jueves, 4 de septiembre de 2008

The Bund y la increible vida nocturna en Shanghai!!!

"The Bund"

Hasta ese entonces, la visión de la gran ciudad había captado todos nuestros sentidos, y no fue si no hasta cruzar de regreso hacia la acera del Bund que nos dimos cuenta la cantidad de gente que había en las calles, y sobre todo la cantidad de chinos que nos rodeaban! Estábamos en China!!! En una China muy cosmopólita por cierto, pues también habían hordas de turistas y ex-patriados de todas las nacionalidades! La noche era jóven para explorar las conservadoras edificaciones inglesas de “The Bund” con vistas de encontrar un lugar para nuestra primera cena en Shanghai.

“The Bund” es un conjunto de edificios de estilo netamente europeo, ubicados en una de las márgenes del Río Huangpu en el distrito del mismo nombre en Shanghai. Si Pudong nos inspiró el futuro, The Bund nos evocó el pasado extraterritorial de la ciudad.... El Imperio Británico, Francia, Estados Unidos y Japón, tenían concesiones en Shanghai que operaban como territorio propio de cada uno de sus países. Por eso la ciudad cuenta con una cantidad impresionante de edificios históricos que en su momento alojaron bancos, embajadas y oficinas de intercambio comercial de corporaciones inglesas, francesas, estadounidenses, rusas, alemanas, y de muchas otras potencias europeas. Mi amiga Ivonne Jaimes, cuando vió recientemente una foto de su servidor en el Bund, pensó que había sido tomada en Londres, pues efectivamente parece una escena tomada a la orilla del Támesis y no del Huangpu. Acá se encuentran edificios de tanto prestigio como el Shanghai Club (el principal club social británico de la ciudad), el edificio HSBC (sí, donde floreció sus operaciones el Hong Kong and Shanghai Banking Corporation allá por el 1932, su banco local), la Casa de las Aduanas (que tiene un reloj construido en Inglaterra que es imitación del Big Ben) y el Edificio del Bank of China, que tiene finalmente elementos decorativos propios de la cultura madre de la ciudad.

Es sorprendente caminar la acera del Bund, con sus sobrias estructuras medio grises, considerando el colorido y lo recargado de la arquitectura oriental, y ver sus calles llenas de gente, primordialmente chinos, curosiando las vitrinas de tiendas como Armani o Dolce & Gabbana, surgidas de una nueva clase adinerada con poder adquisitivo elevado y a quienes gustan los articulos de lujo. No era de extrañarse que los mejores lugares para cenar o tomar una copa estuviesen alojados en sus parcos edificios....

En Internet había visto la recomendación de un restaurante llamado “Sens & Bund” (http://www.resto18.com/sb/main.html ) ubicado en el Edificio “Bund 18” (http://www.bund18.com/) el cual era la sede del “Chartered Bank Building” en épocas de antaño, pero que ahora es la sede de tiendas tan prestigiosas como Cartier y Boucheron, y de hecho al entrar nos recibió la tienda de Ermenegildo Zegna, que casi tuvimos que atravesar para encontrar el asensor del edificio, pues el restaurante estaba ubicado en el sexto piso. Pero no tuvimos suerte esa noche pues tenían un evento privado, algo que a juzgar por las edades podría ser una especie de fiesta rosa china, así que el restaurante se encontraba cerrado para el público en general... Decidimos entonces probar suerte en el octavo piso del mismo edificio, donde se ubica el “Bar Rouge” (http://www.resto18.com/br/home.html ), que aparentemente es el lugar del momento en la ciudad, pero que a las tempranas 7:45 de la noche no había ni un alma en el local con quien compartir aunque fuese las miradas. Nos atendieron muy cordialmente en la entrada y nos advirtieron que podían darnos algunos bocadillos para comer, pero que si lo que buscábamos era cenar, lo mejor es que nos fueramos a otro edificio en la misma calle que tenía más opciones de restaurantes: “Three on the Bund” (http://www.threeonthebund.com/ ) , ubicado donde estaba antiguamente el Club Británico de la ciudad!

