jueves, 4 de septiembre de 2008

The Bund y la increible vida nocturna en Shanghai!!!

"The Bund"

Hasta ese entonces, la visión de la gran ciudad había captado todos nuestros sentidos, y no fue si no hasta cruzar de regreso hacia la acera del Bund que nos dimos cuenta la cantidad de gente que había en las calles, y sobre todo la cantidad de chinos que nos rodeaban! Estábamos en China!!! En una China muy cosmopólita por cierto, pues también habían hordas de turistas y ex-patriados de todas las nacionalidades! La noche era jóven para explorar las conservadoras edificaciones inglesas de “The Bund” con vistas de encontrar un lugar para nuestra primera cena en Shanghai.

“The Bund” es un conjunto de edificios de estilo netamente europeo, ubicados en una de las márgenes del Río Huangpu en el distrito del mismo nombre en Shanghai. Si Pudong nos inspiró el futuro, The Bund nos evocó el pasado extraterritorial de la ciudad.... El Imperio Británico, Francia, Estados Unidos y Japón, tenían concesiones en Shanghai que operaban como territorio propio de cada uno de sus países. Por eso la ciudad cuenta con una cantidad impresionante de edificios históricos que en su momento alojaron bancos, embajadas y oficinas de intercambio comercial de corporaciones inglesas, francesas, estadounidenses, rusas, alemanas, y de muchas otras potencias europeas. Mi amiga Ivonne Jaimes, cuando vió recientemente una foto de su servidor en el Bund, pensó que había sido tomada en Londres, pues efectivamente parece una escena tomada a la orilla del Támesis y no del Huangpu. Acá se encuentran edificios de tanto prestigio como el Shanghai Club (el principal club social británico de la ciudad), el edificio HSBC (sí, donde floreció sus operaciones el Hong Kong and Shanghai Banking Corporation allá por el 1932, su banco local), la Casa de las Aduanas (que tiene un reloj construido en Inglaterra que es imitación del Big Ben) y el Edificio del Bank of China, que tiene finalmente elementos decorativos propios de la cultura madre de la ciudad.

Es sorprendente caminar la acera del Bund, con sus sobrias estructuras medio grises, considerando el colorido y lo recargado de la arquitectura oriental, y ver sus calles llenas de gente, primordialmente chinos, curosiando las vitrinas de tiendas como Armani o Dolce & Gabbana, surgidas de una nueva clase adinerada con poder adquisitivo elevado y a quienes gustan los articulos de lujo. No era de extrañarse que los mejores lugares para cenar o tomar una copa estuviesen alojados en sus parcos edificios....

En Internet había visto la recomendación de un restaurante llamado “Sens & Bund” (http://www.resto18.com/sb/main.html ) ubicado en el Edificio “Bund 18” (http://www.bund18.com/) el cual era la sede del “Chartered Bank Building” en épocas de antaño, pero que ahora es la sede de tiendas tan prestigiosas como Cartier y Boucheron, y de hecho al entrar nos recibió la tienda de Ermenegildo Zegna, que casi tuvimos que atravesar para encontrar el asensor del edificio, pues el restaurante estaba ubicado en el sexto piso. Pero no tuvimos suerte esa noche pues tenían un evento privado, algo que a juzgar por las edades podría ser una especie de fiesta rosa china, así que el restaurante se encontraba cerrado para el público en general... Decidimos entonces probar suerte en el octavo piso del mismo edificio, donde se ubica el “Bar Rouge” (http://www.resto18.com/br/home.html ), que aparentemente es el lugar del momento en la ciudad, pero que a las tempranas 7:45 de la noche no había ni un alma en el local con quien compartir aunque fuese las miradas. Nos atendieron muy cordialmente en la entrada y nos advirtieron que podían darnos algunos bocadillos para comer, pero que si lo que buscábamos era cenar, lo mejor es que nos fueramos a otro edificio en la misma calle que tenía más opciones de restaurantes: “Three on the Bund” (http://www.threeonthebund.com/ ) , ubicado donde estaba antiguamente el Club Británico de la ciudad!

Fue una corta caminata desde el número 18 al número 3 (que es como se identifican ahora todas las edificaciones del Bund, a través de su dirección) y nos encontramos con una puerta principal completamente sellada! Para qué nos mandaron acá si está cerrado?? En la esquina del edificio estaba la Tienda Armani, pero en un estado de remodelación caótico, con andamios y plásticos cubriendo sus pasillos... Por suerte el hambre hace que uno camine hacia donde está la comida y de pura casualidad nos dimos cuenta que la entrada a “Three on the Bund” era a través de la calle lateral... Entramos a un lobby que más parecía de edificio de oficinas que otra cosa, y no se si era la señalización del lugar o el resultado del jet lag, pero nada parecía estar en su sitio. Habían rótulos de diversos restaurantes en los pisos superiores del lugar, así que buscando buscando nos encontramos un elevador y entramos en él. Pero en ese mismo instante entraron por lo menos 15 chinos más al ascensor, quienes prácticamente nos arrastraron afuera del aparato en el quinto piso... donde convenientemente había un restaurante. De la nada apareció la anfitriona del lugar, quien nos preguntó cuantos eramos y en cuestión de segundos nos habían sentado en una mesa para dos, y teníamos sendos menús en inglés. Es la primera vez que llego a un restaurante por inercia pues todo fue sumamente rápido.

Una vez sentados, pues decidimos ordenar, aunque me llamó la atención que los 15 chinos del ascensor habían desaparecido por completo y en su lugar habían comensales estadounidenses, franceses, ingleses, italianos, españoles, etc... La teoría de Lycenia es que el restaurante tiene contratados a los 15 chinos para subirse a un ascensor con turistas y obligarlos a bajarse en el quinto piso para cenar por inercia!!! Eso si, la comida se veía muy buena, y la calidad de los platos no tenía nada que envidiarle a Occidente! Probablemente por eso estaba el lugar lleno de extranjeros, y por supuesto que eso también se traducía en los precios, pues por unos spring rolls, una sopa estilo Thai, más un plato adicional que no recuerdo, así como dos bebidas, nos salió la fortuna de 40 dólares, lo cual es caro para estándares chinos!! Pero no me quejo, pues fue de los pocos lugares donde la comida aún me supo a algo conocido. Además cuantas veces se puede cenar en un edificio inglés de los años 20’s ubicado en Shanghai?

Después de la cena, teníamos varias opciones para tomar una copa. En el Edificio vecino se encuentra el Restaurante “M on the Bund” y su muy afamado por “Glamour Bar” (http://www.m-restaurantgroup.com/ ) eso de acuerdo a la guía de “World Best Bars” en Internet, aunque después de ver a algunas personas con saco y vestido, pues buscamos algo igual de glamoroso pero donde no nos fueran a avergonzar por nuestros menos formales atuendos... Ya habíamos dicho que regresaríamos al Bar Rouge, anyway... Y aún a las 9:00 de la noche el lugar aún estaba medio vacío y en la mayoría de sus mesas habían rótulos de “reservado”, técnica muy común de los lugares de este tipo para quienes consumen una botella. Como era temprano, nos dijeron que podíamos tomar una mesa, pero que a las 10:00 de la noche la tendríamos que desocupar. Total, estábamos ahí por un único trago (que falacia!)

"Bar Rouge"

El Bar Rouge es descrito en múltiples guías como el lugar para impresionar extranjeros en Shanghai. La vista con dirección a Pudong con el Oriental Pearl Tower y los múltiples rascacielos iluminados al otro lado del río crean uno de los ambientes más operáticos que hasta hoy he visto. Y obviamente, el rojo es el color predominante en este ambiente donde encontramos arañas de cristal color rojo, tiendas de campaña con cojines en el suelo al estilo del medio oriente (todo color rojo) y enormes cuadros de mujeres con labios carnosos color rojo... No se porqué siempre me sigue el color rojo (o yo lo sigo a él) pues si recuerdan en Roma estuve también en el Bar Rouge del SupperClub y al ir a París quiero ir una noche al Moulin Rouge.... Claro que el ambiente impresionante del Bar Rouge en Shanghai tenía su etiqueta de precios adjunta, aunque sorprendentemente no tan alta como hubiese pensado con martinins a 11 Dólares y Heineken a 8 dólares (las cervezas locales, TsingTao a 5.39 Dólares)... Carísimo para China como pudimos aprender en los próximos días, pero realmente no tan caro si consideramos que algunos DJ’s del Buddha Bar en París tocan ahí algunos fines de semana.

Vista de Pundong desde el Bar Rouge

Algo que me llamó la atención al estar en nuestra mesa de una hora (ni que fuera motel, ay! lo siento, era demasiado adecuado, jajaja!) es que habían muchos chinos y chinas en la barra, la cual no tenía asientos altos ni de ningún tipo... Si estás en la barra, estás de pie. Mi punto es que con todas las mesas vacías, por ser extranjeros nos ofrecieron la mesa por una única hora, pero a los pobres locales los tenían tomando sus tragos literalmente al estilo cóctel.... Y no pasó mucho el tiempo en que entrgamos nuestra mesa sin que nos la llegaran a pedir, para evitar que nos avergonzaran en un idioma extranjero y decidimos seguir el ejemplo de los locales, quedándonos de pie en la barra exterior del local, en la fabulosa terraza con vista a Pudong. Algo interesante es que las mesas exteriores simulaban pequeñas lanchas al estilo italiano, y después nos enteramos que todos los veranos tienen un tema alusivo al mar.

Nuestros nuevos amigos de Texas!!!

