domingo, 5 de agosto de 2007

De rumba por Usaquen y otra vez el Parque de la 93

Bogotá es una ciudad fresca, aunque para los que somos del trópico, el verdadero concepto es que es una ciudad fría. Durante nuestra primera noche llegó como a 8 Grados Centígrados, y hasta humo sacábamos por la boca, como un efecto típico de un clima invernal.
En el 98 o 99 recuerdo que con Ximena y otra gente de la oficina de Bogotá, nos llevaron a Usaquén y lo que se me quedó grabado fue un vino caliente que había tomado en un restaurante del lugar… Y cuando digo vino caliente, me refiero a un vino tinto, el cual calientan en una hornilla, le ponen un poco de brandy o de otro licor espirituoso de los que usan los perros San Bernardo, y lo sirven prácticamente hirviendo! Es una experiencia espectacular si el frío nos rodea… Por favor no prueben esto si su casa está ubicada en San Salvador o similares!

Mi misión en Usaquén? Buscar el lugar del vino caliente.
No me costó dar… Usaquén tiene un parque central, y enfrente está la Iglesia de Usaquén, y en una esquina, el restaurante donde había tomado el vino caliente en el 98 o 99. Su nombre? Restaurante Tinaja y Tizón….Su especialidad: comida colombiana.

Como una cosa rara… He tratado de acordarme de cuales son las especialidades de la comida colombiana, y me imagino que me pareció muy habitual o parecida al resto de Latinoamérica (exceptuando Perú por supuesto!) pues no recuerdo nada en especial. Recuerdo el nombre de la Bandeja Paisa, pero eso definitivamente no lo comí, solo recuerdo el nombre. En el restaurante, con Sandra pedimos un plato de entremeses variados, y lo que si recuerdo que venía eran unas arepas, las cuales me sorprendieron, pues para mí las arepas son venezolanas y tienen mejor sabor que sus primas las colombianas. Así que de la vida culinaria colombiana no podré dar mayor revista, pues a lo mejor no encontré algo típico que fuera memorable. El vino caliente si lo fue!

Luego de la cena, decidimos con Sandra caminar un rato alrededor del pueblo y descubrir algún barcito para continuar un poco nuestra gira nocturna… Usaquén tiene muchos sitios pequeños y bohemios. Me sentía sumamente identificado con el lugar. Además hay varias personas que reciente y no tan recientemente han descrito mi estilo como “bohemio chic”. No se como explicar el concepto, pero ante la visión de estas personas, me gusta la vida nocturna en todos sus aspectos (desde lo más espectacular a lo más sencillo), pero que siempre anda bien arregladito, aunque gustando mucho de lugares como el que encontramos con Sandra: El Cantabar.

En El Cantabar, tenían CRM del básico en la entrada… Íbamos cruzando la esquina, y en la entrada del Bar estaba un tipo entusiasmando a todo el que pasaba: "Tenemos música en vivo, interpretada por un cubano que toca salsa, cumbia, merengue, ballenato y rock en español, no tenemos cover y tenemos espacio adentro." Un discurso muy convincente para no estar dando tantas vueltas por las desiertas calles de Usaquén.

El Cantabar era pequeño. Casi como un agujero en la pared. Pero quedamos ubicados justo enfrente de la tarima, que era tan pequeña que la puerta del baño de las mujeres que estaba a un costado, pegaba con las rodillas del artista cada vez que una de las chicas entraba o salía. Además estaba atestada de instrumentos musicales: batería, guitarra eléctrica y hasta timbales.
El lugar estaba además lleno de locales, de hecho tuvimos suerte de encontrar esos asientos, justo enfrente del artista.
Eso si, el artista no estaba tocando cuando nosotros entramos. Más bien la gente se distraía con televisores estratégicamente situados y que pasaban escenas de Fashion.TV y de algunos desfiles de moda de Dolce & Gabanna y Carolina Herrera.

Al rato salió el artista… Y la verdad no salió de ninguna parte. Estaba a nuestro costado sentado en la barra, y solo se desplazó hacia la micro tarima con cerveza en mano y comenzó a tocar música de los Enanitos Verdes. Y fue ahí que comprendí que yo estaba pintado en la escena… Pues estaba sentado a la par de Sandra, y el cantante cubano pasó toda la noche tirándole los perros grueso con miradas coquetas y hasta dedicatorias no anunciadas. Claro, Sandra estaba con el ego por los aires, pero a mi no me parecía gracioso estar de candelabro de mesa a la par de ella. Y si yo hubiese sido el marido de Sandra? Bueno, como no lo era, voy a cortar la escena de celos en este momento. De hecho me pareció gracioso que mi amiga encontrará un admirador tan rápido en un lugar donde el humo de cigarro y ballenatos desconocidos fueran el ambiente del momento.

De lo bohemio pasamos a lo chic… Un taxi hacia el Parque de la 93. Y esta vez no llovía. Eran las 1130PM y queríamos tomarnos la del zarpe… Y como ya había tenido mi cuota de bohemio por esa noche, necesitaba mi cuota de chic… Y terminamos en otro lugar donde me sentí sumamente identificado por su nombre: “The Beer Lounge”.
Como consumidor activo de la cerveza, y fiel admirador de los bares tipo “lounge”, donde generalmente tienen música electrónica Chill-Out (tema de conversación de la próxima entrega), pues solo por el nombre, entramos al lugar, y nos sentamos a la par de una pared cuyo concepto era como hojas de la naturaleza pegadas detrás de un plástico transparente opaco, iluminado en colores tenues, creando una sensación de naturaleza electrónica. Una Heineken para mi, un agua mineral para Sandra. Y listo, no podíamos abusar de la noche en Bogotá, pues nuestro avión salía hacia Cartagena alrededor de las 0930 de la mañana.
Así que caminamos lentamente hacia el Hotel desde el Parque de la 93 (solo son 5 cuadras) y nos dispusimos a empacar y ordenar todo para salir con destino hacia los trópicos!

Pero bueno, según mi criterio, dos días en Bogotá se podían resumir en unas cuantas líneas pues no era tan interesante… Pero creo que tendré que corregirme, como una Fe de Erratas, pues Bogotá si es una ciudad sumamente interesante, muy activa, muy llena de vida y de rumba, todos los días de la semana… Pero a Walter Avila no le gusta el frío, o más bien, el frío lo pone como abuelo, con ganas de dormir… La aburrida no es Bogotá. Y ahora resulta que el aburrido soy yo!
Qué esperan? Salgan de su casa y vivan… Hay un mundo allá afuera que los está esperando. Aburrido? Ja!

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