Fue una corta caminata desde el número 18 al número 3 (que es como se identifican ahora todas las edificaciones del Bund, a través de su dirección) y nos encontramos con una puerta principal completamente sellada! Para qué nos mandaron acá si está cerrado?? En la esquina del edificio estaba la Tienda Armani, pero en un estado de remodelación caótico, con andamios y plásticos cubriendo sus pasillos... Por suerte el hambre hace que uno camine hacia donde está la comida y de pura casualidad nos dimos cuenta que la entrada a “Three on the Bund” era a través de la calle lateral... Entramos a un lobby que más parecía de edificio de oficinas que otra cosa, y no se si era la señalización del lugar o el resultado del jet lag, pero nada parecía estar en su sitio. Habían rótulos de diversos restaurantes en los pisos superiores del lugar, así que buscando buscando nos encontramos un elevador y entramos en él. Pero en ese mismo instante entraron por lo menos 15 chinos más al ascensor, quienes prácticamente nos arrastraron afuera del aparato en el quinto piso... donde convenientemente había un restaurante. De la nada apareció la anfitriona del lugar, quien nos preguntó cuantos eramos y en cuestión de segundos nos habían sentado en una mesa para dos, y teníamos sendos menús en inglés. Es la primera vez que llego a un restaurante por inercia pues todo fue sumamente rápido.

Una vez sentados, pues decidimos ordenar, aunque me llamó la atención que los 15 chinos del ascensor habían desaparecido por completo y en su lugar habían comensales estadounidenses, franceses, ingleses, italianos, españoles, etc... La teoría de Lycenia es que el restaurante tiene contratados a los 15 chinos para subirse a un ascensor con turistas y obligarlos a bajarse en el quinto piso para cenar por inercia!!! Eso si, la comida se veía muy buena, y la calidad de los platos no tenía nada que envidiarle a Occidente! Probablemente por eso estaba el lugar lleno de extranjeros, y por supuesto que eso también se traducía en los precios, pues por unos spring rolls, una sopa estilo Thai, más un plato adicional que no recuerdo, así como dos bebidas, nos salió la fortuna de 40 dólares, lo cual es caro para estándares chinos!! Pero no me quejo, pues fue de los pocos lugares donde la comida aún me supo a algo conocido. Además cuantas veces se puede cenar en un edificio inglés de los años 20’s ubicado en Shanghai?

Después de la cena, teníamos varias opciones para tomar una copa. En el Edificio vecino se encuentra el Restaurante “M on the Bund” y su muy afamado por “Glamour Bar” (http://www.m-restaurantgroup.com/ ) eso de acuerdo a la guía de “World Best Bars” en Internet, aunque después de ver a algunas personas con saco y vestido, pues buscamos algo igual de glamoroso pero donde no nos fueran a avergonzar por nuestros menos formales atuendos... Ya habíamos dicho que regresaríamos al Bar Rouge, anyway... Y aún a las 9:00 de la noche el lugar aún estaba medio vacío y en la mayoría de sus mesas habían rótulos de “reservado”, técnica muy común de los lugares de este tipo para quienes consumen una botella. Como era temprano, nos dijeron que podíamos tomar una mesa, pero que a las 10:00 de la noche la tendríamos que desocupar. Total, estábamos ahí por un único trago (que falacia!)

