domingo, 30 de enero de 2011

Preguntas existenciales y amorosas en el camino de Barcelona a Lanzarote

Es increíble como el tiempo puede pasar de rápido, pues ya ha pasado una semana desde que comencé mi viaje. Pensé que iba a tener más tiempo para escribir, pero entre los paseos y la visita a amigos, pues no me han quedado muchas horas para sentarme con la concentración necesaria para plasmar mis pensamientos en el papel electrónico.

A una semana de haber salido de casa, caminando por las calles de una Barcelona nublada e invernal, me di cuenta que parte de la alegría me estaba regresando al alma. Después de la crisis de los recuerdos atormentándome en los principales monumentos de la ciudad, he estado apacible. De hecho he tomado el viaje muy al suave y ayer dejé que el cuerpo descansara hasta que él solo quisiera levantarse, así que dormí casi por 12 horas consecutivas de jueves para viernes, con lo cual me pude percatar que mi humor había cambiado radicalmente al sentirme relajado y sin preocupaciones. Claro que ver a mis amigos Carlos y su pareja y a Lizeth con su esposo e hijo me han ayudado bastante a obtener esa paz mental, pues con su plática y sus atenciones he distraído mucho la mente del encuentro con mis demonios internos.
Para variar estoy en un avión. Esta vez volando con RyanAir con destino a Lanzarote en las Islas Canarias. Es sumamente emocionante ya que será lo más cercano que he estado a este lado del África, pues aunque sea parte de España, geográficamente las islas son parte del continente africano. Será una experiencia muy exótica, sobre todo recorrer sus playas y subirme a un dromedario para dar un paseo, que es de las cosas que más ansío para mi visita, aparte por supuesto de ver a mis amigos salvadoreños Deybbi y Luis. ¡Impresionante como los salvadoreños estamos hasta en la China!

Pensando y analizando, a una semana de haber comenzado mi viaje… ¿Qué exactamente he ganado con haberlo hecho? Además me pica la culebrita viajera por no completarlo en Budapest. Es más, debería continuarlo hacia Estambul para luego recorrer el Medio Oriente (Israel, Jordania, Egipto y los emiratos árabes), para luego saltar hacia Tailandia y Camboya, completando el círculo en Hong Kong, Corea y Japón. ¿Será que me animo a hacerlo? Por momentos quisiera seguir recorriendo el mundo hasta encontrar un lugar donde establecerme. ¿Pero cuál es esta tremenda necesidad de estar lejos de El Salvador? Amo mi país, pero quiero tratar de entender porque quiero estar lejos por tanto tiempo. ¿Es realmente ganas de conocer el mundo? ¿Es necesidad de actuar como trotamundos? ¿O es que estoy huyendo de todo lo que me rodea? La ansiedad y la tristeza se me aplacan estando en constante movimiento. Caminando, descubriendo, caminando, observando, caminando, saboreando. ¿Pero exactamente cuál es mi meta? ¿Qué es lo que quiero alcanzar con esto? Son preguntas que ahora mismo me hago tratando probablemente de evadir mi realidad de regresar a mi tierra e invertir en un negocio propio. ¿Porque no vender todas las pertenencias y buscar mi lugar en el mundo? ¿Dónde será que realmente pertenezco? ¡Wow! ¡Cuantas preguntas! Y esto definitivamente va mucho más allá de una crisis existencial. Es tratar de saciar un hambre de todos mis sentidos que me hacen sentir vivo! Si, eso es, viajar me hace sentir vivo, pero por qué tener la idea de un viaje permanente… ¿Alguien me puede decir que es lo que estoy buscando?

