Indio comido al camino! Una vez saciado el apetito con sabores occidentales conocidos (aunque acondicionados al paladar chino), decidimos buscar el Shanghai Art Museum, ubicado a unas cuantas cuadras del restaurante centroamericano. El museo está ubicado en un edificio histórico que fue en su época “el Club House” del hipódromo de la ciudad, donde la élite europea se reunía para ver y apostar en las carreras de caballos. Es interesante y refrescante a la vista ver una estructura occidental de los años veintes (con todo y torre de reloj tipo ayuntamiento) en medio de todos los rascacielos. El edificio se localiza frente a People’s Square, actualmente un parque, el cual fue la pista de carreras del hipódromo en sus dorados tiempos.
En el último piso del Club House se encuentra el restaurante Kathleen’s 5, famoso por su espectacular vista de People’s Square y con la torre del reloj como compañero inseparable den la visión que ofrece su majestuoso techo y paredes de cristal.... El restaurante es uno de los más elegantes de la ciudad! Claro que como decidimos cambiarlo por Pollo Campero, pues no puedo darles fé si era bueno o no, aunque muchos websites en Internet dicen que la comida no es en realidad tan buena, pero que la espectacular vista justifica comprar un café o un postre, para así descansar un rato del recorrido urbano... En vez de café en Kathleen’s 5, Lycenia se compró un té verde helado con bolitas de arroz en un kiosko de revistas (lo cual dejó a la pobre empanzada para el resto de la tarde).
Tengo que ser sincero que aún no me queda claro dónde quedaba la entrada principal al Shanghai Art Museum. Ingresamos por la puerta de acceso al restaurante, la cual da aun ascensor semi-expreso que va a dar al quinto piso. Con nuestro inexistente mandarín preguntamos por el “art museum” y nos refirieron al tercer piso del edificio... Hasta el momento no sabemos si llegamos en un día de entrada gratuita o si sencillamente nos colamos sin pagar. Nunca encontramos un caja donde vendiesen las entradas ni filas de ningún tipo... sencillamente entramos “por la puerta de atrás” directo a la exhibición de pintura de un artista local (les debo el nombre) cuyo estilo nos recordaba una especie de impresionismo francés, con escenas de naturaleza, bosques, flores, girasoles y toda una paleta de colores muy brillante (amarillos, rojos, azules) digna de un Van Gogh o un Renoir... Al final de la galería pudimos ver un corto documental acerca del pintor en una pequeña sala de proyecciones, más por descansar los pies que por solidaridad con el arte local o mucho menos por tratar de entender las explicaciones del programa el cual estaba completamente en mandarín! El documental mostraba al artista en acción en su estudio. Cual no sería nuestra sorpresa al llegar a la entrada de la sala de exhibiciones y encontrarnos al artista en persona, saludándo a la gente y conversando en vivo y en directo acerca de sus técnicas (algo que ya habrán adivinado tampoco logramos hacer por nuestras limitantes idiomáticas).
Salir del edificio fue tan confuso como entrar... De acuerdo a todos los sitios de Internet, el Shanghai Art Museum contiene doce salones de exhibiciones, distribuidos en cinco pisos, mostrando arte moderno y tradicional.... Lo único que vimos fue el salón de exhibiciones del artista que estaba en persona en el lugar, con lo que dedujimos que era solo una muestra temporal. Al tratar de buscar las exhibiciones permanentes, siempre nos encontramos con puertas cerradas o escaleras clausuradas, y al final, el único pasillo abierto nos llevó directamente al ascensor de salida... Con lo que decidimos continuar a nuestro siguiente destino... La Concesión Francesa en Shanghai.
1 comentario:
Bueno, a la fecha no has posteado nada nuevo, asi que espero que tus proximos viajes alimenten tus cronicas.
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