Entre 1998 y el 2001 tuve la oportunidad de contar con Panamá como parte de mi territorio, con lo que iba con regular frecuencia y pude ver cambios tan significativos como la construcción de la Autopista entre el Aeropuerto y la ciudad y el traslado del canal de manos estadounidenses al gobierno local. Mis constantes visitas me permitieron hacer muchos amigos en esas tierras, aunque para el relato en cuestión, mis anfitriones son salvadoreños, Geraldine y Andrés, que aparte de recién casados, están practicamente recién establecidos en Ciudad de Panamá!
Conozco a Geraldine desde hace por lo menos unos diez años, cuando ella hacía un interinato en American Airlines. Con anterioridad la he mencionado en mis escritos como una verdadera “ciudadana del mundo”. Su padre, un prestigioso hotelero suizo, conoció a su madre en un viaje de trabajo por El Salvador y se flecharon mutuamente, y se casaron, pero por la naturaleza del trabajo del padre, se mudaron constantemente de un país a otro para administrar hoteles en diversas partes del mundo. De hecho Geraldine nació en Lugano, en la Suiza de habla italiana; su niñez se llevó a cabo en el Hotel Eurobuilding en Caracas y su adolescencia en el Hotel Tequendama en Bogotá. Posteriormente sus padres se mudaron hacia El Salvador y la trajeron acá para estudiar la Universidad y para que ella hiciera sus pininos en el mundo corporativo, lo cual hizo sumamente bien pues consiguió proyectos muy buenos en MAERSK-Sealand, logrando al final un puesto en Panamá con la ventaja de estar con el estátus de ex-patriados.
A Andrés lo conozco hace menos tiempo, cuando conjuntamente con Geraldine fueramos en el 2001 o 2 (no recuerdo bien) al Bar “La Ventana” en San Salvador y vieramos este personaje que mostraba sus fotos de la Semana Santa que justo acababa de pasar, en las cuales salía con una capa al estilo “superhéroe” y quien bajo la influencia del alcohol de esa vacación se había auto-denominado como “Super Bolo” (para los extranjeros, bolo en El Salvador significa “borracho”)... Pero como los opuestos se atraen, y como la Ley de la Atracción lleva lo que cada quien pide mentalmente, pues Boooom!, todo esto explotó en matrimonio en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en enero del año en curso! Y solo se casaron e inmediatamente se mudaron hacia Panamá!!! Eso es lo que yo llamo un cambio de vida radical, aunque tal vez no lo es tanto para alguien que ha migrado a otro país más o menos cada 7 años.
Como nota aclaratoria, pues no quiero malos entendidos... Andrés es una muy buena persona y un muchacho muy trabajador. Es borracho social, como la mitad o más de los que están leyendo este relato y claro, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra! El término “super bolo” era una broma que estaban haciendo con sus amigos en las vacaciones en la playa como parte de la fiesta y al calor de los tragos. Y el que no haya hecho alguna medio locura con sus tragos adentro alguna vez en su vida miente si enuncia lo contrario.
Sea como sea, en enero del 2007 Geraldine y Andrés su unieron en Santo Matrimonio en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en San Salvador, con una posterior recepción en el Hotel Radisson El Salvador. Geraldine siempre me ha parecido una réplica de Audrey Hepburn, o a veces de Grace Kelly. Es una mujer sumamente guapa, pero sobre todo destila clase y elegancia, y no fue la excepción el día de su boda. Eso si la pobre estaba afonica en ese momento por un gran resfriado que había padecido durante los días anteriores.... Y no recuerdo si fue el día de la boda o antes o después, la cuestión es que les prometí a los novios que los pasaría visitando en su nueva residencia durante el mes de mayo.
Así que aprovechando por esos días un viaje de trabajo a Bogotá, compré mi boleto aéreo con COPA Airlines para poder hacer una parada técnica en Ciudad de Panamá y así comprobar el bienestar corporativo y conyugal de mis buenos amigos.... Eso sí, Geraldine me escribió unos cuantos días antes de mi llegada para advertirme que ella tenía que hacer un viaje de trabajo a Costa Rica y que no estaría disponible para recibirme esa tarde en el Aeropuerto, pero que Andrés llegaría por mí y ella se nos uniría después de la medianoche, hora a la que aterrizaba su avión de regreso a casa. Me dijo que ojalá no hubiese problema por eso, a lo cual le contesté que no había ningún problema, pero que lo único que no lo podía prometer era encontrarnos sobrios a la hora que ella estuviera ya en la casa (con la pobre fama que ya le hice a Andrés y la mía propia, pues tenía que advertirle de los riesgos de dejar a su esposo con un amigote).
