasión se mostraba obviamente sin ornamentos navideños, que así es como había conocido el lugar en mis dos anteriores ocasiones, con un gigantesco árbol de Navidad y un aún más gigantesco nacimiento a un lado.

Mi mamá tiene una costumbre de pedir tres deseos cada vez que entra a una iglesia donde nunca antes ha puesto pie en su vida… Y San Pedro no sería la excepción (lo que si quisiera saber es cuantos deseos pidió durante su estadía en Roma, pues visitamos por lo menos unas 8 iglesias, sin contar las que ellas habrán hecho por su cuenta durante mis momentos de trabajo!, y más aún saber si se le han cumplido!), así que ni cortos ni perezosos nos encaminamos hacia la entrada del monumento para recordar que ni la Santa Sede se libra de la paranoia mundial, pues se tienen que pasar carteras y maletines a través de máquinas de Rayos X, y cada persona pasar bajo el detector de metales. Todo como un Aeropuerto, pero sin quitarse los zapatos, aunque la gente por costumbre tiraba sus bebidas (agua, gaseosas, etc.) en unos grandes basureros antes de pasar por seguridad (cosa que noté sumamente absurda, pues el guardia suizo al ver a mi mamá con la Coca Cola permanente con la que le gusta pasear, sencillamente la invitó a pasar sin necesidad de tirarla).

Los detectores de metales y Rayos X están ubicados del lado derecho de la columnata, y de ahí aún caminamos por lo menos unos 150 metros para llegar a la propia entrada de la Basílica de San Pedro, donde una vez adentro el esplendor es tal que por lo menos mi persona se pone a pensar la cantidad de dinero que la Iglesia Católica recolectó durante siglos para poder dar muestras de su poder que tenía que representar obviamente el Poder Celestial. Las tallas de madera, los pisos, paredes y columnas de mármol, las esculturas gigantescas, los vitrales multicolores del Altar Mayor donde su centro visual es la Paloma del Espíritu Santo, la Cúpula con tonos dorados y ocres, los mausoleos con réplicas de Papas acostados esculpidos en piedra pero que parecen embalsamados al estilo de Lenin, y solo el Baldaquino de Bronce de Bernini, con cuatro enormes columnas retorcidas, elevándose imponente frente al Altar Mayor de San Pedro, me dieron una pequeña idea de la cantidad de dinero que manejó la Iglesia entre bulas y diezmos obligatorios. Y eso es lo que se ve a simple vista. Ni idea lo que hay detrás de muchas de esas paredes.

Gracias a Dios que las señoras no inventaron subir a la Cúpula de San Pedro, donde a pesar de que la vista es espectacular, pues ya lo había hecho en aquellas dos ocasiones anteriores (una “con ascensore” y la otra “sin ascensore”, cuya diferencia es que en vez de subir 40,000 gradas, se suben 39,800 gradas) y no estaba con ánimos de subir escalones con partes sumamente inclinadas por la forma curva del lugar. En su lugar disfrutamos en tierra viendo la escultura de “La Pietá” de Miguel Angel, donde la Vírgen María sostiene a Cristo en sus brazos tras su muerte en la Cruz, si se puede disfrutar con una horda de japoneses tomando fotografías a algo muy precioso, aunque eso me recuerda la historia de una buena amiga que recientemente conocí y cual Princesa de Gales se casó en la Basílica de San Pedro, y a donde solo su familia más cercana participara, conjuntamente con la horda de turistas japoneses tomando fotos de su ceremonia.

Y entre nichos, estatuas, santos y vírgenes, de repente aparecieron tipos muy trajeados al estilo FBI, con radios de esos que se utilizan pegados al oído, y apartando a los visitantes hacia un lado pues venía una procesión con El Santísimo, algo que alegró sumamente a mi mamá, y que solo me recordó de la Misa de Navidad que participamos con Samer el 25 de diciembre del 2004, ya que en esa ocasión vimos una procesión similar, aunque la de ahora era más discreta. En aquel momento del 2004 desfilaron cardenales y obispos, encabezados por una vara dorada muy alta con la efigie de Cristo en la Cruz en su punta, y cuyos participantes tras ubicarse en sus lugares comenzaron a cantar, mientras nosotros esperábamos que comenzara la misa, hasta que nos dimos cuenta que era una misa cantada!