Estando en la barra conocimos a tres estadounidenses, dos señoras de mediana edad y un hombre en sus treintas, con quienes empezamos a conversar por el vicio en común de fumar. Resulta que todos ellos trabajan en una empresa de distribución de ropa en Estados Unidos y todos los años viajan a Shanghai para supervisar las fábricas de ropa y encargar los nuevos estilos de las próximas colecciones. Lamentablemente no recuerdo sus nombres y los correos electrónicos quedaron sepultados en alguna parte del viaje pues nunca los encontré ( y nos los dieron), pero al calor de las copas ya éramos todos amiguísimos y hasta nos invitaron a tragos. Una de ellas negoció una mesa para todos después de haber pedido un martini de 20 dólares (hasta que se lo cobraron se dió cuenta!!!). La señora de más edad resultó ser la madre del hombre en sus treintas, y ella nos contaba que cuando comenzó a viajar a Shanghai en 1997 (hace 10 años), en Pudong no había nada... únicamente la silueta del Oriental Pearl Tower aparecía en el panorama.... y en ese corto período de tiempo construyeron una especie de Manhattan con rascacielos que compiten por el trono de los más altos en el mundo; y que construyen autopistas de 7 carriles por lado en cuestión de seis meses; y que hay 5 tiendas Chanel en todo Shanghai, algo absurdo para la ciudad pues están siempre vacías, aunque obviamente lo compensan cuando alguno de los nuevos millonarios de la ciudad decide darse un pequeño gustazo.... La China moderna quiere impresionar al mundo y dar una imágen de opulencia, algo que poco a poco está logrando. Tuvimos la suerte esa noche de conocer a una testigo de los cambios que se han dado... Comunista? De gobierno... Es una sociedad completamente de consumo capitalista, donde los Mercedes, los BMW y los Jaguar compiten por espacio en sus abarrotadas calles. El tabú del comunismo en China desapareció por completo esa noche, saboreando un martini de manzana bajo los reflejos de las luces de la gran ciudad del futuro, o será del espacio?

lunes, 25 de agosto de 2008

Shanghai!! Estamos en el futuro o en el espacio?


La primera noche en Shanghai, a pesar de las 14 horas de vuelo y del jetlag, tomamos nuestro taxi de 3 dólares (menos compras para Lycenia) desde el Hotel Crowne Plaza Fudan Shanghai con destino a “The Bund”, a orillas de río Huangpu, donde había leído en Internet que se encontraban algunos de los mejores bares y restaurantes de la ciudad. Qué mejor comienzo para nuestra visita a China que codearnos con los “ex-pats” locales y disfrutar de la afamada vida nocturna de la ciudad! Fue así como a las siete de la noche nuestro taxi nos dejó en una esquina cualquiera de “The Bund” (de todas formas no podíamos comunicarnos con el taxista para que nos dejara en un lugar específico) y ahí tuvimos nuestro primer contacto con el numeroso pueblo chino al atravesar la transitada calle por medio de un atestado pasaje subterráneo que nos llevó justo a la orilla del Río Huangpu, a un largo malecón, y donde el impacto visual de ver una China moderna y netamente capitalista se tradujo en mi único comentario hacia Lycenia: “Bienvenida al Futuro”.

Hace poco cené con Vicki Clementoni, una compañera de trabajo de la oficina de Dallas, y comentamos un poco acerca del mundo de los viajes. Ella me mencionaba lo mucho que uno puede ver un ícono en fotografías o películas, y son imágenes que se convierten en parte de nuestra cultura pop: la Torre Eiffel, la Estatua de la Libertad, la Catedral de San Basilio en Moscú, etc... Pero también me mencionaba que a pesar de estar tan acostumbrados a dichos íconos, nada se compara con llegar por primera vez a un lugar y dar fe que el ícono existe en la vida real! Que no es un invento de Hollywood o de la creatividad de los diseñadores gráficos! Y creo que para mi el Oriental Pearl Tower y la vista de Pudong desde The Bund se había convertido en un ícono representativo de una nueva China que está tomando control de los mercados internacionales. Así que estar en ese malecón con Lycenia, viendo el ícono que aparece en múltiples películas (Mission Impossible 3, Tomorrow Never Dies, Fantastic 4, entre otras) y teniendo ante nuestros ojos algo más parecido a Manhattan que a una China milenaria fue como uno de los momentos culminantes en el viaje! Además, la neblina/contaminación le daba un aire de espejismo a nuestra visión, pues los rayos solares del atardecer se habían desvanecido y habían sido reemplazados por las luces multicolores provenientes de rascacielos, anuncios publicitarios de neón en inglés y en idiogramas chinos, y gigantescas pantallas de televisión de por lo menos 10 pisos de tamaño que proyectaban imágenes orientadas hacia el consumo masivo!!! Y en medio de la niebla, dos de los rascacielos más altos del mundo: el Jin Mao Tower y el Shanghai World Finance Center (aún en construcción en ese momento pero ya más alto que el Jin Mao y con su punta perdiéndose entre las nubes de forma fantasmagórica).

martes, 19 de agosto de 2008

Estamos en el Siglo XXI?

Estamos en el siglo XXI? Caramba! Me tomó 8 años darme cuenta de eso? O es que sencillamente lo he disfrutado tanto que no he prestado atención a lo cambiante de mi entorno? O es que el mundo es más pequeño y gira más rápido que antes? La revolución de las comunicaciones definitivamente han dejado una huella muy profunda en lo que podríamos considerar como el “estilo de vida moderno”. Hace 20 años, cuando aún no me había graduado del bachillerato, China aún era verdaderamente comunista y las computadoras tenían una pantalla negra con letras verdes. Recuerdo que escribía cartas y tarjetas navideñas y las enviaba por correo (con estampilla, sello y todo), y con mis amigos/as nos poníamos de acuerdo por teléfono fijo con mucha anticipación de adónde nos íbamos a encontrar (siendo la vida mucha más organizada que en este mundo celular). Y no piensen que tengo nostalgia por el pasado, más bien tengo una enorme sorpresa por lo cambiante de nuestro entorno y por lo fácil que adoptamos las nuevas tecnologías.

Hace dos sábados estuve en la Tienda Apple en Southlake Town Square en Texas, ya casi por regresar a El Salvador de un viaje de trabajo. Creo que era la segunda vez que entraba a dicha tienda durante el mes de octubre.... Tenía todo el propósito de comprarme una base de parlantes Bosé para mi iPOD, para ponerla en mi habitación y no tener que depender del CD Player de la sala de mi apartamento. Al final no la compré pues necesito mandar a hacer un estante en la pared para que tenga su espacio propio, y será para Navidad que lo compre cuando visite a mi hermana en San Antonio, Texas, antes del viaje a París... Regresemos a la Tienda Apple.... Hay pocas cosas que me impresionan en este mundo, y no me pregunten porqué pero esta tienda Apple me deja con la boca abierta todo el tiempo... Primero, la cantidad de gente comprando para un espacio tan pequeño... No puedo creer que una empresa que quedó completamente de lado en los noventas tras la supremacía de Bill Gates en el mundo de la informática se haya reinventado de tal forma hasta el punto de convertirse en un fenómeno cultural!

Tengo que confesar que a principios del 2005, durante una rifa que Siebel Technologies hiciera en un almuerzo de trabajo durante una Conferencia de Sabre en Dallas, me gané un iPod!!! Esto causó mucho revuelo entre mis compañeros de trabajo, pues todos querían ganárselo, ya que era el aparato “del momento”... Y les dará risa que me lo gané y yo no tenía la más mínima idea de lo que era un iPod!!! Y es más, pasó casi seis meses guardado dentro de su caja en mi casa, pues no quería hacer el tiempo para pasar mi música de CD’s a la computadora para luego pasarlo al iPod. Fue cuando mi buen amigo Douglas Tobar me regañó y me hizo el favor de pasarme su música al iPod cuando comencé a darle uso... Y aún más increíble, no fue sino hasta principios de este año que finalmente bajé el programa de iTunes y pasé finalmente toda mi música al iPod, con lo cual ya tengo mi Chill Out y mi género electrónico conmigo en cualquier parte del mundo! Así que también fue hasta hace poco que visité la tienda Apple en Southlake por primera vez. No pensé que existiera una tienda Zara de tecnología, y hago la comparación pues no he visto tienda Zara en cualquier parte del mundo que no sea un éxito, con enormes filas de clientes esperando pagar en las cajas sus prendas con inspiración de diseñador.., Y lo mismo pasa en la Tienda Apple... Filas de gente comprando tecnología fashion! Y creo que la parte que más me impresiona es el iPhone! El aparato más esperado del 2007! Teléfono, computadora, navegador de Internet, blackberry, iPod, cámara fotográfica y de video, agenda electrónica, televisor... Todo en uno! Todo en una pantalla interactiva cuyo monitor se activa con el toque de nuestros dedos! Creo que el siglo XXI aterrizó en mi vida después de ver semejante aparato! La envidia de Dick Tracy!!!

Antes de abordar mi avión de regreso a San Salvador hace dos sábados, tuve un segundo encuentro cercano con el mundo tecnológico cuando me encontré con una dispensadora de teléfonos celulares en el Aeropuerto de Dallas/Fort Worth... Han visto esas máquinas dispensadoras de Coca Cola que se ubican en aeropuertos, centros comerciales, universidades, etc? Pues imagínense algo así pero con aparatos (y planes) de telefonía celular móvil! Mis ojos no lo podían creer... Era una máquina relativamente grande. Probablemente dos veces el tamaño de las máquinas de gaseosas... Se inserta una tarjeta de crédito, se selecciona la compañía con la que se quiere trabajar, luego el aparato que se quiere comprar, el plan de consumo y Voilá! Teléfono celular instantáneo! ( y pensaba que las cajas de pago de auto-servicio en Wal Mart y las unidades POS que uno mismo activa en las tiendas era lo último en tecnología!). El siglo XXI en todo su incipiente esplendor!!!