Otra cosa en la que he estado filosofando muy profundamente es en las cuestiones del amor. He visto a mis amigos durante el viaje y cada uno de ellos tiene una relación muy estable y de mucho cariño con personas maravillosas, pero me hacen pensar también que tuvieron que emigrar al extranjero para poder encontrar a su media naranja. ¿Será eso lo que estoy buscando? ¿El amor? No me hace sentido, pero siempre me han dicho mis amigos que debería buscar a alguien en el extranjero o emigrar a algún país que entienda un poco más mi forma de pensar. ¿Tan extranjero soy en mi propia tierra que no puedo tolerar ciertos comportamientos de conformismo o abuso a los que los salvadoreños se mal acostumbran? Ver esas relaciones estables en mis amigos, con personas profesionales y que les quieren tanto me hace preguntarme qué he hecho mal… Entonces, retomando el tema del amor, créanme que estoy reacio a conocer a alguien de otro país si no estamos dentro de la misma área geográfica. ¿Pero qué pasa con los extranjeros que llegan a El Salvador? Eventualmente se regresan a su país o se van para otro lado. Entonces… ¿Porqué no soy yo el que da el paso y me voy para otro lado? Pero esa no es una razón válida para emigrar, aunque tengo amigas que se han ido de El Salvador para buscar marido o por seguir a un hombre. De hecho mis padres me drenan emocionalmente, así que estando lejos de ellos me siento más estable que cerca. Mucha gente me critica por estar tan alejado, pero crecer en el seno de una familia donde pasaban como perros y gatos todo el tiempo lo que ha causado es que sea sumamente desamorado. Hay quienes se acogen a la familia para obtener ese cariño necesario en la vida. Yo sencillamente no tengo ese cariño familiar y aunque nunca es tarde para buscarlo, y disfruto el tiempo que paso con mis hermanos, no suple la necesidad de amar y ser amado que uno puede tener. Los amigos están con uno en las buenas y en las malas, pero tampoco suplen ese amor de pareja. ¿Entonces qué me queda? El amor por mis viajes y la exploración del mundo!!! Eso es algo que nadie, pero nadie me podrá quitar… Los recuerdos, los aromas, los sabores, los colores del desierto, la belleza del atardecer, lo sublime de los museos, el pavimento recorrido, la pasión por los conciertos y el teatro… ¿Qué hago? ¿Emigro? ¿Me quedo en El Salvador y establezco un negocio donde pueda tener la capacidad de traer el mundo, los sabores y aromas a mi tierra? Yo tengo bien clara mi idea de negocio, pero me da pavor compartirla muchas veces, sobre todo con la experiencia del festival de comida que recientemente organizara, donde el dueño del restaurante me preguntara si no había problema de mi parte si incluía los platillos dentro de su menú regular. Claro que le dije que no había problema, pues él tiene ya un restaurante montado, yo no tenía ningún negocio establecido, pero lo que me pareció poco ético es que nuestra primera conversación relacionada a dicho festival fue que yo quería hacer un experimento de mercado para ver la aceptación de ese tipo de comida en El Salvador para posteriormente animarme a abrir un restaurante de ese tipo. Además me mostró un espacio desocupado de su restaurante donde podría abrirse un pequeño lounge temático, el cual posteriormente me informó que iba a ser utilizado para otra cosa.

Es por este tipo de cosas que mi hermano dice que la gente se aprovecha de mi por buena gente, con lo que sin querer piensa que soy pendejo y que me dejo de la gente. En el mundo de los negocios no se puede confiar en nadie. ¿No sería más fácil invertir mi dinero en un negocio en el extranjero? ¿Invertir o no invertir en mi país? ¿Confiar o no confiar en posibles socios de negocios?
¿Y el amor dónde queda en todo este relajo mental? Lo irónico es que en este viaje he visto el amor alrededor mío en todas sus expresiones. Ahora mismo tengo sentadas a mi lado a dos lesbianas en el avión que no han parado de besarse y de agarrarse la mano. En el tren de Barcelona al Aeropuerto, se sienta frente a mí una pareja y empieza a comerse a besos y los de la par comienzan a hacer los mismo! Hey! Por favor! No coman pan delante de los pobres!!!

