domingo, 21 de octubre de 2007

Llegada a la Ciudad Eterna


Y de la nada, sin tanta planificación y sin agendas ni horarios pre-establecidos, todos nos embarcamos en nuestras diversas líneas aéreas con destino hacia la Ciudad Eterna; ellas primerizas en la ciudad y yo en mi cuarta visita inesperada, con lo cual concluí que definitivamente funciona tirar la moneda por la espalda en la Fuente de Trevi y garantizar el regreso a tan caótica pero impresionante ciudad!
Ellas llegaban con American Airlines vía Nueva York y yo llegaba con Lufthansa vía Frankfurt, con una diferencia de horarios que las ponía a ellas dos horas antes que yo en el Aeropuerto Fiumiccino de Roma. Tras un viaje trasatlántico, lo que menos quería era que me esperaran en el aeropuerto en estado medio zombi, así que lo más razonable fue llamar al hotel y decir que aunque la reserva estaba a mi nombre, que dejaran chequear a mi mamá y a Mabel que llegaban antes que yo. Y así fue. El hotel en ese sentido fue muy cooperador y se notaba su intento medio forzado de ser amables, algo que no existe muy a menudo dentro de la sangre del pueblo romano.

Y hablar del hotel me lleva a situar el escenario de este “reality show”, donde ya presentamos a los personajes, pero que el contexto geográfico del hotel es sumamente importante para comprender la naturaleza de las vivencias.
Obviamente era un viaje de trabajo, e íbamos con un cliente de Latinoamérica a visitar a un cliente en Italia, y la conveniencia de placer no era el factor determinante al momento de seleccionar el hotel. Y es así como fuimos a dar al Hotel Holiday Inn Parco de Medici (http://www.holidayinn-eur.it/inglese/home.html) prácticamente en el medio de la nada, casi en la campiña italiana y muy convenientemente localizado a una cuadra de las oficinas de la aerolínea que nos abrió sus puertas para mostrar nuestros productos a otro cliente. El hotel estaba a 15 minutos del Aeropuerto y a media hora del centro de la ciudad, en el corazón de una especie de parque industrial de oficinas y corporaciones, donde solo el hotel y un pequeño restaurante a la vuelta eran los únicos negocios de carácter público que atendían el área. Y el hotel estaba lleno de viajeros de negocios que habían llegado a las oficinas circundantes, o alguno que otro turista perdido que no había leído bien la guía y por conseguir una tarifa barata había terminado en un hotel alejado de cualquier posible diversión.

Claro que la administración del hotel sabía perfectamente ese pequeño defecto de estar aislado de la “dolce vita” y tenían un servicio de transporte muy puntual desde y hacia el centro de Roma, con 4 salidas diarias: a las 9:00AM, 11:30AM, 4:00PM y 7:00PM (eso era el horario de salida desde el hotel, y el regreso programado media hora más tarde de cada una de esas horas en el punto de encuentro programado). Efectivamente eso era muy poco conveniente si se quería disfrutar de la verdadera vida nocturna de la ciudad. Detallitos técnicos, como diría mi buena amiga Irma. Lo feo era que el transporte tenía una capacidad máxima para 35 personas y por leyes italianas nadie podía ir de pie. No vimos que dejaran a nadie durante nuestra estadía, pero en http://www.tripadvisor.com/ , (uno de los sitios de Internet que utilizo de referencia para programar mis viajes, ya que turistas y hombres de negocios dan sus impresiones acerca de sus estadías en hoteles específicos y de vivencias en restaurantes y similares) hacían historias de terror acerca de gente peleándose cerca de la Piazza del Campidoglio en Roma para asegurarse un espacio en el bus del hotel. Recordemos que para mi era un viaje de trabajo y la conveniencia de placer se suponía no debería interferir en los negocios del momento.

Esto es importante mencionarlo ya que requería programación adicional para ir a la ciudad, hecho que aprendimos justamente a nuestra llegada, cuando bajamos al lobby justo unos minutos después de que nos juntáramos con mi mamá y Mabel en la habitación (y que sin equipaje ni ropa con que cambiarme decidiéramos que lo mejor era que me fuera con ellas a la ciudad sin bañarme, ya que de todas formas no tenía alternativa limpia que ponerme) y nos dijeran que el transporte de las 11:30AM justo acababa de retirarse... Y ante la visión de quedarnos esperando hasta las 4:00PM por el siguiente bus, o pagar 40 Euros por un taxi a la ciudad, pues preguntamos cómo podíamos llegar alternativamente al centro de la ciudad… La respuesta era muy práctica… Caminábamos una cuadra y media y ahí estaba la estación de tren “Muratella” cuya principal desventaja era la ausencia de gente en sus andenes, y la poca gente que estaba ahí eran gitanos que habitan en los alrededores…. Y claro, además mi mamá y Mabel salieron vestidas como típicas turistas… Un back-pack para llevar suéteres, paraguas, la guía de Roma y aparte de todo el pastillero y la farmacia con la que mi mamá se transporta, no por razones médicas si no ya por costumbre de estarse auto-medicando (tema que no comentaré a más, ya que se imaginarán que estoy en completo desacuerdo, pero que no me pondré a pelear con una señora de su edad, aparte de la crítica diaria que ya de por sí le hacía). Y como buenas turistas también llevaban sendos canguros puestos a manera de cinturón y que desde el primer día les dijera “quítense esas cosas pues eso es para atraer ladrones”, basándome en historias que mi ex jefe Mauricio contara de niños acercándose a turistas con canguros y llevándose todo lo que pudieran encontrar. Pero claro, los padres no escuchan los consejos de los hijos. Que no para eso tienen más edad, para que nadie los esté molestando? Y además no puedo criticar, pues al principio de mis experiencias de viajes, yo salía igual o peor, pues hasta me colgaba la cámara en el pecho… En este último viaje no llevaba nada, únicamente la mini cámara que compré hace dos años (cuya desventaja es que no toma buenas instantáneas nocturnas) y un suéter por aquello de ser primavera y que la temperatura podía bajar (a pesar de estar en unos agradables 23C). Y así, ahí estábamos en Muratella, a punto de comenzar mi ensayo de guía de turistas basado en la experiencia de mis viajes anteriores a Roma…

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Centro Europa 2006