martes, 26 de febrero de 2008

Crucero Fiesta por la Bahia de Panama



En aquel atardecer llegó el momento para Andrés de salir hacia el Aeropuerto a buscar a su gran amigo Luis, otro salvadoreño amigote que llegaba a invadir el apartamento de los recién casados durante el fin de semana!! Así que ese tiempo de ausencia de su esposo lo aprovechó Geraldine para torturarme (bromas!) con el video de su boda, en represalia a Andrés que ya me había torturado durante la primera noche con todas las fotos de la boda.... Y me tengo que quitar el sombrero con los creadores de dichos recuerdos! Andrés y Juan Jorge son unos amigos que entre múltiples negocios se dedican a capturar bodas y similares, y a quienes recomendé con Geraldine para la boda, la cual quedó muy impresionada con su portafolio e inmediatamente los contrató para cubrir tan magno evento. No he visto calidad de tal magnitud nunca antes en mi vida y el video es como una obra de arte! Si saben de alguien que se case, pues se los recomiendo a ojos cerrados!

Y a todas estas, Luis llegó. Sinceramente no recordaba a Luis a pesar de ser uno de los mejores amigos de Andrés, y pues lo reconocí porque Geraldine justo me lo había mostrado en el video de la boda. Luis es un personaje netamente salvadoreño, algo gordito por la cerveza y el pan dulce (ya que además es dueño de panaderías) y con un aire de despreocupación que se acentuaba con una camisa hawaiiana que había utilizado para la ocasión. Tipo muy simpático, alegro la noche de los esposos y la mía propia con sus diversos comentarios tan autóctonos de nuestra tierra.

Además Luis había llegado a tiempo para unirse a nuestra travesía nocturna por las aguas panameñas. Geraldine estaba buscando un paseo adecuado para tener interesantes recuerdos y hacer algo diferente a la típica cena/copas. Fue así como descubrió un “buque-fiesta”, que salía desde un embarcadero en el Causeway (un puente largísimo al estilo de Key West, construído por los estadounidenses durante su época de control del canal de Panamá para unir 4 islas del Pacífico panameño). El barco daba una vuelta a la bahía, navegando bajo el Puente de las Américas para acercarse a los muelles del Canal de Panamá y a toda la operación naviera del sector! Ya José Díaz se había encargado el año anterior de llevarme a las Esclusas de Miraflores, donde tuve la oportunidad de ver a uno de los Princess Cruises (sí, El Crucero del Amor) haciendo su paso completo por el canal, así que navegar por esas aguas era algo que hasta el momento no había hecho! Y no teníamos que hacer ningún tipo de reservación, solo presentarnos a las 9:00 de la noche al lugar señalado!

El barco zarpaba a las 9:30PM, y después de almorzar toda esa increible cantidad de pasta mediterránea en las horas postreras de la tarde, pues nadie pensaba en cena (únicamente Luis como recién llegado y quien devoró parte de lo que había sobrado de mi suculento platillo con un enorme apetito), así que nos desplazamos hacia el Causeway para buscar el sitio de embarque, enfrente del Restaurante Alberto’s en Flamenco, Amador... Claro! Llegamos a la zona y hay cientos de naves y buques de todos los tamaños, a lo que Geraldine nos advirtió que no nos fuesemos a emocionar al ver los yates con televisores de pantalla plana y muebles de diseñador que veríamos por ahí, pues nuestro barco no era así! (y a pesar de la advertencia, por supuesto que nos emocionamos al ver los lujosos yates, pero nuestra realidad nos indicaba que por 30 Dólares por cabeza no era mucho lo que podríamos conseguir).

Al llegar al punto de encuentro nos dimos cuenta que no había ningún barco-fiesta programado, pero con suerte Luis había visto en nuestro camino una especie de “chiva-barco” con luces de discoteca iluminando.
Así que regresamos nuestros pasos un par de kilómetros, buscando lo que parecía una discoteca acuática y no nos costó encontrarla siguiendo sus efectos de luces desde la distancia... Pero al llegar nos dijeron que zarpaba hasta las 10 de la noche. Un crucero de tres horas!!!

Nos tocó esperar por lo menos 45 minutos para abordar, tiempo en el cual se fue congregando una cantidad impresionante de personas de todos los géneros y estratos sociales, quienes posteriormente fueron nuestros compañeros de travesía. Si se animan a hacerlo, visiten: http://www.canalandbaytours.com/tours.php

El barco en sí no era el Crucero del Amor, si no más bien un estilo de ferry ruidoso y con una discoteca instalada en su parte superior, donde supuestamente había un “all you can drink” que no incluía cervezas de ningún tipo, con lo cual nos tuvimos que conformar con Seco Herrerano (una especie de aguardiente panameño) con jugo de cranberry (arándanos), lo cual me mantuvo lo suficientemente sobrio toda la noche para tener una noche muy placentera a nuestro regreso.... Durante nuestra espera vimos otro pequeño yate que posiblemente había sido rentado por judíos al juzgar la ventimenta de los cientos de adolescentes con kipá (el gorro judío) que abordaron el barco para una posible celebración de quince años.

