domingo, 27 de enero de 2008

Restaurante Il Chianti y Bar SupperClub en Roma

Aziyadeh y Mabel tomandose unos bellinis en el Bar "Friends" en Roma

Cenando en Restaurante "Il Chianti"

Cuando comencé mi historia de Roma hace dos meses, si han seguido los escritos de una forma fiel, recordarán que una de mis principales preguntas estaba relacionada a los misterios de la mente... Y en la primera entrega escribí los dos párrafos adjuntos:

“Hubo dos cosas muy interesantes previas a este viaje y dignas de mencionarse, ya que ambas tienen que ver con la idea de viajar en forma premonitoria.

En diciembre del 2006, estaba buscando lugares para pasar el 31 de diciembre y los que consideré más probables en su momento fueron: Buenos Aires y Montevideo, Roma (conjuntamente con mi mamá y probablemente con mi hermano y su familia) y San Francisco… Ninguno de los viajes se dio para Año Nuevo, y de hecho fue hasta finales de enero que a través de la oficina comencé a programar los viajes de trabajo a los mismos tres lugares que hubiese mencionado como una posibilidad de festejo del nuevo año.

Y para hacerlo más dramático, mi mamá cuando recibió el calendario del 2007 en enero, ella comenzó a escribir cosas por hacer durante cada mes, y al detenerse en abril, anotó en abril el cumpleaños de mi sobrina Alexandra, pero también anotó el día 20 de abril como “viaje hacia Roma”. Y qué día se embarcaron mi mamá y Mabel hacia Roma? El día 19 de abril volaron hacia Nueva York, y el 21 volaron hacia Roma. Nada planeado con anterioridad, ya que yo les avisé dos semanas antes que empacaran sus maletas pues nos íbamos hacia Roma…”

Cuando escribí estas palabras al principio de mi relato, lo ví como parte del sentido premonitorio familiar, pero ahora me doy cuenta que está más íntimamente relacionado con la ley de la atracción. Dejaré que cada uno analice su vida de forma voluntaria y consciente y que busque ejemplos de como la ley de la atracción ha influido en su vida...

Pero mientras tanto regresaré a temas más mundanos como Roma!... Dos días enteros de reuniones! De 8:30 de la mañana a las 5:30 de la tarde... Por lo menos terminabamos el día relativamene temprano!... Pero terminar temprano para encerrarse en el Hotel Holiday Inn Parco di Medici, en el medio de la nada, con el último transporte del hotel regresando del centro de Roma a las 8:00 de la noche, era una opción que no podía ser aceptable alguien que disfruta tanto la vida nocturna. Por favor! Roma! No podíamos estar en medio de la campiña con los brazos cruzados!

Y fue así como organizamos una cena con nuestros clientes en el corazón de la ciudad! A unos pasos de la Fontana di Trevi. El restaurante se llama: “Il Chianti”:

http://www.vineriailchianti.com/default.htm

El Chianti (se pronuncia Kianti) es uno de los vinos tintos italianos más famosos y con más prestigio a nivel mundial. El vino es producido en tres aldeas situadas en las Colinas del Chianti dentro de la provincia de Siena en la Toscana italiana... Y aparte de ser uno de mis vinos favoritos, la región donde se produce contiene escuelas de cocina especializada, siendo uno de mis sueños a futuro perfeccionar la influencia culinaria que la comida mediterránea tiene sobre mi (y muy seguro con la ley de la atracción estas clases serán dentro de un par de años como mucho, y esperando que Beatriz me acompañe pues ya Nicolás estará más grandecito).

Los dos restaurantes que escogí en Roma para llevar a nuestros clientes no fueron seleccionados al azar. No nos podíamos arriesgar a caer en una trampa de turistas, lo cual es muy fácil en Italia... Si después de comprar los tales lentes PRADA, le pedimos al dueño de la Optica que nos recomendara un lugar para almorzar, tratando de evitar caer en una de esas trampas... Y nos envió a un lugar muy cercano a la Fontana di Trevi, pidiendo que mencionaramos que él nos enviaba! Claro, nos envió a la trampa de turno donde seguro le daban comisión por remitirnos! Eso lo quería evitar a toda costa con los clientes! Así que seleccioné únicamente restaurantes donde ya había estado con Samer en el 2004, siendo Il Chianti mi favorito.

No hay nada más exquisito que la comida preparada con ingredientes frescos! Si vieron la película “Ratatouille” sabrán a lo que me refiero... Carnes, champiñones, quesos, hierbas, embutidos... El sabor de los ingredientes de Il Gusto son de primerisima calidad.... Y el restuarante se lució. El vino tenía que ser Chianti, por supuesto, y generalmente dejo que Ian seleccione el vino, pues como buen chileno se enorgullece de dicha labor, pero en esta ocasión, que me sentía como en mi casa, y como conocedor de vinos italianos le arrebaté la carta y pedí un par de reservas que abrieron prontamente nuestro apetito, el cual saciamos con unas espectaculares tablas de jamones y quesos para alimentar a un batallón.