Cualquiera diría que una de las prioridades de mi viaje es encontrar el amor nuevamente, pero contradictoriamente no es algo que me interese. Claro que sería bonito e interesante tener un romance, pero dónde voy a conocer a alguien si ni siquiera en Internet me meto a ver que hay disponible y si voy a un bar o una discoteca me aburre el jueguito de la coquetería (esto último ya sea de viaje o en mi propio país). Cuando Cupido flecha a alguien pues lo flecha y ya, con o sin coquetería. Pero claro, ven a un tipo tan serio en una barra de bar, nadie se va a acercar. Pero es que no siento el llamado de estar coqueteando con alguien. ¿Qué voy a conseguir al final? ¿Una noche de pasión? Me aburren ya las noches de pasión esporádicas. Retomo la primera premisa de querer seguir recorriendo el mundo… Esa si es una pasión permanente. Esa pasión por viajar no te molesta. No te pregunta a dónde vas ni por qué vas. Y no sé porque la gente insiste en preguntar con quién estoy viajando, como que fuese pecado viajar solo o tal vez por curiosidad si tengo algún mi amorío escondido por ahí. Pues no. Soltero y no buscando. Una vez encuentre mi destino y mi sitio en el mundo, entonces tal vez podré pensar nuevamente en compartir mi vida con alguien. Mientras tanto, sigamos recorriéndolo. ¿Qué hago, regreso y pongo el negocio, o me voy para el Medio y el Lejano Oriente?

Bueno, ya casi llegamos a Lanzarote y han sido muchas preguntas filosóficas para un solo blog. Espero que las Canarias abran mi mente y que esa energía volcánica llene mi mente y mi cuerpo para seguir adelante en mi búsqueda personal!
Feliz semana!

martes, 25 de enero de 2011

El frio me esta afectando ya las neuronas?


Washington D.C. me ha tratado como solo el Primer Mundo lo puede hacer: me ha ofrecido sus museos y monumentos de forma gratuita, he degustado su gastronomía internacional y 100% orgánica, he caminado por sus calles como un local y he pasado muy gratos momentos con mis amigos Vanessa, la peruana y Julio, el salvadoreño. A ambos los considero de mis mejores y más cercanos amigos.

De hecho me estuve hospedando en el estudio de Julio, muy bien ubicado en Massachusetts y 13th Street (Embassy Row), donde las principales atracciones, compras, restaurantes y monumentos quedan a paso de ratón tras realizar una corta y cómoda caminata. La Casa Blanca queda de su apartamento como a unos 10 minutos de distancia y el Washington Memorial con su imponente Obelisco a 20 minutos de camino. Interesantemente y por aquellas casualidades de la vida, Vanessa vive a unas cinco cuadras del apartamento de Julio y me explica que esta es la mejor área para vivir sin necesidad de tener un auto, pues sus oficinas quedan a un paso y se pueden ir a pie, el Metro está a tres cuadras y eso les permite conectar con cualquier punto de la ciudad. Ambos aman el carácter internacional de la ciudad, que no será tan cosmopolita como su cercana prima Nueva York, pero les permite disfrutar de cuadros de Picasso y Degas de forma gratuita, presenciar una toma de posesión histórica del primer presidente afroamericano de este país y cenar comida árabe o etíope si se les apetece.

En mi corta estadía he tenido la oportunidad de almorzar comida rápida hindú en el foodcourt de un centro comercial, cenar couscous de pollo en el Restaurante Marrakech al ritmo de música arabesca con belly dancers amenizando la cena, admirar los cuadros de los impresionistas y modernistas europeos en uno de los museos de arte del Smithsonian, observar la reconstrucción de las osamentas de dinosaurios en el Natural History Museum, almorzar comida 100% orgánica en Dupont Circle en Le Pain Cotidien, visitar un templo masónico en Alexandria e interactuar con periodistas colombianos y venezolanos en la despedida de un compañero de trabajo de Julio que se va a seguir su sueño de entrar en el mundo de la política en su tierra, Medellín.
Es interesante hacer el recuento de actividades pues a simple vista se ve que estuve muy ocupado, pero al mismo tiempo dormí largo y tendido durante los cuatro días de mi visita. Durante el fin de semana no nos levantábamos antes de las 11 de la mañana y es que además el frío me ha mantenido en estado letárgico. Siento que mis pensamientos van más lentos y que mis actividades regulares se han visto afectadas pues lo que más he añorado es dormir, sobre todo después de comer y cuando hemos estado caminando por esas frías aceras bajo las interminables capas de ropa que se supone estaban amainando la gélida temperatura que todo el tiempo estuvo bajo el punto de congelación. No me puedo quejar, pues a pesar del frío todos los días fueron sumamente soleados y no sé si mi rostro se ha quemado por los rayos solares o si ha sido por las bajas temperaturas.