"Bar Rouge"

El Bar Rouge es descrito en múltiples guías como el lugar para impresionar extranjeros en Shanghai. La vista con dirección a Pudong con el Oriental Pearl Tower y los múltiples rascacielos iluminados al otro lado del río crean uno de los ambientes más operáticos que hasta hoy he visto. Y obviamente, el rojo es el color predominante en este ambiente donde encontramos arañas de cristal color rojo, tiendas de campaña con cojines en el suelo al estilo del medio oriente (todo color rojo) y enormes cuadros de mujeres con labios carnosos color rojo... No se porqué siempre me sigue el color rojo (o yo lo sigo a él) pues si recuerdan en Roma estuve también en el Bar Rouge del SupperClub y al ir a París quiero ir una noche al Moulin Rouge.... Claro que el ambiente impresionante del Bar Rouge en Shanghai tenía su etiqueta de precios adjunta, aunque sorprendentemente no tan alta como hubiese pensado con martinins a 11 Dólares y Heineken a 8 dólares (las cervezas locales, TsingTao a 5.39 Dólares)... Carísimo para China como pudimos aprender en los próximos días, pero realmente no tan caro si consideramos que algunos DJ’s del Buddha Bar en París tocan ahí algunos fines de semana.

Vista de Pundong desde el Bar Rouge

Algo que me llamó la atención al estar en nuestra mesa de una hora (ni que fuera motel, ay! lo siento, era demasiado adecuado, jajaja!) es que habían muchos chinos y chinas en la barra, la cual no tenía asientos altos ni de ningún tipo... Si estás en la barra, estás de pie. Mi punto es que con todas las mesas vacías, por ser extranjeros nos ofrecieron la mesa por una única hora, pero a los pobres locales los tenían tomando sus tragos literalmente al estilo cóctel.... Y no pasó mucho el tiempo en que entrgamos nuestra mesa sin que nos la llegaran a pedir, para evitar que nos avergonzaran en un idioma extranjero y decidimos seguir el ejemplo de los locales, quedándonos de pie en la barra exterior del local, en la fabulosa terraza con vista a Pudong. Algo interesante es que las mesas exteriores simulaban pequeñas lanchas al estilo italiano, y después nos enteramos que todos los veranos tienen un tema alusivo al mar.

Nuestros nuevos amigos de Texas!!!

Estando en la barra conocimos a tres estadounidenses, dos señoras de mediana edad y un hombre en sus treintas, con quienes empezamos a conversar por el vicio en común de fumar. Resulta que todos ellos trabajan en una empresa de distribución de ropa en Estados Unidos y todos los años viajan a Shanghai para supervisar las fábricas de ropa y encargar los nuevos estilos de las próximas colecciones. Lamentablemente no recuerdo sus nombres y los correos electrónicos quedaron sepultados en alguna parte del viaje pues nunca los encontré ( y nos los dieron), pero al calor de las copas ya éramos todos amiguísimos y hasta nos invitaron a tragos. Una de ellas negoció una mesa para todos después de haber pedido un martini de 20 dólares (hasta que se lo cobraron se dió cuenta!!!). La señora de más edad resultó ser la madre del hombre en sus treintas, y ella nos contaba que cuando comenzó a viajar a Shanghai en 1997 (hace 10 años), en Pudong no había nada... únicamente la silueta del Oriental Pearl Tower aparecía en el panorama.... y en ese corto período de tiempo construyeron una especie de Manhattan con rascacielos que compiten por el trono de los más altos en el mundo; y que construyen autopistas de 7 carriles por lado en cuestión de seis meses; y que hay 5 tiendas Chanel en todo Shanghai, algo absurdo para la ciudad pues están siempre vacías, aunque obviamente lo compensan cuando alguno de los nuevos millonarios de la ciudad decide darse un pequeño gustazo.... La China moderna quiere impresionar al mundo y dar una imágen de opulencia, algo que poco a poco está logrando. Tuvimos la suerte esa noche de conocer a una testigo de los cambios que se han dado... Comunista? De gobierno... Es una sociedad completamente de consumo capitalista, donde los Mercedes, los BMW y los Jaguar compiten por espacio en sus abarrotadas calles. El tabú del comunismo en China desapareció por completo esa noche, saboreando un martini de manzana bajo los reflejos de las luces de la gran ciudad del futuro, o será del espacio?

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