lunes, 22 de octubre de 2007

Hotel Crowne Plaza Fudan Shanghai

foto 1: Vista de la Universidad de Fudan desde la habitacion del hotel - Notese la "neblina" que no sabiamos si era contaminacion o bruma!

domingo, 21 de octubre de 2007

Llegada a la Ciudad Eterna


Y de la nada, sin tanta planificación y sin agendas ni horarios pre-establecidos, todos nos embarcamos en nuestras diversas líneas aéreas con destino hacia la Ciudad Eterna; ellas primerizas en la ciudad y yo en mi cuarta visita inesperada, con lo cual concluí que definitivamente funciona tirar la moneda por la espalda en la Fuente de Trevi y garantizar el regreso a tan caótica pero impresionante ciudad!
Ellas llegaban con American Airlines vía Nueva York y yo llegaba con Lufthansa vía Frankfurt, con una diferencia de horarios que las ponía a ellas dos horas antes que yo en el Aeropuerto Fiumiccino de Roma. Tras un viaje trasatlántico, lo que menos quería era que me esperaran en el aeropuerto en estado medio zombi, así que lo más razonable fue llamar al hotel y decir que aunque la reserva estaba a mi nombre, que dejaran chequear a mi mamá y a Mabel que llegaban antes que yo. Y así fue. El hotel en ese sentido fue muy cooperador y se notaba su intento medio forzado de ser amables, algo que no existe muy a menudo dentro de la sangre del pueblo romano.

Y hablar del hotel me lleva a situar el escenario de este “reality show”, donde ya presentamos a los personajes, pero que el contexto geográfico del hotel es sumamente importante para comprender la naturaleza de las vivencias.
Obviamente era un viaje de trabajo, e íbamos con un cliente de Latinoamérica a visitar a un cliente en Italia, y la conveniencia de placer no era el factor determinante al momento de seleccionar el hotel. Y es así como fuimos a dar al Hotel Holiday Inn Parco de Medici (http://www.holidayinn-eur.it/inglese/home.html) prácticamente en el medio de la nada, casi en la campiña italiana y muy convenientemente localizado a una cuadra de las oficinas de la aerolínea que nos abrió sus puertas para mostrar nuestros productos a otro cliente. El hotel estaba a 15 minutos del Aeropuerto y a media hora del centro de la ciudad, en el corazón de una especie de parque industrial de oficinas y corporaciones, donde solo el hotel y un pequeño restaurante a la vuelta eran los únicos negocios de carácter público que atendían el área. Y el hotel estaba lleno de viajeros de negocios que habían llegado a las oficinas circundantes, o alguno que otro turista perdido que no había leído bien la guía y por conseguir una tarifa barata había terminado en un hotel alejado de cualquier posible diversión.

Claro que la administración del hotel sabía perfectamente ese pequeño defecto de estar aislado de la “dolce vita” y tenían un servicio de transporte muy puntual desde y hacia el centro de Roma, con 4 salidas diarias: a las 9:00AM, 11:30AM, 4:00PM y 7:00PM (eso era el horario de salida desde el hotel, y el regreso programado media hora más tarde de cada una de esas horas en el punto de encuentro programado). Efectivamente eso era muy poco conveniente si se quería disfrutar de la verdadera vida nocturna de la ciudad. Detallitos técnicos, como diría mi buena amiga Irma. Lo feo era que el transporte tenía una capacidad máxima para 35 personas y por leyes italianas nadie podía ir de pie. No vimos que dejaran a nadie durante nuestra estadía, pero en http://www.tripadvisor.com/ , (uno de los sitios de Internet que utilizo de referencia para programar mis viajes, ya que turistas y hombres de negocios dan sus impresiones acerca de sus estadías en hoteles específicos y de vivencias en restaurantes y similares) hacían historias de terror acerca de gente peleándose cerca de la Piazza del Campidoglio en Roma para asegurarse un espacio en el bus del hotel. Recordemos que para mi era un viaje de trabajo y la conveniencia de placer se suponía no debería interferir en los negocios del momento.