Todo este tipo de inventos y avances tecnológicos parecen sacados de una película de ciencia ficción! Impresionante! Pero una cosa es ver gadgets o máquinas dispensadoras de celulares, y otra es ver una ciudad completa que parezca escenario apropiado para Buck Rogers en el Siglo XXV! Y estoy específicamente hablando de mi primera impresión del Oriental Pearl Tower y el Barrio de Pudong en Shanghai, vistos desde los edificios de estilo europeo conservador que predominan en el Barrio “The Bund” en dicha ciudad.

domingo, 17 de agosto de 2008

Porque escogi el Hotel Crowne Plaza Fudan Shanghai?


Porqué escogí el Hotel Crowne Plaza Fudan Shanghai?
Otra vez a repetir la experiencia del medio de la nada del Holiday Inn en Roma? Bueno, no me juzguen tan fuerte como Lycenia, pues no han volado 14 horas en este preciso instante de su lectura! “Trip Advisor” lo recomendaba como el hotel número 3 en popularidad de 529 hoteles en Shanghai (http://www.tripadvisor.com/ShowUserReviews-g308272-d619842-r10077254-Crowne_Plaza_Hotel_Fudan_Shanghai-Shanghai_Shanghai.html ), la tarifa de 94 dólares la noche incluía el desayuno, y todas las guías en Internet decían que los taxis eran muy, MUY baratos en la ciudad, con lo que no se necesitaba estar en el Centro como en París, Londres o Nueva York. Y de hecho las carreras de taxi en China nos oscilaron entre 3 y 5 Dólares dentro de las ciudades, con lo que un hotel que presentaba mejores comodidades a un precio tan accesible era de aprovecharse (en el Centro no se donde el chino nos hubiese enviado, pues los hoteles similares de relación precio-calidad costaban alrededor de 300 Dólares la noche!).

De todas formas mis argumentos no convencieron a Lycenia, que estaba obviamente irritada por el viaje y quien exclamó que viajando con un presupuesto limitado, gastar dinero en taxi era disminuir las compras!!! Tranquila, tranquila... Bienvenida a China!

La carrera del Aeropuerto al hotel tomó como unos 45 minutos, en super carreteras de 5 carriles a cada lado, y que probablemente estaban vacías en aquel momento por ser un sábado por la tarde. Algo que nos llamaba la atención sobremanera era el clima... hasta el momento no habíamos visto el sol para nada, y había una especie de neblina grisacea, que no sabíamos identificar si era contaminación o realmente estaba nublado (después aprendimos que era un poco de ambos, y de hecho Beijing tiene más contaminación que Ciudad de México, y eso ya es decir!).

El Hotel Crowne Plaza Fudan está ubicado en una zona residencial, muy tranquila, y efectivamente el campus de la Universidad de Fudan queda enfrente, si es que se logra en algún momento cruzar una pequeña autopista que separa a las dos entidades. El hotel cumplió sus expectativas!! Decoración medio minimalista, obviamente con mucho Feng-Shui (algo que los chinos han importado también al resto del mundo, además de cualquier producto inimaginable), las comodidades de un hotel Occidental de 5 estrellas (bajo estándares latinoamericanos), desayuno buffett extremadamente generoso con comida china y occidental incluído en la tarifa y uso de Internet de alta velocidad por 15 minutos en el bar del hotel por cada cerveza ordenada en la barra (algo que me pareció sumamente civilizado!) La habitación era sencilla pero agradable y durante toda nuestra estadía nos hicieron sentir como en casa. Aún no me arrepiento de la decisión de reservar ese hotel, y Lycenia al final se dió cuenta que no se necesitaba tanto efectivo para transportarse, y que las compras no eran tan bonitas como para invertir una fortuna en ellas.

Fuí a las comodidades de Occidente en Oriente? Algo se tenía que hacer para minimizar el impacto cultural! No creen?... Pero bueno, por el momento los tendré que dejar en continuación! Por lo menos ya llegamos a China!

martes, 5 de agosto de 2008

Primeras impresiones de China!

Pero como al muchachito caprichoso se le metió entre ceja y ceja que quería viajar hasta la China aprovechando: a) que los pases con American Airlines los tiene válidos aún hasta junio del 2008; b) que AA comenzó un vuelo de Chicago a Shanghai (también tiene uno a Nueva Delhi, el cual me llevará a India el próximo año); c) que los precios de los pases de aerolínea son tan bajos que convertía prácticamente en obligación el visitar China antes que se terminara el privilegio; y d) que si había espacio disponible, el pase me permitiría un asiento en Primera Clase, algo nada despreciable para un vuelo de 14 horas!!! Todas estas razones, más el ánimo de aprender de forma directa lo que está pasando al “otro lado del mundo”, pues tuvieron más peso que el detalle técnico de digerir comida china durante todo un recorrido. Ya mucha gente me había advertido que la comida era diferente, por su sazón, presentación, consistencia y degustación, así que no llevaba muchas ilusiones al respecto.... Pero nada me había realmente preparado mentalmente para sostener una relación amor(a la fuerza)-odio tan fuerte con la gastronomía del gigante rojo.
Eso sí, para los amantes de la comida china, les voy a recomendar el nuevo Restaurante 168, ubicado frente al World Trade Center de San Salvador en pleno corazón de la Colonia Escalón, y que puedo dar fe que es completamente auténtico... La comida es tan espantosa como en su madre patria!!! No se como mi amigo Nelson me convenció hace un par de semanas de ir un domingo por la noche, trayendo de regreso a mi paladar las mismas sensaciones de “me lo como porque ni modo” que prevaleció durante todo mi viaje por el Lejano Oriente. Nelson... la comida estaba rica! Pero fue demasiado pronto... No más comida china para mi de acá hasta el 2009!
Nuestro primer contacto directo con la comida china en nuestro viaje fue dentro del vuelo de American Airlines, donde gracias a Dios logramos conseguir asientos de Primera Clase (Lycenia dice que probablemente nos portamos muy bien en alguna de nuestras vidas pasadas para lograr este tipo de privilegios en la actual, donde nos garantizamos cama, comida, champaña, helado, quesos, snacks y películas durante 14 horas seguidas!)... El menú en el avión daba una selección de comida china, la cual sentí deliciosa, probablemente por haber sido preparada en Chicago con ingredientes occidentales y por el entusiasmo de llegar a un país que nunca antes había visitado! No me imaginaba que terminaría peleado con su gastronomía mundial!
Salimos de Chicago a las 09:30 de la mañana del viernes 31 de agosto y llegamos al Aeropuerto Internacional de Pudong en Shanghai alrededor de las 2:00 de la tarde del sábado 1ero de septiembre! Nunca se ocultó el sol en nuestro camino, pues íbamos vía Polar durante el verano del Norte (nunca pude ver el Polo Norte, pues me dormí cuando lo cruzabamos, y cuando desperté estábamos encima de la Siberia y aún nos faltaban como 6 horas de viaje!). Tengo que admitir que no existe emoción más fuerte en este mundo como aterrizar en un nuevo puerto, con rumbo hacia lo desconocido y lo confuso! Es un sentimiento difícil de describir, pero me imagino que en la antiguedad es lo que experimentaban los marineros cuando veían tierras exóticas a la vista! En mi caso finalmente me dí cuenta que estábamos aterrizando en China!!!
El Aeropuerto de Pudong se me asemejó en ese momento al de Maiquetía en Venezuela, posiblemente por el estilo arquitectónico similar, aunque el de Shanghai es posiblemente cuatro veces más grande que el de Caracas! Finalmente llegamos a China!!! Wow! Llenamos tres formularios de ingreso: migración, aduanas y salubridad, donde nadie nos preguntó nada me imagino también por la barrera del idioma escrito en caractéres latinos. Y en serio, no nos preguntaron nada! Nada de nada! Fue fácil conseguir la visa, pero fue aún más fácil entrar al país!... Y claro la barrera del idioma también resultaba un problema con nuestra primera tarea en el país: conseguir transporte del Aeropuerto al hotel, algo que no había logrado coordinar con anteriodidad en mis pesquisas de Internet.
Los dólares no se aceptan libremente en la calle en China, así que Lycenia cambió algo de dinero en el Aeropuerto y yo saqué efectivo a través de un cajero automático de HSBC (bueno, de ahí es originalmente, no? Hong Kong and Shanghai Banking Corporation). Habíamos reservado el Crowne Plaza Hotel Fudan Shanghai (http://www.ichotelsgroup.com/h/d/cp/1/en/hotel/shgfd;jsessionid=GNEJCJO5M4P3CCTGWAKCJ0QKM0YDKIY4?_requestid=358440 ), y teníamos todos los detalles necesarios: dirección, teléfono, número de confirmación... Si, los detalles necesarios en Occidente!!! La gran mayoría de taxistas en China no hablan inglés... Y muy importante, NO LEEN INGLES. Así que lo que necesitábamos realmente en ese momento era la dirección en idiogramas chinos!!!

