jueves, 19 de julio de 2007

Bogota en Martes Santo


Bueno, y a todas estas ya mi avión aterrizó en Frankfurt. Continúo mi historia desde la sala de espera A10 del Aeropuerto de Frankfurt, esperando que mi vuelo a Roma salga en una media hora más o menos.
Llegar a este Aeropuerto activó muchas memorias nuevamente… La última y única vez que estuve por acá fue en el 2002, cuando con Samer hicimos un viaje a las Islas Griegas y conectamos también por este Aeropuerto. En aquella ocasión el vuelo hacia Atenas estaba llenísimo, pero la gente en la Sala de Espera estaba sumamente animada, cantando en griego y bailando agarrados de los brazos como suelen hacer por aquellas tierras. Hasta conocimos un griego que estaba estudiando en Alemania llamado Vaios (no estoy seguro se así se escribe) quien andaba un cardigan gris, que por casualidades de la vida yo estoy acá ahora sentado esperando mi avión con un cardigan gris muy similar al que Vaios tenía en esa ocasión.

Retomando Colombia…
Llegamos con Sandra a Bogotá un martes Santo. La ciudad al mismo ritmo de siempre, la vacación aún no había comenzado para los locales. Nos hospedamos en el Hotel Casa Dann Carlton Bogotá… Escogí ese hotel pues ya me había quedado ahí en el año 2000 y me pareció muy bien ubicado, pues queda a unas cinco cuadras del Parque de la 93, uno de los centros de vida nocturna de Bogotá, donde hay muchos restaurantes, bares y discotecas, todos alrededor de un parque ubicado en la Calle 93.


La ubicación del hotel era sumamente conveniente y en una buena zona de la ciudad, pero las habitaciones dejaban mucho que desear. Eran oscuras y la decoración era demasiado sobria. No recordaba esos detalles de mis estadías previas. El check-in del hotel era sumamente lento y tardaban un mundo en resolver cualquier situación o inclusive para contestar preguntas.
Pero el verdadero problema es que las habitaciones tenían muy mal feng-shui. Se sentía una mala vibración, que de hecho las dos noches que estuvimos ahí, ambos tuvimos pesadillas y pasamos mala noche…. Sería la habitación? O sería la altura de Bogotá y su respectivo soroche el que nos causaran las pesadillas? Bogotá está a 2,600 metros sobre el nivel del mar, así que el oxígeno llega en menor proporción al cerebro, dando como resultado pensamientos y movimientos más lentos. Nunca me he sentido a plenitud en mis visitas a dicha ciudad y se lo quiero atribuir al mal de altura.


Pesadillas o no pesadillas, soroche o no soroche, nada de eso nos impidió pasear por la ciudad… Aunque el clima no ayudó. Cuando quisimos salir del hotel y caminar por la zona, cayó el diluvio universal y quedamos atrapados tomando un café en el restaurante del hotel. No quisimos esperar a que acampara, pues no fuera a ser que el realismo mágico de Macondo nos hiciera esperar por más de tres años y pedimos recomendación a una chica de Relaciones Públicas del hotel acerca de qué podíamos hacer en Bogotá un martes a partir de las cuatro de la tarde… Su respuesta fue más local de lo que hubiese imaginado: nos mandó o al cine o a jugar boliche!!! Cosa que optamos por no hacer pues podríamos hacerlo en cualquier parte del mundo… Pero si hicimos lo que de todas formas hacemos en cualquier parte del mundo… Dónde se puede ir cuando está lloviendo para perder el tiempo y no estar encerrado? Por supuesto! El mall! El centro comercial!

Un taxi nos llevó al Centro Comercial Salitre, muy cerca del Aeropuerto. Nos pareció muy interesante que el lugar estaba rodeado de edificios de apartamentos en una zona sumamente populosa y además rodeada de parques y jardines, que es algo que caracteriza a Ciudad de Bogotá: su verdura. Su amor por los parques! Pero los parques estaban vacíos con la lluvia… Pero en cambio el Centro Comercial estaba a reventar de gente, me imagino que muchos haciendo compras de último minuto por Semana Santa u otros como nosotros, buscando un refugio seguro de la lluvia.


En cualquiera de los casos, estábamos atrapados en un complejo de tres pisos con mucha moda colombiana, la cual es muy local y diferente del resto del continente. Hay muchos diseñadores locales, así que el estilo es único. Claro que para alguien sumamente influenciado por el Grupo Inditex, pues la creatividad local no crea mayor relevancia (si alguien hizo el mercadeo para decidir que está de moda en los mercados mundiales, porque regionalizarme por un solo país?) Muy malo de mi parte para la economía local? Ni tanto, pues mis dólares quedaron invertidos en la fabulosa vida nocturna colombiana!


Sandra en cambio si contribuyó con la economía local en varias ocasiones y en el Salitre se compró una joya muy interesante, ornamentada de tal forma que era notoria su inspiración en el mundo griego (algo que a su vez está influyendo directamente en Sandra). La vendedora le vio la inspiración de comprar algo, y nos sacó toda la joyería para que Sandra nos modelara y escogiera… Claro lo mejor que se probó Sandra fue en Cartagena, en Galería Cano, donde tuvo en su cuello una pieza de oro, inspirada en tribus locales, y cuyo precio de mil doscientos dólares, no opacó la garganta de mi amiga… Se le veía muy bien! Pero claro, también habían mil doscientas razones de a dólar para no comprarla, por lo menos en el ínterin que somos personas decentes de clase media.

Y bueno, regresando al presente… Ya estoy en Roma. Historia para más adelante. Aunque mi maleta no me llegó y pasé todo el día pensando si tenía que lavar la ropa interior en la noche o no. Por suerte me enviaron la maleta al hotel hace media hora (son las 10:15PM hora local) y el Grupo Inditex en Italia perdió un cliente potencial para el día de mañana.

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Centro Europa 2006