Esto es importante mencionarlo ya que requería programación adicional para ir a la ciudad, hecho que aprendimos justamente a nuestra llegada, cuando bajamos al lobby justo unos minutos después de que nos juntáramos con mi mamá y Mabel en la habitación (y que sin equipaje ni ropa con que cambiarme decidiéramos que lo mejor era que me fuera con ellas a la ciudad sin bañarme, ya que de todas formas no tenía alternativa limpia que ponerme) y nos dijeran que el transporte de las 11:30AM justo acababa de retirarse... Y ante la visión de quedarnos esperando hasta las 4:00PM por el siguiente bus, o pagar 40 Euros por un taxi a la ciudad, pues preguntamos cómo podíamos llegar alternativamente al centro de la ciudad… La respuesta era muy práctica… Caminábamos una cuadra y media y ahí estaba la estación de tren “Muratella” cuya principal desventaja era la ausencia de gente en sus andenes, y la poca gente que estaba ahí eran gitanos que habitan en los alrededores…. Y claro, además mi mamá y Mabel salieron vestidas como típicas turistas… Un back-pack para llevar suéteres, paraguas, la guía de Roma y aparte de todo el pastillero y la farmacia con la que mi mamá se transporta, no por razones médicas si no ya por costumbre de estarse auto-medicando (tema que no comentaré a más, ya que se imaginarán que estoy en completo desacuerdo, pero que no me pondré a pelear con una señora de su edad, aparte de la crítica diaria que ya de por sí le hacía). Y como buenas turistas también llevaban sendos canguros puestos a manera de cinturón y que desde el primer día les dijera “quítense esas cosas pues eso es para atraer ladrones”, basándome en historias que mi ex jefe Mauricio contara de niños acercándose a turistas con canguros y llevándose todo lo que pudieran encontrar. Pero claro, los padres no escuchan los consejos de los hijos. Que no para eso tienen más edad, para que nadie los esté molestando? Y además no puedo criticar, pues al principio de mis experiencias de viajes, yo salía igual o peor, pues hasta me colgaba la cámara en el pecho… En este último viaje no llevaba nada, únicamente la mini cámara que compré hace dos años (cuya desventaja es que no toma buenas instantáneas nocturnas) y un suéter por aquello de ser primavera y que la temperatura podía bajar (a pesar de estar en unos agradables 23C). Y así, ahí estábamos en Muratella, a punto de comenzar mi ensayo de guía de turistas basado en la experiencia de mis viajes anteriores a Roma…

martes, 16 de octubre de 2007

Todos los caminos llevan a Roma


No me podía concentrar para escribir bien… Con un grupo de amigos y amigas auto-denominado la “Cofradía del Eterno Gozo” nos reunimos constantemente para conversar y pasar ratos muy amenos, y nos reunimos anoche para cocinar una pasta al estilo mediterráneo. Y cuando comencé estas líneas, eso era precisamente lo que no me dejaba concentrarme, pues mi estómago me pedía comida, pero estaba esperando que llegase mi jefe a Bogotá para reunirnos a cenar. Por suerte el hotel donde me hospedo allá tiene un excelente restaurante de pastas y a pesar de prometerme a mí mismo que no comería carbohidratos en este viaje, es demasiada la tentación de pensar en pasta a corto plazo y además tratar de escribir acerca un viaje a Italia, donde obviamente la pasta es algo fundamental en el diario vivir. Y definitivamente si mi relato anterior lo terminé hablando de la pasta, sin querer he trazado un hilo conductor entre una historia y otra… Pero pensándolo bien, Colombia e Italia están íntimamente relacionadas en este relato, ya que nuestro cliente en Bogotá nos pidió que quisiera visitar otro cliente que ya estuviera utilizando todos nuestros sistemas y que fuera como un modelo en nuestra operación. Y fue así como seleccionamos una línea aérea regional italiana, con base de operaciones en Roma, que tiene un excelente crecimiento internacional y cuenta con una gran base de nuestros productos para lograr sus objetivos a corto plazo.

Además la comitiva de nuestro cliente en Bogotá era muy grande, por lo que iba a requerir que tanto mi compañero de trabajo, Ian, y yo, los acompañásemos a Roma para garantizar el éxito de la visita. Nuestros clientes fijaron las fechas para finales de abril, con tanta suerte (no se decir si mala o buena) que uno de los días era feriado en Italia y sin querer íbamos todos a tener un día libre a la fuerza en medio de la ajetreada agenda que llevábamos. Excelente oportunidad para estrechar más los lazos con nuestros clientes! Y aparte de todo esto, yo tenía que llegar por lo menos dos días antes para reunirme con el cliente italiano y conversar cuales eran las expectativas de la visita, así como verificar el buen cumplimiento de muchos detalles de logística, desde la agenda, pasando al transporte y nuestra cena de celebración en el Centro de la Ciudad Eterna.

