viernes, 28 de septiembre de 2007

La Rumba Cartagenera: Palos de Moguer

Es increíble, pero mi laptop no ha estado tan moribunda como yo pensaba… Me ha acompañado a Bogotá, luego a Panamá y además me ha ayudado a sacar mucho trabajo de oficina y este es el cuarto artículo acerca de Colombia… No estaba muerta, andaba de parranda junto a su dueño… Pero la realidad es que ya llegó la nueva, pero claro el mundo corporativo tiene su burocracia y sus procesos… Como para que no me quejara más y como todo mundo se queja del “Common Office Environment de Toshiba, recibí una flamante Hewlett-Packard , la cual esta mañana no se dejó instalar el ambiente común corporativo, con lo cual sigo trabajando con la misma computadora hasta que el Departamento técnico averigüe que le pasa a la nueva que no acepta la configuración inicial.

Pero mientras eso sucede, mi laptop y yo estamos acá en medio de la noche acercándonos un poco más y luchando contra la irremediable separación. Y es en medio de la noche donde mis pensamientos son más claros, mis sentimientos son más nobles y mis ideas son más creativas… Seré un animal de la noche?
Hay gente diurna y hay gente nocturna… Yo me considero netamente nocturno.
Puedo estar en una sesión de trabajo a las 7:00 de la mañana en punto, pero mi cerebro no va a estar a su máxima capacidad… “I’m not a morning person”. Es a partir del atardecer, que las ideas surgen y florecen y la creatividad es liberada en su máxima expresión.

Siendo animal de la noche, es obvio que me fascine la vida urbana nocturna que cualquier parte del planeta pueda ofrecer… Me han preguntado muchas veces de donde saco la energía nocturna? Dormir poco, pensar mucho… Todo se llama balance de vida… No todo es trabajo, y no todo es parranda… Hay momento para todo. El éxito en la vida radica en esa capacidad para poder nivelar lo profesional con lo personal… Y las vacaciones son parte de esa nivelación. Pero si en las vacaciones, el paseo diurno no fue el que te imaginabas, obviamente en mi caso, el nocturno lo va a compensar… Pues la luna llena, las luces de neón, las sombras de la noche, son las baterías necesarias para un animal nocturno pueda cargarse de energía…

Y Cartagena de Indias se transforma por completo durante la noche. La ciudad en sí es un animal nocturno, con sus calles empedradas cubiertas por las sombras, pero iluminadas por pequeños faroles que imitan épocas de antaño; la ciudad cobra vida…. El día es demasiado caluroso, creando una ausencia de gente en la calle que es agobiante… Pero la noche trae una brisa marina misteriosa, refrescante y el Caribe que no pude ver en las Islas del Rosario apareció en la forma de una ciudad cosmopolita que tiene de todo y para todos… Y la ciudad se llena de música, marcando compases en cada esquina, con Ballenato, Shakira, cumbia, Juanes, merengue, salsa, electrónico, y todo tipo de género asomándose de casas, bares y restaurantes en una invitación a explorar lo bello que es vivir de noche.

Ya limpios, bañados, perfumados, con sandalias y pantalones blancos, tomamos un taxi hacia el primer punto que habíamos descubierto para nuestra incursión nocturna: Palos de Moguer (http://www.palosdemoguer.com/HTML/ESP/Sitios/Cartagena/cartagena.htm).

Luego aprendí que esta es sucursal de una Casa Cervecera establecida en 1997 en Cali y que tiene planes de expansión muy fuertes a nivel internacional. Ellos hacen su propia cerveza casera de marca “Colón”, con cuatro opciones: Negra (brown ale), Light (kolsch), Rubia (golden ale) y Roja (pale ale) y algunas otras variedades dependiendo de la temporada… Pero en Cartagena lo que nos atrajo ir ahí no fue la cerveza si no la ubicación del lugar: en el Baluarte el Reducto, de lo que son las Murallas del Centro Histórico… Para ubicarlos un poco más… Durante la época de la Colonia, en muchas ciudades del continente americano se hicieron murallas que tenían en sus esquinas ciertos puestos de observación que eran clave para la protección de la ciudad. Estas esquinas tienen una forma pentagonal y fueron diseñadas apuntando la defensa de la ciudad en caso de un ataque por tierra o mar. Las murallas de Cartagena son relativamente altas, por lo menos de dos a tres pisos de altura, lo cual daba una vista muy extensa hacia el horizonte y dificultaba un ataque a la ciudad al cerrar sus puertas ante posibles piratas o corsarios…. Y es ahí exactamente donde se encuentra Palos de Moguer, en la propia esquina del Barrio Getsemaní, al final de la Calle del Arsenal (donde en línea recta hay cualquier cantidad de restaurantes, bares y discotecas para pasar de lugar en lugar toda la noche).

Como el Baluarte queda en alto y es un murallas de piedra sólida, para entrar a Palos de Moguer se tiene que subir una rampa muy pronunciada y no les cuento la cantidad exorbitante de gradas y escaleras, pero llegar hasta ahí nos premia con uno de los mejores espectáculos imaginables en la vida: una vista integral de la Cartagena nocturna, con sus monumentos e iglesias iluminados, la luna acariciando las olas en la bahía y los edificios de Bocagrande haciendo contraste entre lo antiguo y lo moderno.
El lugar es abierto, al aire libre, y no existe el concepto de un mal asiento, pues la vista desde cualquier parte del lugar es la misma: De un lado se observa el muy iluminado Puente Román, que conecta el Centro con la península de la Manga atravesando la Bahía de las Ánimas; a su derecha el impresionante y también muy bien iluminado Castillo de San Felipe, que pareciera más una pirámide azteca que una estructura colonial por descomunal aspecto de Teotihuacan; enfrente el Barrio de Getsemaní y el Centro de Convenciones; y al fondo, las cúpulas iluminadas de la Catedral, San Pedro Claver y muchas otras iglesias y estructuras, iluminación que magnifica el hecho de que la ciudad es patrimonio de la humanidad, por lo cual debe lucir sus mejores galas también durante la noche. Y si a eso le agregamos la deliciosa brisa marina, el solo hecho de estar al fresco, más el mobiliario minimalista, con sillones blancos y un DJ programando música del momento, definitivamente no había un mejor lugar para comenzar nuestra noche de rumba cartagenera.

La comida no fue muy impresionante que se diga, pero las cervezas caseras estaban espectaculares. La cena consistió en calamares y camarones empanizados, así como otros moluscos que aún no logro identificar. Pero aparentemente la especialidad del lugar son los wraps, algo cuyos comentarios les debo pues sinceramente no probé.

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Centro Europa 2006