He tenido una serie de emociones encontradas durante mi corta estadía en Washington D.C. y eso que apenas fue el comienzo de mi viaje. Creo que desde el momento que comencé a caminar los pasillos del Aeropuerto Internacional Comalapa me sentí raro. Típicamente era la época del año en la tenía que participar en la Conferencia de Ventas de mi antiguo empleador en Dallas, así que me sentí muy extraño pasar visitando a la “señora chelita” en mi Duty Free favorito y no comprarle nada. Ella siempre tratando de convencerme en comprar más de algo me decía “cómprelo ahorita y lo pasa recogiendo a su regreso”, estrategia que esta vez no le funcionó ya que le respondí que era hasta marzo! Otra cosa que me sacó de onda en el Aeropuerto de El Salvador fue ver a los ejecutivos centroamericanos con sus disfraces corporativos corriendo de un lado a otro para tomar sus conexiones. Me sentí tan lejos de ese tipo de estrés y me di cuenta que mi estrés ahora es de otro tipo. ¿Más complicado? No lo sé. Más personal, eso sí. Es el estrés de regresar a mi tierra y comenzar un negocio que sea rentable y el cual me permita suplir mis necesidades! Todo a su debido tiempo!

Lo cierto es, que el viernes que me junté con Vanessa frente a la Casa Blanca y nos fuimos a tomar un café, ella me dijo que me veía diferente, que me veía rejuvenecido. Aún no sé si por el hecho de haberme rapado la cabeza y rasurado la barba es que ella me veía más joven, pero me dijo que a diferencia de cómo me vio en Islandia, había encontrado a un Walter muy relajado, lo cual se denotaba en un aura de juventud. Joven o no, a mis 42 años estoy a tiempo para volver a empezar, con toda la energía del mundo y tratando de seguir mis sueños. Eso me llamó la atención de Juan Pablo, el colombiano a quien le daban la fiesta de despedida. A sus 28 años dejó su carrera como periodista en Washington D.C. para regresar a Medellín y comenzar a hacer política, lanzándose a un puesto del gobierno paisa. Eso me hizo analizar que hay una gran diversidad de sueños en el mundo: algunas personas sueñan con ser pilotos de aerolínea; otras sueñan con casarse y tener hijos; otros quieren ser periodistas y reporteros internacionales; otros quieren hacer política o alcanzar un alto puesto ejecutivo dentro de una gran corporación. Para esto último estudian maestrías, pasan procesos de selección rigurosos y truculentas entrevistas de trabajo, vistiendo atuendos de poder para tratar de impresionar a otros ejecutivos que también quieren tratar de demostrar su poder. Es un círculo extraño, vicioso, al cual yo llegue por cosas de la vida, pero no fue algo que realmente hubiese planeado. Yo quería ser artista de pequeño y mi carrera artística se vio truncada a los 8 años cuando fuimos a visitar a mi tío Omar, hermano de mi madre, con toda la intención de pedirle me patrocinara clases de piano y sin saber ni a qué horas, él tomó el teléfono y me inscribió en clases de karate. Una estrella más no nació esa noche!

Con el tiempo me acostumbré al mundo corporativo. La verdad sencillamente me dediqué a trabajar lo mejor posible y me gané la confianza de mis diversos jefes, lo que me llevó a tener promoción tras promoción, aumento tras aumento. Lo que mucha gente luchaba por obtener, yo me lo gané a base de puro esfuerzo y trabajo, y a base de mantener contentos a mis clientes. La verdad, como salvadoreño, me siento dichoso de haber llegado a atender clientes relativamente grandes en América Latina y en países tan diversos como México, Perú, Venezuela, Colombia, Jamaica, Trinidad, Panamá y por supuesto mi tierra, El Salvador. Siempre me pareció increíble, que un muchacho “de pueblo” (y estoy hablando de San Salvador cuando lo comparamos con ciudades como México D.F., Caracas y Bogotá) pudo manejarse en círculos internacionales de clientes, además ganando premios dentro de mi empresa desde los famosos “Circle of Distinction” que se los daban a todos los pobres esclavos que no teníamos vida y nos habíamos hecho “work-aholicos” hasta el premio latinoamericano de ventas y servicio que me gané para demostrarle a un vice-presidente que estaba equivocado en relación a mi potencial, ya que los de personalidad no-agresiva también podíamos sobrepasar las metas asignadas! En fin, son años que me permitieron conocer el mundo y consolidar una acomodada posición en mi país. Pero no soy el tipo de persona que quiere envejecer en una corporación, tratando de impresionar a jefes o haciendo cosas que no quiero hacer. Mi momento de cambio llegó. ¿Será que mi momento artístico llegó nuevamente? ¿O más bien la vida me está poniendo como facilitador para que nuevos artistas se puedan desarrollar? El tiempo lo dirá.