No se desesperen! No nos quedámos varados en el Aeropuerto! Jejeje!
Lycenia estaba más lúcida que yo a pesar de no haber dormido en el avión, y logró rápidamente ubicar un flamante mostrador de hoteles, donde uno de ellos decía “Crowne Plaza”! Nuestra salvación! Ahí si fue nuestro primero contacto con el pueblo chino. En el mostrador habían dos hombres relativamente jóvenes, y cuando nos acercamos nos hablaron en inglés, con acento chino, pero inglés. Nos querían vender el transporte oficial del hotel a 400 Yuanes (como 54 dólares), pero en vez de eso les insistí que nos escribieran la dirección del hotel en chino para buscar un taxi por nuestra cuenta (necio!). Muy amablemente nos escribieron la dirección, y cuando ya nos íbamos nos ofrecieron un precio especial de 300 Yuanes (como 40 dólares) por un transporte similar al del hotel, pero privado. Y tras un vuelo de 14 horas, en un país desconocido, donde no se habla el idioma, obviamente uno puede estar medio irritado, y definitivamente cansado, por lo que decidimos aceptar su oferta, que posiblemente nos costó el doble que un taxi normal, pero que nos evitaba todo el lío de buscar dónde y cómo. Uno de ellos nos acompañó a buscar el carro, que resultó ser una especie de 4X4 con aire acondicionado, y relativamente nueva. El jóven trató de sacarnos conversación, y nos preguntó: “Son ustedes profesores de Universidad?”, y le respondimos obviamente que no, pensando que probablemente mis lentes podrían estar dándome un aire de catedrático, ante lo que nos dijo: “y entonces porqué se están hospedando en el Hotel Crowne Plaza Fudan, si está tan lejos de todo! Lo único que está cerca de ahí es una de las Universidades más grandes de Shanghai, por lo que se hospedan muchos profesores en el hotel”.

No puedo explicar como un comentario tan inocente puede causar reacciones tan extrañas al otro lado del mundo tras un vuelo de 14 horas: Lycenia me volteó a ver con cara de “adónde nos fuiste a meter”, pero no me dijo nada, más bien le pregunto al chino: “qué tan lejos está de la ciudad?”, a lo que le respodió “como 20 o 25 minutos del Centro en taxi”... A la niña no le cayó muy en gracia que el hotel quedara en medio de la nada y solo le respondió al jóven del hotel: “pues yo no se nada, él fue quien lo escogió”.... Y el chino sin querer seguía echando leña al fuego, diciéndo: “se hubiesen quedado en el Centro donde hay hoteles con tarifas muy similares a la que están pagando en el Fudan”.

martes, 29 de julio de 2008

El absurdo y el gato en el motor!

Pero rompamos el hielo... Mi introducción fue demasiado seria para un viaje de placer, así que mejor hablemos de lo “absurdo”. Veamos que nos dice Wikipedia al respecto: “Absurdo es una palabra para identificar a algo o a alguien que no actúa de acuerdo a un pensamiento lógico o normal y que se aparta de la razón, muchas veces se asocia esta palabra al Humor.”

Bueno, absurdo es lo que me pasó la semana pasada cuando fuí a visitar a mis clientes en San Salvador. Tenía una cita de negocios por la tarde, así que salí de mi rutina de trabajar en shorts y chanclas en mi casa y me puse un traje azul marino, camisa verde menta, corbata de un verde más pálido con rayas azules, zapatos y cinturón cafés, muy inspiración a lo tierras catalanas. Llegué muy elegantemente ataviado al Edificio Caribe, pero con algo de retraso por el tráfico, pero por suerte logré conseguir estacionamiento al primer intento. Iba a bajarme del automóvil y correr hacia mi cita cuando escuche un leve maullido de gato que provenía de algún lugar cercano.... Eso captó mi atención, pues tuve la sensación por un momento que el gato estaba ahí conmigo, dentro del auto, y a pesar de mi retraso me puse a buscarlo bajo los asientos. Lo escuchaba claramente! Recordé de inmediato al gato que había escondido a mis tres añitos dentro de una bolsa de naranjas en casa de mi abuela paterna (“la Mama Chayo”), con toda la intención de transportarlo clandestínamente y suponiendo que me iban a dejar adoptarlo una vez que llegara a mi casa, pero con tan mala suerte que el gato se salió de la bolsa y se enredó dentro de la tapicería de los asientos del carro de mi papá! Mejor no les cuento como me fue!!! Y aparte de eso, recordaba la decena de gatos en la casa de mi hermana en California, y como me habían arruinado una maleta al dejar impregnado el olor a sus necesidades vitales...

Increíble todos los pensamientos que uno puede tener en cuestión de segundos! Y como no quería pagar en arreglo de tapicería ni posteriormente tener un olor permanente a orín de gatos en mi reluciente Ford Eco Sport, entonces seguí buscando al felino, pero sin suerte alguna! Y no se como se me ocurrió abrir el motor del auto... El maullido parecía venir de la parte delantera.... Para aprender cual es el concepto del absurdo, traten de visualizar mi rostro cuando abrí el capó del carro y voy viendo un gato miniatura color amarillo atrapado entre los cables de energía, quien al ver la luz y el aire fresco se logró desenredar y caminó muy campante hacia el exterior de su improvisado medio de transporte. Yo ví al animal, y volví mi mirada hacia ambas direcciones como buscando testigos de una experiencia medio onírica o de cámara escondida... Aún no se a) cómo y cuando el gato llegó ahí; b) como no se achicharró, incendió o murió con el auto en movimiento y c) cómo no me arruinó el motor! Aun así la próxima semana el auto entrará a revisión y parte de la lista será “había un gato atrapado en el motor, por favor verifiquen que todo esté bien”... No voy a alargar la historia del gato, pero lo tomé en mis manos y lo dejé en la acera, diciéndole las palabras: “lo siento, no te puedo adoptar” (algo que mi hermana creo que le da el “yeyo” si me ve haciéndolo, pues creo que ya va en la docena de gatos entre todos los que ha adoptado, incluyendo los que le han llegado a dejar en canasta a la puerta de su casa)... Para suerte del animalito, el guardia de seguridad del edificio había presenciado toda la tragi-comedia y dijo “pero si está bien bonito el gato” y lo agarró, llevándoselo a unas señoras que han vendido fruta enfrente de TACA durante toda su vida, quienes inmediatamente lo adoptaron para espantar a los ratones que supuestamente habitan en el Edificio Caribe... Puedo dar fe que el gato pasó a una mejor vida! Absurdo!

Así mismo les parecerá absurdo que a mi no me gusta la comida china para nada... No me gustaba antes del viaje y me gustó menos después del viaje. Así que era aún más absurdo planificar una excursión de once días a China, con la idea pre-concebida que iba a comer muy mal... Quien me conoce bien sabe que utilizo técnicas de disuasión muy efectivas para comer cualquier otra cosa que no sea comida china, teniéndola como máximo durante tres veces al año... Diez días seguidos??? Eso va a estar bueno!

lunes, 21 de julio de 2008

Introduccion a un viaje hacia el Catay


Tengo que confesar que ha sido muy difícil para mí comenzar la narración acerca de la República Popular de China, pues tengo sentimientos encontrados en relación a la experiencia en sí. Algunas personas me han comentado que no comento casi nada acerca del viaje, y la verdad si lo he tenido muy reservado con el propósito de canalizar mis comentarios a través del mundo cybernético y ser lo más objetivo posible en mis observaciones. País de muchos contrastes: lo milenario tratando de sobrevivir en contraposición a lo moderno; una China comunista con más consumismo y capitalismo que cualquier país latinoamericano; una China Roja donde el ejemplo a seguir es los Estados Unidos; infraestructura de occidente con idiogramas desconocidos a nuestra vista y sonidos irreconocibles para nuestro oído; reconocimiento culinario mundial con sabores diferentes al paladar. Oriente y Occidente chocando en el auge de la civilización del siglo XXI!

Estas palabras me servirán de preambulo para definir todo el viaje, que fue sumamente interesante, pero que probablemente no repetiría a nivel personal, aunque nunca se sabe el mundo de los negocios y lo cambiante de la economía mundial a donde te puede llevar a futuro. Y no lo consideré un país desagradable... Tiene muchas cosas impresionantes, pero tengo que admitir que soy un hombre occidental y tal vez no tan ciudadano del mundo como me consideraba hasta hoy; pero definitivamente la experiencia ha enriquecido mi alma, abriendo los ojos a la verdadera globalización.

Pero no quiero ser tan severo con mis primeras impresiones acerca de China. Recomiendo que la visiten y tengan sus propias experiencias. Me dedicaré a recopilar lo que ví y sentí en mi corta visita a tan vasto sub-continente.

domingo, 20 de julio de 2008

El Green Mill Cocktail Lounge

A la hora de la cena queríamos hacer algo especial para nuestra última noche en América, y Lycenia estaba super antojada de comer un steak a raíz de las fotos de restaurantes de carnes que habíamos visto en la revista American Way de American Airilines. Y fue así como le preguntamos al Concierge del Hotel Mónaco, dónde podíamos encontrar un restaurante de carnes que fuera bueno, bonito y barato en Chicago, a lo que él muy políticamente correcto nos respondió que no existía tal cosa en los Estados Unidos, pues no había carne “barata”, y que posiblemente podríamos encontrar buenos cortes a unos cuarenta dólares por cabeza. No me quiero hacer fama de tacaño, pues no lo soy, pero normalmente no me alimento con carnes rojas, y cuando voy en El Salvador (yo se, no es igual), un churrasco me puede salir en unos quince dólares como caro... Pero pagar un filet mignon de cuarenta dólares no estaba en mi lista de “to-do’s” en los Estados Unidos, y menos sin cuenta corporativa abierta!!! Prefería los martinis de doce dólares y las cervezas de seis. Pero la niña tenía antojo de carnes, así que fuímos a un par de restaurantes, pero ante mi poco ánimo por gastar un platal por una vaca gringa, terminamos en un restaurante al estilo cajun, que no fue nada memorable pues ni siquiera le tomé el nombre para transmitirlo a las futuras generaciones!