Llegué entonces al Aeropuerto de Tocumén en Panamá un jueves por la tarde y Andrés me llevó a su espacioso apartamento en la Avenida Balboa, justo frente al mar y con una espectacular vista de Punta Paitilla y sus grandes edificios, de la Bahía de Panamá, del Caso Viejo y del Cause Way y sus islotes al fondo. Una vista sumamente envidiable sobre todo cuando en mi apartamento lo único que tengo es la vista del volcán de San Salvador y eso porque se ve desde la ventana de la cocina cuando estoy lavando platos!
Con Andrés no perdimos el tiempo y fuimos directamente al Supermercado a comprar cervezas y un licor local llamado “Seco Herrerano”, que es una especie de aguardiente que se toma con practicamente con cualquier cosa (jugo de piña, coca cola, jugo de cranberry, agua mineral, etc...). Obviamente me compré mis Heineken de siempre, pero mi sorpresa fue el absurdo precio del Supermercado: US $0.65 por unidad!!! En El Salvador las venden en el Supermercado a US $1.35 por unidad!! Una verdadera ganga!!! Y eso que habían cervezas nacionales a US $ 0.35 y que Andrés me comentó que había una tienda de licores donde todo era aún más barato! Tiene una gran ventaja estar en el tránsito de carga entre múltiples continentes!!!
Como a las 10:00 de la noche decidimos dar una vuelta por Ciudad de Panamá, sobre todo en la “zona rosa” local ubicada en Calle Uruguay, estrategicamente situada a unas 5 cuadras del apartamento de los recién casados, pero que de todas formas fuímos en automóvil pues entre el calor y la humedad de este país tropical no íbamos a llegar ni a la esquina!... Y nuestra primera parada fue un lugar llamado “S6IS Bar & Lounge” con una decoración sumamente Chill-Out, pero como buen lugar panameño todo mundo se movía al ritmo del reggetón. Por supuesto ya iba preparado mentalmente que en Panamá no iba a escuchar lounge o chill-out en ninguna parte y sobre todo después de ciertas horas... Lo que si me llamó la atención es la cantidad de fotos que nos tomaron en el lugar... Nos han tomado por lo menos tres fotografías, de esas que posteriormente publican en un sitio de Internet y que muestra a los visitantes de los sitios de vida nocturna más “inn” de la ciudad! Y no se si sería nuestro “look” de extranjeros y porque no nos movíamos al ritmo del raca-taca, pero la cuestión es que los paparazzi locales se dieron gusto tomando fotos, las cuales hasta el momento desconozco donde salieron publicadas!
Después del S6IS, Andrés me llevó a una discoteca, supuestamente la de más moda en la ciudad, aunque ya después de unas cuantas cervezas no recuerdo el nombre exacto. No estoy seguro si era la Discoteca BUZZ o si tenía otro nombre, y por más que he buscado en Internet no he visto ningún nombre que me ilumine el cerebro... Lo que si recuerdo es que el club está ubicado en el Centro Comercial “Plaza New York”, el cual conocía de mis incursiones anteriores en la ciudad, ya que ahí mismo están las oficinas administrativas de American Airlines, con quienes tuvimos algunas reuniones de trabajo en la época que Panamá era parte de mi territorio... Además, cómo olvidar un lugar que tiene una Estatua de la Libertad en miniatura en su estacionamiento interior? El propietario del lugar, por lo menos en aquella época, era el famoso cantante de rap “El General”.
Estando en BUZZ o sea como se llame el lugar, recibimos la llamada avisando que ya iba para el apartamento, así que era el toque de queda para Andrés, aunque ella dice que le dió permiso para continuar. Pero en ese momento era más prudente regresar, pues había que trabajar al día siguiente y la idea era que no nos encontrara sobrios, pero tampoco era que nos encontrara ebrios! Y así, nos reunimos con ella y pasamos conversando animadamente por un rato, hasta que el sueño nos venció a todos y había concluido un día más en los trópicos centroamericanos.
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