Y aquí es donde entra en escena mi señora madre… En el 2004 me agarró un día de buen humor y me comentó que uno de sus sueños desde niña era conocer París. Y para alguien que su pasión es viajar, es comprensible que me ablandara tanto, pero que también buscara la forma más económica de mandarla de viaje, sobre todo a la Vieja Europa. Yo no la acompañaría pues ya tenía planes de volar a Egipto ese año y tampoco me hubiera gustado que viajara sola. Así que le dije “si encuentra una amiga que pague el hotel allá, entonces yo les doy el pase de aerolínea para que viajen las dos juntas y claro, le doy para la comida, el transporte, los museos, etc…. Y eso no se lo dije a ninguna sorda! En palabras de mi mamá, agarró su agenda telefónica y empezó a llamarles a todas sus amigas como que era tele-marketing, promoviendo su posible viaje a París cuando las tarifas de pase eran sumamente baratas (desde el 2006 le subieron a mas del 75% de lo que originalmente costaba)… Y entonces entró en escena Mabel. (recuérdenme publicar en el Blog el itinerario detallado que les preparé día a día, pues eso le puede servir a más de alguien en el futuro como guía y referencia!)

Mabel es originaria de San Vicente, una ciudad en el centro geográfico de El Salvador y ella estaba dispuesta a pagar por el hotel. Y junto con mi madre llegaron un domingo por la tarde a mi apartamento viejo para conversar de los planes, buscar costos de hotel y además ver la posibilidad de hacer Roma en el mismo viaje. Y fue ese domingo, hace 3 años, que buscamos hoteles en Roma, y todos los precios por noche, hasta de lo más básico, no bajaba de 125 Euros la noche (contra los 65 Euros la noche en París), por lo que quedo completamente descartado. Pero a Mabel y a mi mamá les quedó la espinita enterrada y todos los años trataban de buscar una forma económica de viajar hacia Roma y todo el tiempo el precio era prohibitivo, si consideramos el ingreso para dos señoras jubiladas con salarios percibidos en colones toda su vida y con pensiones dolarizadas a la fuerza, viviendo muchas veces de la voluntad de los hijos.

Así que mi viaje de trabajo hacia Roma calzaba a la perfección con esos planes perpetuamente frustrados. A mi me iban a pagar 5 noches de hotel, así que solo ponía el costo de dos noches más y estábamos hechos, teníamos una semana completa en Roma. Y en lo que yo estaba trabajando, ellas podían perfectamente estar paseando. Además no quería que mi mamá anduviera sola, pues ya se cansa y que Mabel viniera con nosotros me ayudaba un poco el peso de estar pendiente de ella todo el tiempo.

Hubo dos cosas muy interesantes previas a este viaje y dignas de mencionarse, ya que ambas tienen que ver con la idea de viajar en forma premonitoria.
En diciembre del 2006, estaba buscando lugares para pasar el 31 de diciembre y los que consideré más probables en su momento fueron: Buenos Aires y Montevideo, Roma (conjuntamente con mi mamá y probablemente con mi hermano y su familia) y San Francisco… Ninguno de los viajes se dio para Año Nuevo, y de hecho fue hasta finales de enero que a través de la oficina comencé a programar los viajes de trabajo a los mismos tres lugares que hubiese mencionado como una posibilidad de festejo del nuevo año.


Y para hacerlo más dramático, mi mamá cuando recibió el calendario del 2007 en enero, ella comenzó a escribir cosas por hacer durante cada mes, y al detenerse en abril, anotó en abril el cumpleaños de mi sobrina Alexandra, pero también anotó el día 20 de abril como “viaje hacia Roma”. Y qué día se embarcaron mi mamá y Mabel hacia Roma? El día 19 de abril volaron hacia Nueva York, y el 21 volaron hacia Roma. Nada planeado con anterioridad, ya que yo les avisé dos semanas antes que empacaran sus maletas pues nos íbamos hacia Roma… Por algo en mi familia leen el tarot, la mano española y la mano!!!! Un sentido premonitorio increíble!