En su lugar, convencí a Lycenia a que fueramos a un lugar que me llamaba sumamente la atención. Buscando que hacer en Chicago un jueves por la noche, y bajo el conocimiento que es una de las capitales mundiales del jazz, había encontrado un lugar llamado el “Green Mill Cocktail Lounge” (http://www.greenmilljazz.com/ ) donde todos los jueves toca una banda de 16 músicos llamada “Alan Gresik Swing Shift Orchestra”, que por la módica suma de seis dólares tocan blues, jazz y swing de los 40’s y 50’s durante gran parte de la noche! El Green Mill no estaba cerca del centro de Chicago, creo que los 40 dólares que me ahorré en el steak me los gasté en los taxis de ida y regreso hasta la zona norte de la ciudad, pero definitavamente valió la pena. El club opera desde 1907 y fue en la década de los 20’s uno de los sitios de moda entre la mafia, cuando Al Capone compró el 25% de sus acciones, convirtiéndolo en su Mai Thai local.

La visita al Green Mill fue como retroceder un poco en el tiempo. El Big Band no solamente tocaba música de época, si no que la audiencia de todas las edades bailaba el swing como profesionales. Era interesante ver hombres de 70 y 80 años sacando a bailar a jovencitas de 20 y pico, y bailando de una forma tal que “Dancing with the Stars” se quedaba pequeño. Lycenia no fue la excepción a la regla... Nos acomodamos en un rincón de la barra al llegar y a la media hora ya un tipo la había sacado a bailar, aunque no duraron más de una pieza, pues entre que a la niña le gusta guiar y el tipo con sus pasos de swing ultra elaborados, pues rápidamente se dieron las gracias y todos seguimos degustando de la música. Algo que me llamó la atención era que entre canción y canción habían presentadores que imitaban anuncios de radio de la época, así que todo el evento imitaba un programa radial de los 40’s.

Saqué a bailar a Lycenia y no duré más de una pieza, pues por alguna extraña razón a ella le gusta guiar y no hubo poder humano que la convenciera de lo contrario, así que decidí que la Heineken en la barra era el sitio más apacible en ese momento tras tratar de perder mi independencia rítmica individual.... La bar-tender era una señora puertoriqueña en su mediana edad, quien al principio se veía sumamente seria, pero que al preguntarle su nacionalidad y escucharnos hablar en español, pues como que se ablandó un poco y nos atendió mucho mejor. La barra del Green Mill era como estar en un museo viviente. Había una caja registradora de principios del siglo XX que estaba en uso!!! Ahí cobraban las cervezas de seis dólares!!! Además había un teléfono color negro, antiquísimo, de discado manual, que pensábamos que era un adorno hasta que sonó y una persona de la barra contestó para atender a un cliente! Para rematar había a la par nuestra una rockola de discos de 45 que en los intermedios de la banda trataba de amenizar el lugar con un sonido propio de los 50’s. En general fue una experiencia muy agradable cuya relación precio-calidad es digna para una repetición... Pero no podíamos quedarnos muy tarde. Nuestro vuelo de 14 horas de Chicago a Shanghai salía a las 09:30AM, con lo que regresamos relativamente temprano (12:30N) al hotel para terminar de empacar y descansar lo posible sobre camas en tierra... Estábamos a un paso de convertirnos en Marco Polos modernos y llegar hasta los confines del mundo en el Catay!

martes, 15 de julio de 2008

Tour de Arquitectura por Chicago.

Varias personas me han comentado, que no sienten emoción alguna en mis palabras cuando converso respecto a mi viaje a China. Mi misma madre me ha indicado que no siente el tono de alegría que he inyectado en descripciones anteriores, y mi amiga Lara me dijo que no veía aquel brillo en mis ojos que traía de otros viajes... Y todos me han preguntado porqué? Qué pasó?... La respuesta no es tan sencilla, pues el destino es sumamente admirable y espectacular, pero el hecho de no gustarme la comida china, agregado al hecho de no poder comunicarme, y más bien el hecho mismo de ir “de luna de miel”, pero ir con una amiga, pues como que no contribuyeron a la experiencia! Y no me mal interpreten, pues Lycenia es una excelente amiga y compañera de viajes, pero hubo carencia del amor operático y hollywoodesco en China. El amor fraternal no es igual al conyugal... Sí, estoy escribiendo melancólico, hoy se la aguantan, jajajaja!

De repente me he dado cuenta a mis 38, que prácticamente llevo dos nupcias en mi haber (una oficial y una no oficial), pero al mismo tiempo dos divorcios (uno oficial y uno no del todo oficial), y al regresar del viaje de Dallas el viernes pasado me dí cuenta que no hay nadie esperandome en casa. Alguien a quien poder llamarle y decirle: “Honey, I’m home”. Y quien nunca antes se haya casado o acompañado, y más bien haya tenido noviazgos o relaciones de cada quien en su casa, pues no podrá comprender cual es el tema, ya que la vida en pareja realmente se conoce con la convivencia diaria.... Pero bueno, es un hecho que he adoptado y disfrutado de mi soltería durante el 2007, aunque estuve ilusionado a mediados de año sin que según yo se percataran, y últimamente me dió por considerar mi círculo cercano para una relación estable, sin que tampoco me pararan pelota, pues sencillamente a seguir disfrutando la vida!!! Deprimido? Jamás! Hastiado más bien de no poder compartir mi vida, viajes y logros con alguien especial. Pero bueno, la libertad tiene su precio en esta vida! Y además, cuando no hay amor, pues hay amoríos! Jajaja! Y de que me puedo quejar si he amado dos veces en mi vida y de formas tan diversas?

Quiero pasar Año Nuevo en París, así que quien tenga valor podrá acompañar sentimentalmente a este ciudadano del mundo al mejor escenario operático y hollywoodesco de los tiempos modernos que hable ahora o se quede en silencio para siempre. De hecho compré la semana pasada la película “Moulin Rouge” con Nicole Kidman, donde la Ciudad Luz es uno más de los actores en esa tragicomedia, pues trasciende el título de escenario. Pero bueno, no todo es color de hormiga, mi corazoncito está sano y salvo, y qué más que ir con una hermana/hija al otro lado del mundo? Y pasar por las tierras del jazz! Wow! Así que pasemos a niveles “más altos” y hablemos de arquitectura!

Una cosa que aprendí de Chicago durante mi proceso de planificación fue su importancia para la arquitectura moderna. Aparentemente el concepto de “rascacielos” y muchas de las técnicas para elevar los edificios fueron creadas o puestas en práctica en esta ciudad. La ciudad se enriqueció con obras de genios del calibre de Louis Sullivan, Daniel Burnham y Frank Lloyd Wright, maestros de la arquitectura del siglo XX, b y tuvo el edificio más alto del mundo (la Torre Sears) desde su inauguración en 1974 hasta que fue destronada por las Torres de Petrona en Kuala Lumpur en 1996.... Y no soy arquitecto, pero el concepto de “ciudad”, con sus estructuras urbanas, es algo que sencillamente me ha apasionado desde pequeño, con lo que teníamos que incluir algún tipo de excursión que nos permitiera educarnos más en esta competencia mundial de quien tiene la estructura “más alta”, y para eso teníamos un día extra en Chicago (previsto por cualquier inconveniente, retraso o apelación de última hora, relacionados con la visa china).

Y qué más conveniente que a tres cuadras del hotel (insisto, el Hotel Mónaco tiene la mejor ubicación de la ciudad!) podíamos tomar el crucero más popular del Chicago River: el Chicago’s First Lady (http://www.cruisechicago.com/ ), quienes dan los tours oficiales de arquitectura en el río del Chicago Architecture Foundation (http://www.architecture.org/ )... Un paseo por el río, con catedráticos explicándo la historia de la ciudad y su arquitectura? Qué más se le puede pedir al cuerpo? Además no teníamos que madrugar, pues podíamos tomar el crucero de las 02:00PM, y así levantarnos a la hora que nos diera el cuerpo por la mañana, para dar un poco de descanso a nuestros adoloridos músculos tras la caminata del día anterior y previendo que cruzaríamos el Polo Norte al día siguiente, y no sabíamos a ciencia cierta si lograríamos dormir o no. Así que salir del hotel como a las 11:30AM para un pequeño almuerzo en Starbuck’s y unas cuantas compras adicionales en inglés y no en chino, fue algo que completamente valió la pena para estar sumamente relajados a la hora del crucero, y poner atención a nuestra mini-clase universitaria.

Los barcos que transitan por el Chicago River

Encontrar el muelle de dónde salía el Chicago’s First Lady fue toda una aventura en sí, pues teníamos que llegar hasta Michigan Avenue y buscar las escaleras adecuadas a la par del puente y bajar hasta Riverside Gardens, en las riveras del Chicago River. Suena fácil si uno se va por las escaleras adecuadas. Desde Wacker Drive bajen las escaleras del lado derecho del puente en Michigan Avenue y se ahorrarán caminatas innecesarias (been there, done that!). Logramos conseguir boletos sin problema alguno, pero aparentemente en los meses más ocupados del verano es mucho mejor hacer reservaciones con anticipación.