Por el momento los dejo. Estoy en el avión de American Airlines con destino a Barcelona, a punto de cenar pollo, viendo muy adecuadamente “Eat, Pray, Love” con Julia Roberts, que fue justo uno de los libros que devoré antes de comenzar mi mini-sabático. Entre eso y el YO de Ricky Martin, hay fuente de inspiración para el blog. En Barcelona me voy además a enfrentar a mis demonios internos. Un abrazo! Próximo reporte desde la Ciudad Condal!

sábado, 22 de enero de 2011

Desde Washington D.C.

¿Porqué fue que decidí viajar en el invierno boreal en vez del verano austral? Ahhh, si! ¿Porque mi amiga Lara me convenció en llegar a pasar una temporada a Italia con ella y su novio? Ella fue el detonador para elegir Europa, aunque en su ciudad actual son 9 días del total de 59 que pasaré afuera, pero la vida es siempre irónica y nos muestra dificultades para nosotros poder resolverlas. De todas formas, ¿sería aburrida o sería mejor una vida sin dificultades?
Han pasado apenas 24 horas desde el inicio de mi viaje y ya se presentaron cuatro dificultades o inconvenientes, las cuales todas tienen arreglo, pero que requieren tiempo de atención. Esto es como un entrenamiento de vida para cuando comience a organizar mi propio negocio, pues algunas cosas inverosímiles han pasado en estos dos días.

Lo primero lo recibí a través de un correo electrónico de la empresa Rail Europe, con quienes comprara por Internet los billetes de tren para movilizarme desde Venecia hacia Budapest con todo y sus puntos intermedios. No todos los trenes en Europa cuentan actualmente con boletería electrónica, por lo que tuve que pedirle de favor a Lara si podían enviármelos por correo a su dirección en Sesto Calende, en la Lombardía italiana (a orillas del Lago Maggiore), a lo cual ella accedió sin problemas y yo procedí a ordenar los tales boletos para que me fuesen enviados por correo. De hecho, el sitio web de Rail Europe solo daba la opción de envío por DHL, por lo cual cobraba un poco extra pero que sonaba razonable para garantizar la llegada de los boletos en un corto período de tiempo. El correo que recibiera el mismo día de mi salida de viaje en horas de la mañana, me informaba que el paquete de DHL conteniendo los billetes de tren habían sido retenidos en el Aeropuerto de Milán Malpensa por no encontrar una dirección válida para su entrega. Lo interesante es que al momento de poner la orden, puse la dirección exacta tal cual me la había pasado Lara. El inconveniente consiste en que alguien debe ponerse en contacto con DHL en Italia de inmediato, pues Rail Europe dice “que no se hacen responsables si el paquete es destruido porque nadie lo reclame”. Tuve que contactar a Lara para que me ayude por allá y ella muy amablemente habló a DHL para reconfirmar la dirección y que puedan hacer la entrega!!! Aparentemente ya se resolvió.

El segundo inconveniente lo recibí a través de una llamada telefónica de parte del Banco de América Central, media hora antes de partir hacia el Aeropuerto Internacional de El Salvador. Me notificaban que mi tarjeta VISA, la cual había sacado expresamente para este viaje era parte de un listado de tarjetas de crédito en una base de datos comprometida, por lo cual tenían que proceder a bloqueármela!!! Después del shock inicial, la empleada de Credomatic me indicó que me iban a enviar la tarjeta por DHL (otra vez!) a cualquier parte del mundo sin costo alguno y que tomaría más o menos unos cinco días hábiles en llegar, por lo cual no llegaría a tiempo en mi estadía dentro de Washington D.C. y me daba miedo que me la enviaran a Barcelona, pues no se exactamente qué tan honrados sean en el hostal donde me voy a hospedar. Además Canarias no me parecía tampoco una buena opción para que me la enviaran! Tomé entonces la decisión que se hiciera el envío directamente a Valencia, a la casa de Guadalupe, la mamá de mi amiga Tatiana, por ser una dirección particular y una ciudad más grande. Aún no sé si será una señal divina para no gastar, pero eso me lleva al tercer inconveniente….