Además, así quiero viajar cuando sea grande! Gracias a Dios que mi mamá es la pensionada, pues no le bastó con ir a Roma… Mabel y ella pasaron dos noches en Nueva York; la semana conmigo en Roma; una semana en Chicago (invento de última hora de pasar conociendo, aprovechando que el avión de regreso de Europa iba a conectar ahí y que una amiga les iba a dar donde quedarse); dos semanas en San Antonio, Texas (para pasar el Día de las Madres con mi hermana e ir a la graduación del colegio de mi sobrina Alexandra) y para rematar, una semana en Miami!.... Mes y medio viajando! Que bárbaras! Y lo sorprendente es como hace para que le abunde el poquito dinero que lleva, ya que con su salario de jubilada es obvio que necesita el patrocinio de sus hijos, y como en algunos casos los padres se convierten en hijos de dominio de sus propios hijos, pues es evidente que se les asignará una cantidad limitada para el viaje, pues tampoco queremos malcriarlos ni mal acostumbrarlos. ;-)

sábado, 13 de octubre de 2007

Cartagena de Indias - EPILOGO

En el Coro Bar, Hotel Sofitel Santa Clara
Sandra en el Restaurante San Pedro, con su look a lo Bo Derek
Parada tecnica en el Castillo de San Felipe

Y tras el paréntesis de playa y una pequeña escalada al Castillo de San Felipe, que aparte de su espectacular tamaño lo único digno de mencionarse es la vista y un guía ambulante que vendía sus servicios disfrazando a los turistas de piratas para tomarse fotos y que después de aceptar la foto no hay forma posible de desprenderse de él.

Y cayó nuevamente el atardecer y este animal nocturno sintió su energía renovada para continuar una noche más de exploración de la jungla urbana… Y continuamos nuestro tour en el Hotel Santa Clara (http://www.hotelsantaclara.com/inicio.htm) de la cadena Sofitel y que ha sido acondicionado dentro del Convento Santa Clara, destacando su carácter colonial pero con toda la sofisticación francesa. El lugar es digno no solo de conocer si no hasta de ir a comer, pero en nuestro caso, sin saberlo fuimos a dar a uno de los mejores lugares que he visitado en esa vacación: Bar El Coro, ubicado dentro del hotel, y que a las 6 de la tarde tenía un ambiente etéreo, con sus sillones blancos minimalistas de corte bajo y pequeños otomanos de colores a su alrededor. Al fondo había un cortinaje alto de colores cremas y naranjas que sin existir ninguna corriente de aire, se movían en un eterno baile dando la sensación de tranquilidad, pues era un movimiento muy suave, muy sutil. Qué mejor que iniciar la noche con un Cosmopolitan en mano y música Chill-Out (el género tranquilo o ambiental de la música electrónica, que descubriera “allá en París” en el Budha Bar, luego en Santorini y en Barcelona. Ese para mi era el verdadero paraíso. Música del mundo, nada de gente a esa hora, el lugar únicamente para nosotros, en una estructura colonial, donde a lo mejor las monjas cantaban el Coro durante la ceremonia dominical. Como dije antes, todo es cuestión de gustos.

La hora de la cena llegó y tratamos de conseguir mesa en el Restaurante San Pedro, en la Plaza de San Pedro Claver, donde nuestro amigo Julio Marenco había recomendado cenar un salmón a la mandarina, el cual nos quedamos con las ganas de probar ya que muy ilusamente no habíamos hecho reservación, más sin embargo nos ofrecieron acomodarnos en el sushi bar con el que cuenta el mismo restaurante en un lateral, pero cuyo menú es muy diferente y donde no se puede ordenar el afamado salmón. Era como una continuación a nuestra experiencia Chill-Out ya que era la música que llenaba el ambiente, y la decoración sumamente fastuosa, entre turca, marroquí o arabesca, y donde concluimos con Sandra que el efecto llamado globalización ha marcado tanto nuestra sociedad moderna que estábamos en un restaurante llamado San Pedro, en el sushi bar, cuyo menú consistía en delicias japonesas o paninis italianos, sentados en sillas arabescas, con una decoración roja con inscripciones japonesas, unos pescados rústicos colgados de la pared (que sinceramente no tenían nada que hacer ahí) y viendo una ciudad colonia a través de las ventanas, escuchando música hindú o tango electrónico…. Su servidor cenó unos sushi rolls y Sandra un panini italiano, y había caído nuevamente la noche… Y como queríamos evitar sorpresas ante los lugares que ya habían enriquecido nuestros sentidos desde las 6 de la tarde, decidimos regresar al Coro Bar, donde nos habían dicho que un bar bogotano llamado Sirocco, tenía la administración especial del lugar solamente por Semana Santa o por algunos meses en el verano, así que tenían DJ’s traídos de Bogotá para amenizar la fiesta. Y creo que se cumplió nuestro cometido, pues a cierta hora cerraron las puertas del Coro Bar y el lugar se convirtió en una discoteca donde la gente bailaba donde podía al ritmo de música electrónica muy bien mezclada y al calor de las cervezas Peroni, lo único disponible parecido a la Heineken y que consideré como una premonición para mi siguiente viaje que se realizaría 15 días más tarde.