Algo que me llamó la atención fue que antes de ingresar al crucero hacen una inspección manual de las bolsas, mochilas y carteras para garantizar la seguridad de la ciudad; el capitán del barco y un catedrático universitario dan la bienvenida a los turistas y reparten mapas del itinerario del crucero y de los edificios que se podrán apreciar. El crucero es en barcos pequeños, pues el río no es tan profundo. La capacidad de personas la calculo en unas 70 a 80 personas en cubierta. Habían por lo menos unas 20 hileras de sillas plásticas color verde a cada lado de la cubierta, y en el centro bancas alargadas al estilo iglesia, con colchón plástico verde, y bajo las cuales se ubican los chalecos salvavidas. Todo el crucero se hace al aire libre, sin techo ni ningún tipo de protección contra las inclemencias del tiempo. No fue sino hasta que ya estábamos ubicados en nuestros asientos verdes al costado derecho del barco y cerca de la popa, con el sol espectacular agostino quemándonos la cara, que me dí cuenta que había olvidado el protector solar (el cual fue literalmente a pasear hasta la China, ya que nunca lo usé, y que de todas formas al regresar a El Salvador lo tuve que tirar al basurero al descubrir que ya había caducado su fecha de expiración). Por lo menos obtuve un bronceado de camionero de lo más chic esa tarde, pues el tour dura aproximadamente 90 minutos.
Nuestro Crucero

Uno de los principales motivos para tomar este tour es que la descripción de la historia y arquitectura de la ciudad está a cargo de docentes voluntarios del Chicago Architecture Foundation (CAF). Estos docentes son guías especialmente entrenados y certificados para liderar tours de arquitectura de la ciudad. Reciben cientos de horas de capacitación para informar a los visitantes acerca de la riqueza arquitectónica de la ciudad. Nuestro docente del momento definió claramente cuales eran sus objetivos para con nosotros: que al final del tour todos hubiesemos aprendido algo que desconocíamos acerca de Chicago. Y definitivamente hizo un excelente trabajo, cumpliendo su objetivo, pues fue muy entusiasta con sus muy entretenidas historias. Y que aprendimos? Acá enumero algunas de las cosas más interesantes de nuestro crucero:

Nuestro Catedratico a bordo del First Lady

1) El Chicago River cruza todo el centro de la Ciudad de Chicago y originalmente fluía hacia el Lago Michigan, pero en el siglo 19 se realizó una obra de ingeniería que desvío el flujo del río, por lo que en la actualidad se enlaza y desemboca en el Río Mississipi. De hecho, la ciudad de St. Louis, Missouri demandó a principios del siglo XX a la ciudad de Chicago por haber contaminado directamente el flujo que daba a su ciudad. Imagínense una ciudad construída como punto de acceso entre el Lago Michigan y el Río Mississipi, en plena revolución industrial y con fábricas eliminando sus deshechos en las márgenes del río! Obviamente St. Louis iba a demandar! Lo malo es que no me quedó claro quién ganó, y a pesar de haber buscado en Internet, no encontré información alguna al respecto. Como dato curioso, el Chicago River recientemente tuvo un ascenso de categoría, pues lo elevaron del grado de “tóxico” a “altamente contaminado”. Nuestro guía confirmó que por lo menos ya no se tiene que ir a emergencia por desintoxicación si alguien cae en el río, aunque no se vislumbra como un panorama adecuado.

2) Aparentemente un alcalde de Chicago en años recientes visitó la ciudad de San Antonio, Texas y quedó enamorado del desarrollo que ha tenido el paseo a las orillas del río (el San Antonio Riverwalk) y quizo hacer algo similar en el Chicago River. Se han invertido millones de dólares en crear aceras en ambas riveras y hay leyes recientes que regulan las nuevas edificaciones para construir estos espacios públicos de acuerdo a diseños aprobados por la ordenanza municipal. Y el río que por muchos años fue considerado como el basurero de la ciudad ahora está de moda, y todos quieren tener vista al río (algo que en los 70’s era impensable pues nadie quería ver el inodoro de la ciudad, pero con el saneamiento del río todo ha sido posible). La plusvalía y el costo por metro cuadrado en el río es ahora estratosférico. De hecho Donald Trump está construyendo el Trump International Hotel and Tower en sus orillas. Si les suena familiar a algunos es porque fue lo que Trump le encomendó administrar su construción a Bill Rancic, el ganador de la primera temporada de el reality show “El Aprendiz”. El edificio contará con residencias de lujo, espacio para oficinas y un hotel, lo cual les podrá dar una idea de los precios que se están manejando en esta área de la ciudad.

El Edificio en construccion de Donald Trump

3) Cuando se construyó el puente sobre Michigan Avenue entre 1917 y 1920, no había absolutamente nada a su alrededor, pero en 1921-22 surgieron dos rascacielos a su alrededor: el Wrigley Building, cuya forma está inspirada en la Torre de la Giralda en la Catedral de Sevilla! Y el Tribune Tower, donde se encuentran las oficinas administrativas del periódico the Chicago Tribune quienes en 1922 hicieron una competencia por el diseño de su edificio (un premio de US $50,000.00 para aquella época!) y el ganador fue un diseño neo-gótico de la firma de arquitectos neoyorquinos Howells & Hood. En su parte superior se pueden admirar contrafuertes como aquellos que se encuentran en la Catedral de Notre Dame en París. No es por nada que el caricaturista Bob Kane ubicara la Ciudad Gótica de Batman nada más y nada menos que en Chicago!

El Wrigley Building

El Tribune Tower

4) Otros edificios interesantes que vimos en el tour fueron: Marina City, torres gemelas de forma redonda inauguradas en 1959; el Merchandise Mart, que fue en su momento el edificio más grande del mundo en 1931 con más de 372,000m2 en espacio de oficina y por supuesto, la Torre Sears, el edificio más alto de Estados Unidos en la actualidad y el número 4 a nivel mundial, después de el Burj Dubai, el Taipei 101 y las Torres de Petrona.

Marina City

El autor con la Torre Sears al fondo

No los aburriré más con edificios y arquitectura. En medio del tour Lycenia me confesó que era una chica de campo y que no consideraba a los rascacielos como progreso, si no más bien como una amenaza al medio ambiente, aunque posteriormente dijo que la historia narrada de cada edificio le había parecido sumamente interesante, a pesar de su posición “verde” al respecto.

Al terminar el tour proseguimos con un par de compras, la búsqueda de un Internet Café (una especie en extinción en Estados Unidos pues todo mundo tiene laptop y wireless, aunque encontramos uno al descabellado precio de US $5.00 por media hora!!!) y por supuesto a participar de nuestros vinos gratis de la Hora Social!...

domingo, 29 de junio de 2008

Wicked!

Al bajar del John Hacock Center nos dimos cuenta que habíamos caminado una cantidad indefinida de kilómetros desde nuestra salida del hotel esa mañana, y después de una parada técnica e innecesaria en un “mall”, con el dolor perpetuo de mi rodilla dañada en Bogotá (la cual a estas alturas se había trasladado a la rabadilla y a todo el resto del cuerpo) decidimos tomar un taxi hacia el hotel, para además tomar ventaja de la “Hora Social” donde no conocimos a nadie, pero en cuestión de 25 minutos nos tomamos 3 copas de vino cada uno (eso es lo que pasa cuando es gratis y hay un límite máximo de tiempo), con lo que al cambiarnos para ir al teatro esa noche, no ibamos entonados si no más bien medio beodos.

Temprano habíamos pasado al Oriental Theatre, ubicado a tres cuadras del Hotel Mónaco, y habíamos comprado entradas para poder ver el musical del momento en Estados Unidos: “Wicked”!!!... La primera vez que escuché hablar de este musical fue a través de mi amigo Douglas Tobar, quien había leído el libro del autor Gregory Maguire. La obra cuenta la historia de las brujas de Oz (Sí, las del Mago de Oz) antes de que apareciera Dorothy, y devela misterios como porqué la Bruja del Oeste es verde, porque el león es cobarde, de dónde salió el hombre de hojalata, pero sobre todo cambia completamente la perspectiva de la relación entre Glinda, la Bruja Buena y la “Wicked Witch of the West” (la bruja mala del Oeste). No les puedo dar detalles adicionales, aunque si les puedo decir que se trata de “un gran chambre” (en buen salvadoreño, el chisme estaba bueno!). Les puedo recomendar ciegamente la obra, la cual se presenta permanentemente en Broadway, aunque sus precios en Chicago son mucho más accesibles y con la calidad típica que caracteriza a este tipo de obras musicales (http://www.wickedthemusical.com/chicago/ )

Lo único malo de ver una obra de teatro que dura tres horas más intermedio y que comienza a las 7 de la noche, es que se sale a las 10:30PM, en un país donde los restaurantes cierran sumamente temprano, y obviamente ya se nos había bajado la juma, y el hambre apremiaba. Por suerte, habíamos solicitado información en el hotel de a dónde podíamos tener una cena tardía dentro del área, y la Concierge nos envió a 4 cuadras, cruzando el Chicago River, en la Calle Hubbard, a un lugar llamado “Rock It” (http://www.rockitbarandgrill.com/ ), que efectivamente daba servicio de restaurante hasta la medianoche, y donde degustamos unas alitas de pollo y un dip de queso y hummus, para por lo menos engañar el estómago hasta el día siguiente. El lugar me pareció sumamente “gringo” (yo se Vane, no estoy siendo políticamente correcto, pero es la única palabra adecuada para describirlo), y cuya música rock de los 80’s y 90’s no ayudaba mucho para hacer la digestión, pero a esas horas de todas formas quién la hace? Y así terminamos nuestro primer día de parada técnica por las tierras del jazz!

lunes, 23 de junio de 2008

Visita al John Hancock Center

Michigan Avenue, con el John Hancock Center al fondo.