Lara y Andrea están en período de transición buscando un nuevo apartamento en Milán. Mientras tanto están viviendo con los papás de Andrea en Sesto Calende y muy amablemente me ofreció quedarme con ellos ya que la casa tiene muchas habitaciones y ya la suegra ha hospedado a otras personas amigas, incluyendo a Vanessa y toda su familia peruana. El problema es que Lara no le consultó a tiempo a su suegra y parece que van a tener visitas en las fechas que yo estaré ahí (o eso, o a la señora no le pareció que un amigo de su nuera llegara a quedarse en su casa. Digo, puede ser cultural, ¿No? Así que ahora tengo que encontrar un hotelito u hostal en el área de los Lagos Italianos y es algo que no había tomado en cuenta. Todo viaje debe ser vibrante y cambiante. Lo bueno es que ahora viajamos con tecnología y mientras haya Internet y tarjeta de crédito, pues todo se puede resolver! (si, con la otra tarjeta de crédito). La buena noticia que me dio Lara, ya que se siente apenada conmigo, es que en compensación que no me puede hospedar, me prestará el auto de ella con GPS para que explore la zona de los lagos a mi gusto! :-)

La cuarta complicación es el equipaje. Cuando pesé mi maleta en el Aeropuerto de El Salvador, ésta pesaba 52 libras y aparentemente American para mi vuelo transatlántico solo permite 50 libras y si no pues aplica un cargo de 60 dólares. Al principio pensé usar la bolsa de viaje que tengo dentro de la maleta y facturar dos piezas, pero la pieza extra cuesta 50 dólares pues para Europa solo permiten una chequeada! Al final eso se resuelve con dinero pero es extra que se podría gastar en dulces, jejeje.

Ya más relajado me doy cuenta que todos los inconvenientes de viaje que he mencionado tienen solución, así como todo en la vida. Muchas veces uno no ve más allá de sus narices y se ofusca en el momento de cómo resolver algo, cuando las cosas se resuelven solas en su gran mayoría de veces. Me tengo que relajar. Este viaje es para relajarme y pensar tranquilamente las cosas no para generarme más estrés. ¿Porqué será que el estrés es parte de nuestras vidas inclusive en un mini-sabático? O es que yo soy el estresado permanente?

Saludos desde Washington D.C.

En un rato saldremos de museos y compras. El clima afuera es de -7C, pero bueno, me decidí por el Norte, así que a disfrutar del frío. La buena noticia es que uno quema 30% más de calorías en este clima, así que a falta de gimnasio y de spinning, a aguantar frío se ha dicho! Feliz fin de semana!

jueves, 20 de enero de 2011

Mini Sabatico 2011

Después de un largo período de ausencia, he decidido retomar mis escritos en la forma más cibernética posible: a través de mí abandonado blog. Mi viaje sabático lo podrán seguir los que quieran, leyendo mis ideas y pensamientos más profundos, así como impresiones de viaje en esta especie de diario público.

Después de abandonar el mundo corporativo para emprender mis negocios propios decidí que lo más saludable para encontrarme a mí mismo era realizar un viaje de un par de meses. Hubiese querido tomarme un año completo, pero la realidad es que tengo que montar un negocio a mi regreso el cual me genere ingresos. Tomé una decisión compleja pero la correcta para mi vida: ya no quiero ser empleado de nadie. Ya no quiero entrevistarme para un trabajo, sino más bien ser yo el que entreviste a mis potenciales empleados.