Muchos de los comensales se decidieron por pizza o por pasta, pero conociendo el esmero del lugar en la preparación de sus platillos, opté por unos medallones de conejo al romero que hasta el sol de hoy se me hace agua la boca al recordar su sensacional sabor!

De postre, en la Enoteca me tienen mal acostumbrado al limoncello de Capri, así que ese fue mi digestivo final para poder salir de fiesta por la ciudad! Jueves por la noche! Y tengo la teoría que el día jueves es el mejor en la semana para ir de copas o a bailar, pues los sitios no están ni vacíos ni llenos, lo que garantiza una mejor atención que los atestados fines de semana, y con la única desventaja es que al día siguiente se trabaja desvelado (si no de goma)... Y fue en la sobremesa de Il Chianti que “convencí” (no creo que me haya costado mucho) a Nohora, Isolda, Edgar y Gabriel para que fueramos a tomarnos una copa a otra parte, y como tampoco quería arriesgarme a ir a ciegas, en Internet ya había hecho mi tarea y buscado un bar de moda cerca de nuestro restaurante. Mi referencia en estos casos es un sitio de Internet llamado “World Best Bars”:

http://www.worldsbestbars.com/

Este website informa cuales son los bares de moda en la ciudad, incluyendo lo que se considera como “el Bar del momento”, siendo en Roma uno llamado “Supperclub”, muy convenientemente ubicado a 8 cuadras del restaurante donde habíamos cenado.... Así que con mi recién aprendido conocimiento cibernético acerca de la vida nocturna en la ciudad, dirigí a mis clientes a nuestra mini-experiencia hedonista de la noche... El local está ubicado en un callejón secundario a tres cuadras del Panteón, y como me había memorizado el mapa de cómo llegar, pues no fue tan difícil encontrarlo, a pesar que no tiene ningún rótulo afuera... Solo se ve una puerta abierta de par en par, con luces de colores (predominantemente rojas) iluminando un pasillo hacia su interior, que creo que nadie se hubiese animado a entrar de no ser por los vinos que ya llevábamos dentro! El pasillo contenía más cortinaje de terciopelo color vino del que he visto en cualquier otro lugar en mi vida, y nos condujo hasta un bar interior, muy convenientemente llamado “Rouge” (rojo, por el color que predomina en toda su decoración), y donde encontramos otro pasillo cavernoso que nos llevó al Salón Baroque (barroco), donde finalmente pudimos acomodarnos en sus camas!!! Si, leyeron bien, el lugar no tiene sillones ni sillas ni sofás, si no una especie de plataformas acolchonadas, donde uno puede extenderse cuan largo es. Múltiples almohadas y cojines sirven de base para que los visitantes puedan acomodar su espalda, y los tragos se sirven en bandejas al estilo de las que se utilizan para llevar el desayuno a la cama. Esto era muy diferente a cualquier cosa que hubiese visto antes en mi vida, y el concepto es sumamente fuera de este mundo, y a pesar que ya había leído en Conde Nast Traveler de un lugar en Bangkok llamado “Bed Supper Club”, del cual me imagino habían tomado la idea para nuestro bar en Roma (el cual es hermano de otro lugar del mismo nombre en Amsterdam, sin juzgar mal por aquello de la vida liberal de aquella ciudad... Por favor, Roma es super tradicional a pesar de todo!) Sea cual sea el caso, no teníamos nada que envidiarle a los emperadores romanos, con la excepción que no teníamos a un esclavo a la par sirviéndonos el gajo de uvas directamente en la boca al estilo Nerón! Sencillamente optamos por unas cuantas cervezas y Cubas Libres, cuyo modico precio de 12 Euros por unidad limitó nuestro consumo para no abusar tampoco del mundo corporativo. Además en qué otra parte del mundo se pueden tomar tragos y escuchar Chill-Out en una antigua mansión romana del siglo 3?

http://www.supperclub.com/

Como nuestra incursión nocturna del jueves terminó a la 1 de la mañana, por aquello de las reuniones de trabajo programadas, pues había que regresar al Centro de Roma durante la noche del viernes, con la diferencia que fue en plan familiar, ya no quería que mi mamá y Mabel se quedaran sin saborear de la experiencia culinaria de Il Chianti (ellas no nos habían acompañado el jueves por la noche). Las señoras se ataviaron vistosamente con brillos nocturnos para disfrutar la Ciudad Eterna bajo la luz de la luna, y consumimos Prosecco (vino espumante italiano) y una carne digna de los dioses... Y cerramos la noche en un bar llamado “Friends” tomando “Bellinis” en unas sillas altas metálicas, donde la pobre Mabel se deslizaba pues el asiento era mucho más pequeño que sus protuberantes carnes!

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Centro Europa 2006