El domingo es del Señor y es para descansar, o por lo menos el Todopoderoso con su fuerza natural nos mandó una tormenta tropical y torrencial que nos obligó a quedarnos en la habitación viendo casi completa la película Titanic (acuérdense que dura 4 horas) y que la mínima expresión del ser (como dice Douglas) se hubiese quedado satisfecha si la pobre tripa no hubiera llorado desconsolada pidiendo algo de comer, lo que nos obligó ir nuevamente al Centro Histórico, donde la misma lluvia nos obligó a entrar el primer restaurante que vimos llamado “L’Enoteca”. Teniendo el nombre de uno de mis lugares favoritos en San Salvador y pensando en una pasta de mariscos al estilo de “La Dolce Vita” en el Puerto de La Libertad en El Salvador, y además viendo aquel jardín iluminado por cientos de luces colgantes, la experiencia podría haber sido más grata. Pero la verdad me quedo con La Enoteca y la pasta de mariscos del Puerto que no le tienen nada que envidiar a ninguna parte del mundo, tal vez exceptuando a la Isla de Capri en Italia.
Como dije antes, la comida en Cartagena me decepcionó, sobre todo los mariscos, y a lo mejor no encontramos el lugar adecuado para los apetitos mal acostumbrados a lo que muchas veces tenemos en nuestras narices y que vemos con nuevos ojos al comparar con experiencias en el extranjero que pensamos serán más gratas.

Y así concluyó nuestra vacación en Cartagena. Tal vez sonará soso el final, pero la ciudad nos demostró su encanto nocturno y su aburrimiento diurno, con lo cual mi veredicto apunta a que es el lugar más adecuado para Congresos y Seminarios, donde uno pasa encerrado todo el día en aire acondicionado y se explora junto con los lobos lo que la noche puede deparar. Todo es cuestión de gustos. Y para un animal nocturno cuyo intelecto se agudiza durante la ausencia de luz solar, Cartagena de Indias pasará a la historia como la mejor experiencia Chill-Out y Electrónica que hasta el momento he encontrado dentro de todo el Continente Americano.


EPILOGO:
Tengo la teoría que en cualquier ciudad que uno explore se debe ubicar lo que he llamado “el Mai Thai local”. Mai Thai en San Salvador, como mencioné antes, es uno de mis lugares favoritos en San Salvador y es fácil encontrarme… Si me quieren buscar, vayan a Mai Thai en Multiplaza y ahí nos ponemos al día de lo que acontece en nuestras vidas.
Bueno la teoría del Mai Thai local es encontrar un lugar con música Chill Out, decoración minimalista, luces indirectas de colores y sobre todo muy buen ambiente… En mis múltiples viajes a Bogotá nunca había encontrado mi Mai Thai local, hasta que gracias a Cartagena de Indias pude encontrar Sirocco Bar (http://www.sciroccobar.com/home/home.aspx) ubicado en el corazón de la Zona Rosa bogotana, donde tuve la oportunidad de ir mi última noche de ese viaje a Colombia, al final de mi jornada de trabajo, ya con Sandra de regreso en El Salvador y con sus trencitas deshechas… Eso es vida, una pequeña recompensa tras una semana de reuniones corporativas para poder sacar la personalidad animal nocturna pensante dentro de un disfraz de bohemio chic.
Busquen su Mai Thai local.
Ciao ! Proximamente… TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A ROMA !

martes, 9 de octubre de 2007

Los edificios mas altos del Mundo!!!

Por el momento llevo 3: Empire State, Jin Mao Tower y Sears Tower!!!
Haga click para agrandar el diagrama! Es espectacular!

Centro Europa 2006