domingo, 23 de diciembre de 2007

Piazza Navona y Happy Hour en Campo Di Fiori

Piazza Navona
Happy Hour en Piazza Campo Di Fiori
Continuamos nuestra muy extensa caminata de un lunes primaveral con dirección hacia la Piazza Navona, un recorrido de unas 4 o 5 cuadras desde El Panteón y a pesar de estar ya muy cansados, era una parada obligatoria en nuestro descubrimiento de la Roma Antigua. Esta es una Plaza de forma elíptica, que sigue el trazado original de un antiguo circo romano, pero que en los 1600’s fue convertida en una obra maestra del barroco, con fuentes e iglesias de Bernini y Borromini. En su centro se alza majestuosa la Fuente de los Cuatro Ríos por Bernini, quien representó alegóricamente al Danubio, el Nilo, el Ganges y el Río de la Plata (este último me sorprende, sin ofensa a mis amigos argentinos y uruguayos, pues el Amazonas obviamente es más grande y caudaloso, pero me imagino alguna razón desconocida para mi habrá detrás de todo esto).

Por alguna extraña razón del destino, nunca he podido ver la Piazza Navona en todo su esplendor. En mis viajes invernales a la Ciudad Eterna, en la Piazza se levantaba un mercado con puestos vendiendo comida y artesanías, algo muy tradicional entre mediados de diciembre y hasta el 06 de enero. Así que en esas visitas podíamos ver el escándalo de vendedores y compradores en medio de las fuentes barrocas y ninguna oportunidad para fotografías espectaculares.... Y en abril estaban restaurando las fuentes, así que la Piazza estaba limpia, pero los monumentos estaban cubiertos con estructuras metálicas y andamios... y a pesar de eso se podía intuir lo increíble del lugar.
La tarde comenzaba a caer y mi mamá quería comprar fruta y pan para el desayuno, para evitar los altos precios del hotel y las posibles trampas de turistas alrededor de donde nuestro transporte hotelero nos dejara por las mañanas... Y tuve la brillante idea de decirles que buscáramos, el Campo di Fiori... Una plaza donde se abre un mercado ambulante todos los días y donde podían conseguir de todo para su merienda matutina. Pero hubo dos factores que no tomé en cuenta: no sabía la dirección exacta de cómo llegar desde la Piazza Navona (solo una leve idea) y que posteriormente aprendimos que el mercado abre únicamente por las mañanas... Pero eso nos permitió perdernos por una de las partes más auténticas de la ciudad, con tiendas más bien orientadas para gente local y no para turistas. Y en nuestra caminata sin orientación fija encontramos una panadería donde se abastecieron de bagettes y galletas; una tienda de productos lácteos y jamones, donde adquirieron quesos y salami; y muchas enotecas, zapaterías, boutiques, galerías de arte y gelaterías que estaban completamente afuera de la ruta turística. Y ahí mi mamá si ya comenzaba a hablar italiano... O por lo menos le entendían el español, pues sostuvo una larga conversación con la dueña de un perro dálmata, me imagino porque se sintió identificada, siendo ella la orgullosa propieteria de uno de esos potenciales abrigos de Cruela de Vil.
Estabamos completamente perdidos y ellas ya estaban aprovisionadas de comida para un batallón, cuando llegamos a una plaza rectangular, con muchos cafés y ristorantes, y nos encontramos un atractivo rótulo que decía “Happy Hour” (ya eran las 5 de la tarde). Ante la idea de pagar las bebidas a mitad de precio, les dije que descansaramos un rato y con bebidas en mano podíamos observar el mapa y poder ubicarnos. Yo pedí cerveza Peroni, mi mamá vino espumante y Mabel un helado de chocolate (si, yo se, ese si no era al 2 X 1). Nuestra sorpresa fue que la mesera hablaba español perfecto y resultó ser guatemalteca de padre italiano, así que por ser vecinos de su tierra natal nos aseguramos un buen servicio. Y fue esta mesera quien nos ayudó a encontrar la Piazza Campo di Fiori: Estábamos en ella!!!! (bueno, turistas perdidos hay en todas partes del mundo).

El Happy Hour nos dió la energía necesaria para comenzar a buscar la dirección hacia el punto de encuentro del bus del hotel, y de pura casualidad entramos a un callejón que resultó ser el sitio donde estaban todas las casas de empeño de Roma (con muchas joyas de todo tipo exhibiéndose en sus vítrinas), la cual nos llevó, también de casualidad a las riveras del Río Tíber... Por lo menos ahí ya me sentí ubicado, pues sabía que siguiendo el margen derecho del río, en algún momento teníamos que encontrar la Iglesia Santa María de Cosmedín, ya a unos pasos de nuestro bus. Y así pasamos la Isola Tiberina, el Ponte Roto y en menos de 15 minutos nos encontrábamos esperando a nuestro transporte para comenzar en serio mi viaje corporativo.... Correo electrónico, coordinación de reuniones, alineamiento con Relaciones Públicas... A lo que íbamos! Me había tomado libre de una forma olímpica el día lunes, bajo la premisa que si no hubiese volado durante el fin de semana, de todas formas hubiera sido para mi un día de viaje.... Y qué más se puede decir, cualquier excusa es buena si se puede compartir un amor operático y hollywoodesco, aunque sea una vez en la vida, con la persona que en algún momento me trajera al mundo.

1 comentario:

alassleves dijo...

cóme disfruto leerte! y encontrat un salvadoreño de redacción y ortografía casi impecable...perdona mi manía de corregir...sólo te falta una tilde...segunda ayuda: está entre paréntesis...
perdón, pedagogo y pedante tienen el mismo origen.

Centro Europa 2006