El John Hancock Center

Lycenia limpiando las ventanas del John Hancock Center

El Navy Pier y el Lago Michigan a ojo de pajaro!

Los rascacielos en su esplendor, con la Torre Sears al fondo

"La playa" frente al lago Michigan, acariciada por la sombra de los rascacielos.


Caminando, caminando, sobre Michigan Avenue, llegamos a la base del John Hancock Center (http://www.johnhancockcenterchicago.com/ ), el tercer rascacielos más alto de Chicago (superado por la Torre Sears y el Aon Centre), el cuarto en Estados Unidos (le gana el Empire State Building en Nueva York) y el número 18 a nivel mundial (fotografía 11 en el Blog). El edificio cuenta con 100 pisos y 344 metros de altura, donde interesantemente la mitad se utiliza como espacio de oficinas y la otra mitad como apartamentos residenciales! Mi propósito de llegar hasta ahí era llevar con engaños a la pobre Lycenia hasta el piso 94, para disfutar la vista de la ciudad desde el observatorio del John Hancock Center (http://www.hancock-observatory.com/ ). Digo que la llevé con engaños pues como mencioné, ella no es muy fanática de los rascacielos y estructuras citadinas, y tampoco de las alturas, pero no se preocupen que no la torturé, pues tampoco padece de vértigo...Posteriormente ella misma estaba limpiando las ventanas del edificio (fotografía 12 en el Blog). Le pagué la entrada para que no me fuera a decir que me esperaba abajo (era lo menos que podía hacer después de llevarla engañada, je,je) y posteriormente ella misma admitió lo impresionante de la vista, y lo mucho que le había gustado la visita al edificio, donde hay reseñas de la historia de su construcción y muchas oportunidades de fotografía a ojo de pájaro. Y además... Cuántas veces tenemos oportunidad de subirnos a edificios altos en San Salvador, a menos que sea nuestra humilde Torre Cuscatlán de 73 metros (quien dentro de poco será destronada por las Torres Campestre con 78 metros de altura). Ja!

Como diría Alfredo Espino: “Dos alas, quien tuviera dos alas; esta tarde en la cumbre casi las he tenido”, pero no era ninguna cumbre si no el observatorio del John Hancock Center, cuya vista de vuelo de pájaro nos impresionó con imágenes del Lago Michigan, de los rascacielos de Chicago (incluyendo la Torre Sears al fondo) y “la playa” articifial que han creado a la orilla del lago estaba llena de veraneantes simulando estar en el Caribe, donde la sombra de los edificios acariciando sus riveras daba un efecto operático al panorama verpestino!. “Y que asco y que tristeza, comenzar a bajar” (extracto del poema “Ascensión, del escritor salvadoreño Alfredo Espino http://www.poema-de-amor.com.ar/mostrar-poema.php?poema=342 )

lunes, 16 de junio de 2008

Simplemente Chicago!

Chicago!!! Es una ciudad incomprendida por los mismos estadounidenses... La ciudad ofrece todo lo que una gran ciudad puede ofrecer, pero no tiene el prestigio de Nueva York ni el dinero de Los Angeles. Pero tiene mucho estilo, una arquitectura muy interesante y sitios de esparcimiento público para pasear por la ciudad... Nuestro recorrido comenzó en Millenium Park (http://www.millenniumpark.org/), ubicado a unas pocas cuadras de nuestro hotel, y que es una de las más nuevas atracciones de la ciudad! Inaugurado en el 2004, el parque de 24.5 acres contiene obras arquitectónicas y escultóricas de artistas de renombre internacional. El parque es un paraíso dentro de la jungla de cemento, y nuestra primera impresión en este día soleado y caluroso de agosto fue de verdura e innovación.... Al entrar al parque en la esquina entre Michigan Avenue y Randolph Street, nos encontramos de inmediato con Wrigley Square y el Monumento del Milenio, estructura en forma de herradura con columnas de estilo clásico greco-romano, la cual da la bienvenida al visitante del parque, y aunque no es tan impresionante como todos sus vecinos, es un lugar sumamente apacible para descansar un rato en sus bancas y jardines, donde nos refugiamos un rato del inclemente sol de verano.

Luego subimos unas escaleras para accesar el Pabellón “Jay Pritzker”, donde se ofrecen conciertos gratuitos al aire libre y cuyo impresionante diseño se lo debemos nada más y nada menos que a Frank Gehry, el creador del Museo Guggenheim en Bilbao, la Dancing House (Ginger y Fred) en Praga y el Walt Disney Concert Hall en Los Angeles, en otras palabras, uno de los más famosos arquitectos del momento a nivel mundial!

Continuamos nuestro recorrido para encontrarnos con lo que Lycenia denominó como “el frijolito plateado”.El Cloud Gate es una gigantesca escultura plateada (o más bien espejada) que refleja de forma espectacular los edificios y transeuntes a su alrededor, y la cual tiene un arco por el cual se puede transitar para ver el mundo desde otra perspectiva. La escultura fue creada por Anish Kapoor y da un aire de futurismo a la plaza con su fusión del reflejo del ambiente que lo rodea y el material espejado inspirado por el mercurio.

Terminamos nuestro recorrido del Millenium Park en la Crown Fountain, diseñada por el escultor catalán Jaume Plensa, y que consiste en dos torres de bloques de vidrio, que proyectan constantemente rostros gigantescos de diversos ciudadanos de Chicago, y que por momentos expulsan chorros de agua a manera de fuente a través de la boca de la imágen en pantalla hacia una pequeña y no tan profunda piscina interior, donde ese día jugaban varias docenas de niños, todos en trajes de baño, quienes ansioasmente esperaban refrescarse del calor agostino del mediodía con el agua que salía de los labios de los gigantes.

Tanto modernismo, sol, calor y la vigorosa caminata, nos abrió el apetito, y a pesar que el Millenium Park tiene un restaurante en su centro (el cual sirve como pista de patinaje sobre hielo durante el invierno), decidimos probar en un restaurante de sandwiches, ensaladas y sopas llamado “Cosi”, ubicado frente al parque y que después descubrimos que es parte de una cadena estadounidense con presencia en muchos estados (http://www.getcosi.com/ ) y en donde a precios muy accesibles almorzamos sopa y ensalada al estilo “deli”.

El calor de la tarde estaba ya en todo su esplendor, y teníamos que recorrer nuevamente el camino de regreso hacia el Consulado Chino para obtener ya nuestros pasaportes con el visado correspondiente, para lo cual nos encaminamos desde el Millenium Park a través de Michigan Avenue, donde comienza lo que localmente se le conoce como “The Magnificient Mile” (http://www.themagnificentmile.com/ ) , y donde a cada lado nos encontramos con un paraíso para las compras,con tiendas como Macy’s, Giorgio Armani y hasta H&M, así como infinidad de bares y restaurantes, incluyendo el Chicago River y el Millenium Park! Michigan Avenue recientemente fue seleccionada, en conjunto con la Quinta Avenida en Nueva York, Bond Street en Londres, los Campos Elíseos en París, Nanjing Road en Shanghai y Rodeo Drive en Beverly Hills, como una de las mejores Avenidas a nivel internacional, por su infraestructura, diseño y arquitectura que la rodean. Ya con pasaportes y visas en mano, nos dedicamos a explorar tiendas como Crate&Barrell (cuya base de operaciones es en Chicago, así que era una “pequeña” tienda de cinco pisos), Banana Republic, Kenneth Cole, entre otras...

domingo, 18 de mayo de 2008

sábado, 17 de mayo de 2008

Sacando la visa china!


Saludos desde Dallas! Será que no puedo parar? El mundo corporativo me mantiene en constante movimiento y estoy de regreso en tierras del Norte, pero recordando que hace poco más de un mes iniciamos nuestra exótica aventura por el Lejano Oriente... Es gracioso, pero la semana pasada recibí una llamada telefónica después de mi primer escrito sobre este viaje, donde me preguntaban cual era la “persona misteriosa” con la que me había embarcado en una travesía al otro lado del planeta y ahí me dí cuenta que en mi edición anterior no había mencionado para nada con quién iba de viaje, aunque asumí que en el último capítulo de Panamá habían leído que iba con Lycenia, mi buena amiga, que es más como mi hija (y no necesariamente eso significa que yo soy su “papasito”, mal pensados)... Es gracioso pues tres personas diferentes me han dicho que nuestro viaje hubiese aparentado una especie de Luna de Miel, y que porqué no nos casabamos de una vez.... Y con el gran cariño que le tengo a Lycenia tengo que afirmar que sería demasiado incestuoso pensar algo así con alguien que considero como mi hermana o mi hija.... De hecho a ella le hicieron una regresión una vez y en una de sus vidas pasadas se vió a si misma en la cuna, y adivinen quién era su padre?