El mundo corporativo me llenó de satisfacciones durante muchos años, pero la verdad es que de empleado de lujo no iba a pasar. El título de Director de Cuentas se escucha medio rimbombante, pero al final uno es un gato más dentro de la carrera de ratas, donde todo es facturar, vender, producir, generar dinero… Todo esto está bien… Pero es generar dinero para otros, no para uno mismo y no muchas veces haciendo lo que a uno le gusta.

Claro que 21 años en una corporación de la industria de viajes me mal acostumbró al esencial encanto de viajar y descubrir el mundo, así que cual podría ser la extrañeza de que antes de mi metamorfosis a empresario quisiera tomar mi maleta y cruzar océanos, valles y montañas dentro de la constante exploración personal interna. Un viaje de auto-exploración. ¿Por qué no? Soy fiel creyente de que la mejor forma de observarse uno mismo es lejos del entorno cotidiano. Muchos pensarán que estoy haciendo este viaje por turismo y en parte es cierto, pero el principal propósito es tener un entorno natural y urbano lejos de mi casa y de mi gente, así como de las obligaciones diarias y oficios domésticos, para que la concentración y la creatividad puedan fluir, recuperando esa musa que otrora se marchara. Quiero recuperar mi alegría por vivir y mi creatividad, que en algún momento quedaron de lado cuando me hundí en el alcohol y la depresión. Quiero regresar renovado y ser un nuevo Walter listo para la nueva etapa de mi vida. Nada pasa por casualidad.
¿A dónde voy a todas estas? Me estuve debatiendo por semanas si iba al Norte o al Sur, a Europa en invierno o a Sur América en verano, pero circunstancias de la vida me hicieron decidir por cruzar el charco nuevamente. En parte mi amiga Lara en Italia influyó mucho en la decisión, pues me preguntó que si quería pasar una temporada con ellos aprovechando que iba a tener algo de tiempo para hacerlo. Lo irónico de todo es que Lara, durante la Navidad del 2009 cuando la visité en Milán y Génova, me había dicho muy coloquialmente “la próxima vez Sr, Avila, por favor venga en verano a Italia que está cañón atenderlo con estos -7C de temperatura”. La lengua castiga, así que heme acá en un avión con destino al invierno europeo y a visitar a Lara y a su novio con abrigos y bufandas en mano.

Ya que Lara me ofrecía regresar a visitarla en invierno, tomé un mapa y me puse a decidir que ruta lógica tomar para conocer nuevos lugares y visitar amigos al mismo tiempo, quienes me pudiesen dar hospedaje por unos días, pero al mismo tiempo con quienes pudiese conversar viendo la vida desde otras perspectivas y experiencias.
Fue así como terminé con el siguiente itinerario de viaje, el cual no creo que haya sido creado por casualidades de la vida: Washington DC, Barcelona, Lanzarote (Islas Canarias), Costa Brava española, Valencia, Sesto Calende (a orillas del Lago Maggiore, ahí es donde vive Lara), Stressa, Como, Milán, Bologna, Zermatt (Suiza, donde está el Matternhorn), Venecia (una semana antes de su famoso Carnaval), Innsbruck (en el propio Tirol austríaco), Vienna, Bratislava (Eslovaquia), Budapest (Hungría) y Nueva York. Es un viaje de prácticamente dos meses (59 días, por un día no nos vamos a pelear), muchos lugares, diversos medios de transporte y mucho contacto con la naturaleza y las artes. Este viaje tiene un propósito y es una exploración interna. El blog no es más que un desahogo de ideas para compartir al verdadero Walter, el que existe más allá de las fiestas y los martinis, las cuales deben quedar relegadas a segundo plano durante el recorrido para dar paso a una búsqueda personal más profunda. ¿Me acompañan en esta búsqueda?

Que Dios me guie e ilumine mi camino, y me los bendiga a todos!

Saludos desde un avión de TACA con destino a Washington DC, sobrevolando algún lugar del Estado de Georgia y con una luna preciosa de compañera de viaje en mi ventana, Pollo Campero en el asiento de al lado para recordar que mi tierra me acompaña, escuchando Celtic Woman en iTunes y entre intervalos de lectura de “YO”, la autobiografía de Ricky Martin, quien comparte con nosotros su exploración personal por lo cual consideré como material de lectura adecuado para el viaje.

Centro Europa 2006