Así que bueno, para desencanto de algunas personas y alegría de otras, no existe la susodicha “mujer misterio” si no que se trata de mi muy buena amiga Lycenia Castro, compañera de múltiples viajes y con quién prácticamente solo nos falta Africa y Oceanía y habremos recorrido los cinco continentes! Y ella me confesó hasta una semana antes de nuestro viaje que estuvo a punto de cancelarlo, pues ella dependía de la venta de unas propiedades para usar una parte de ese dinero para acompañarme... Y la venta se le consolidó 10 días antes de la fecha que habíamos especificado para la salida!!! Nuevamente la ley de la atracción en acción!

Así que “la niña” (apodo con el cual normalmente me dirigo a ella cuando coversamos, haciendo bromas en tercera persona acerca de nuestra supuesta relación padre/hija) me siguió ciegamente hasta la China, algo que solía decir mi buen amigo Samer, refiriéndose a cómo ella confía en mi para asuntos de viajes. Yo me había encargado de hacer todos los arreglos de hotel, transporte aéreo y terrestre, así como de un itinerario detallado, pero Lycenia no tuvo acceso a ellos si no hasta tres días antes de la salida y donde no tuvo más remedio que confiar que todo saldría bien (claro que le consulté antes acerca de los precios en los hoteles para así estar dentro de un presupuesto pre-determinado).

Lycenia además es una mujer que adora la naturaleza y el campo, y considera los rascacielos y el estilo de vida citadino como una amenaza para la ecología mundial, pensamiento sumamente contradictorio para un viaje con paradas programadas en Chicago (creadora del rascacielos), Shanghai (creadora del futuro rascacielos) y Beijing (sin muchos rascacielos, pero una sola masa de cemento), pero ante la fascinación de ver otra cultura tan contraria a la nuestra, pues un pequeño sacrificio valdría la pena por completo!

Y como les conté en el escrito pasado, Chicago era una parada técnica para tramitar la visa de turismo para ingresar a la República Popular de China, pero si estábamos ahí, porqué no aprovecharlo?? En mi caso era la segunda ocasión que visitaba “The Windy City”, siendo la primera en 1997, diez años antes, donde participé en una Conferencia Mundial de agentes de viajes Sabre llamada “SabreWorld 97”, en la cual recuerdo que también andaban los Señores Escamilla de la agencia del mismo nombre y María Auxiliadora Rodríguez de la Agencia Geotours en Tegucigalpa, pero que el tiempo me ha borrado si tenía otros clientes invitados a ver la diversidad de productos que el evento ofrecía. Lo que si recuerdo claramente es que el primer día de la Conferencia me caí en unas escaleras dentro del Navy Pier de Chicago, y terminé recibiendo primeros auxilios en un Concierto de Emmanuel (Si, el cantante mexicano) que era parte de las actividades de entretenimiento para los agentes de viajes latinoamericanos.

Para no hacer más larga la historia, caminé por Chicago en aquella ocasión como si tuviera una pata de palo, pues cojeaba al andar después de la caída (algo que no me impidió subirme a la Torre Sears y cenar en el Hard Rock Cafe)... Lo extraño de mi regreso diez años más tarde fue caminar por esas calles bajo las mismas condiciones de “patojeo”, pues diez días antes ocho personas nos habíamos quedado atrapados dentro de un ascensor para seis personas en el edificio de mi amigo Rodrigo en Bogotá, y su servidor forzó la puerta hasta lograr abrirla, saliendo disparado para huir de mi claustrofobia, sin observar que el ascensor no había quedado a nivel del piso, con lo que podrán adivinar que caí inmediatamente de rodillas, a lo que siguió un dolor relativamente soportable pero que me acompañó por casi tres semanas. Y esa primera noche en Chicago, después de salir del Metro, arrastrando las maletas y sin idea de cual era la dirección hacia la cual teníamos que caminar para llegar al hotel, contando el hecho que era la una y media de la madrugada, pues parecía el Jorobado de Nuestra Señora de París arrastrando un pie por las tortuosas aceras de la ciudad del jazz. La historia se repetía diez años más tarde!

A lo que vinimos! Temprano en la mañana (nueve AM es temprano para un animal nocturno!), estábamos preguntándole a la Concierge del hotel cómo podíamos llegar al Consulado Chino... Era una caminata en línea recta de apróximadamente diez cuadras, lo cual nos sirvió como un ejercicio matutino y preámbulo de nuestros kilométricos recorridos durante el resto de la jornada. El consulado chino está ubicado en el quinto piso de un edificio de oficinas, y fue sumamente fácil ubicarlo... Pero más fácil fue hacer el trámite, ya que en menos de 10 minutos habíamos entregado los formularios y las fotografías, y nos pidieron que regresaramos a las 2:00 de la tarde ese mismo día... No nos preguntaron absolutamente nada! Ni nuestro itinerario de vuelo, ni donde nos íbamos a hospedar, ni qué íbamos a hacer a su tierra. En sí, ha sido el trámite de visa más fácil que he experimentado en toda mi vida!! Como comentario aparte, la visa nos costó 60 dólares por hacer el trámite el mismo día, no porque el precio regular es de 30 dólares y entregan el pasaporte visado dentro de tres días hábiles... Eso sí, a ciudadanos estadounidenses les cobran 100 dólares, me imagino para hacer recíproco el cargo que dicho país hace al resto del mundo para sus trámites consulares. También el consulado chino fue nuestro primer contacto con la lengua, y obviamente nos dimos cuenta de inmediato lo perdidos que estaríamos en cuestiones de comunicación! Too late!!! Lo que nos quedaba en ese momento era aprovechar al máximo nuestra estadía en Chicago y comunicarnos todo lo que quisieramos en inglés, ya que el futuro cercano nos deparaba estar medio mudos a 13 husos horarios adelante de nuestra situación geográfica de ese momento....

sábado, 3 de mayo de 2008

Porque Chicago?


Y así fue como programamos viajar el día 28 de agosto con destino hacia Chicago, y quedarnos por 3 noches, donde el primer día nuestro enfoque sería ir al Consulado chino a hacer el trámite: http://www.chinaconsulatechicago.org/eng/
El Consulado nos pedía llenar el formulario de solicitud, presentar una fotografía tamaño pasaporte y pagar 60 dólares por el trámite (30 por la visa y 30 por entregarla el mismo día!!!). Y en una ciudad como Chicago, la ubicación es un factor determinante para no terminar pagando cantidades exhorbitantes de taxi o pasar el día entero en transporte público, pero gracias a Dios encontramos un hotel perfectamente ubicado en el corazón de la ciudad, el cual nos quedaba a pocos minutos caminando para llegar al Magnificient Mile, al Millenium Park, a la zona de teatros y restaurantes, al Chicago River, pero sobre todo, al Consulado chino!

Descubrí el Hotel Mónaco (http://www.monaco-chicago.com/ ) por cortesía de mi anterior estadía en el St. Francis Drake en San Francisco, y posteriormente al considerar mi frustrada estadía en el Hotel Rouge en Washington DC (para originalmente sacar la visa china), todos parte de la cadena de los Hoteles Kimpton en Estados Unidos (http://www.kimptonhotels.com/), que se especializa en propiedades de lujo a precios sumamente razonables y con ubicaciones inmejorables dentro de sus respectivas ciudades. No en vano, al buscar opiniones de huéspedes anteriores, pude encontrar en “Trip Advisor” que era el Hotel número 4 en popularidad de 158 hoteles con reseñas en Chicago (http://chicago-hotels.tripadvisor.com/Hotel_Review-g35805-d111492-Reviews-Hotel_Monaco-Chicago_Illinois.html ) . El hotel cuenta con una decoración impecable en cada habitación (muy a pesar de contar con un gigantesco espejo redondo enfrente de la cama y de batas tigreadas o aleopardadas disponibles para el uso de los huéspedes), y otro punto a su favor fue la ”hora social” que se celebra cada día de 5 a 6 de la tarde, en la cual dan copas de vino y bocadillos gratuitos a sus clientes en el lobby del hotel, y que en una ciudad donde los tragos tienen un precio apróximado de 12 dólares (más propina), pues definitivamente es algo que agradecimos después de largas caminatas bajo el sol y antes de poder disfrutar de la noche en la ciudad.

Gretchen Greene, es una compañera de trabajo de mi oficina de Dallas, quien al enterarse de mi parada técnica en Chicago, me bombardeó con muchos consejos al considerarla su ciudad favorita en todos los Estados Unidos. Me envió websites de los museos y de los tours de arquitectura de la ciudad, famosa por considerarse la inventora del concepto de “rascacielos”. Y fue Gretchen que me diera uno de los tips más importantes de nuestra llegada a la “Ciudad Ventosa” o “Windy City” como se le conoce a Chicago dentro de Estados Unidos, término que se utiliza desde 1876 y que hace referencia a las frescas brisas que vienen del Lago Michigan, las cuales mantienen una temperatura muy agradable durante el verano. El tip era que no tomásemos un taxi hacia la ciudad, pues no valía la pena. El metro de Chicago (http://www.transitchicago.com/ ) llega hasta el Aeropuerto Internacional de Chicago O’Hare, y con una carrera a un costo de 3 dólares por persona, estaríamos en el centro, muy cerca de nuestro hotel, en menos de 35 minutos!!! Lo que no podíamos contar a nuestra llegada a las 10:45 de la noche a dicho Aeropuerto era que la línea azul que sale desde ahí, está en proceso de reconstrucción durante las noches, con lo que tardamos casi hora y media en aparecer por las desoladas calles del centro, a lo cual le debemos sumar que nos perdimos tratando de encontrar el hotel, con lo que logramos descansar hasta casi las dos de la mañana!

Centro Europa 2006