La travesía efectivamente duró unas tres horas, y la parte más interesante fue navegar bajo el Puente de las Américas iluminado en todo su esplendor, y la visita a los muelles, donde a la música de la discoteca acuática pudimos ver un par de tipos bailando encima de los contenedores para combatir un poco la monotonía de su trabajo. Después de hora y media la travesía era muy aburrida, por lo menos para los que no habíamos ingerido tantas bebidas alcoholicas, pues era más de lo mismo. Si el crucero se hubiese limitado a dos horas de fiesta probablemente sería como la salida ideal... Pero la pasamos bien viendo el circo de gente desconocida bailando al ritmo de regetones y de la esporádica música electrónica. Obviamente regresamos a tierra sanos y salvos para poder contarles esta historia.

En conclusión, Panamá es una ciudad vibrante, llena de todo lo que cualquier ciudad cosmopólita puede desear y espero con ansias mi regreso en un futuro cercano para poder visitar a mis buenos amigos allá y pasar un par de días con los Martin-Russel o los Miranda-Bullo.

Y bueno, por el momento esta historia llega a su conclusión....

domingo, 24 de febrero de 2008

Almuerzo mediterraneo en Ciudad de Panama

De compras en el Mercado de Mariscos en Panama

Eso es almorzar con estilo!!!

Almuerzo mediterraneo en casa de los Miranda-Bullo

Con Geraldine en la terraza de su apartamento en Panama


Así que el sábado 19 de mayo, después de dormir hasta tarde en mi resistente cama inflable (por lo menos no amanecí en el suelo como en Nueva York una vez en casa de Morena) fuímos a buscar el famoso mercado de mariscos, para lo cual tomamos la Avenida Balboa y antes de entrar a la calle que conduce al Casco Viejo lo pudimos visualizar a mano izquierda, junto al mar. El mercado es relativamente pequeño, tal vez comparándolo con algunos mercados que he visto en mi país, pero considerando que su especialidad son pescados y mariscos, pues me imagino que el tamaño es sumamente adecuado.... Ya los Miranda-Bullo me habían advertido que el consumo de mariscos en Panamá es sumamente bajo, algo que me sorprende por su ubicación entre dos oceános! Sin importar el tamaño del mercado, pues ahí nos encontrábamos recién bañados y perfumados, caminando entre la diversidad de olores de mar, a los cuales nos tuvimos que acostumbrar casi de inmediato para no pecar de “posh”. Muy interesantemente habíamos decidido ir en shorts y sandalias, por áquello del húmedo calor del trópico, sin predecir que nos encontraríamos en un mercado con pisos mojados, donde el agua de mar, la sangre y no se cuantos otros líquidos más serían parte integral de n uestra visita. Al que la quiere celeste, que le cueste... Los niños tenían antojo de mariscos y pues a veces tenemos que pagar el precio de nuestros propios deseos.

Otra cosa que no anticipamos de nuestro viaje al mercado era “dónde comprar”? Cómo asegurarnos que los mariscos sean frescos y que nos den un precio adecuado? Y a pesar de ser un local pequeño pues había una cantidad no despreciable de puestos, por lo que decidimos, en nuestra ignorancia de cómo comprar en el lugar, dar una vuelta y seguir nuestras corazonadas de dónde comprar... Nos decidimos por el puesto 37, probablemente por la variedad de productos y por la sonrisa de sus vendedoras, dos regordetas y muy joviales panameñas. El marisco era sumamente barato!!! La libra de camarones jumbo frescos: US $5.50; la libra de pulpo entero: US $3.50; la libra de calamar redondo: US $2.50; A mí me pareció barato, claro que nunca he ido al Puerto de La Libertad en El Salvador a comprar mariscos, así que no tengo idea de los precios, pero si lo comparo con la libra a US $12.00 de camarón jumbo en el Supermercado La Despensa de Don Juan, obviamente que lo sentí barato!!! Media libra de camarones, media de pulpo, media de calamares (Sí, teníamos hambre, no habíamos desayunado). Nuestra siguiente parada fue el supermercado para conseguir todos los demás ingredientes para mi pasta mediterránea.

La receta? Camarones, pulpo y calamares frescos, fritos en aceite de oliva, albahaca fresca, curry y pimienta gorda molida... Esto se hace aparte. La pasta es pennini del más pequeño, el cual al sacarlo del agua se le pone mantequilla (de la de verdad), tomates cherry cortados en cuatro para que se hagan más pequeños, mucha albahaca fresca, aceitunas rellenas de anchoas, queso feta o azul, todo lo cual se mezcla muy bien con la pasta, y al final se le agrega una pasta preparada de aceitunas negras (muchas veces se encuentra ya lista en el supermercado) y los mariscos. Y Voilá! Todo el sabor del mediterráneo en un solo platillo!....Y claro se debe acompañar con cava para realmente tener todos los sabores de la costa catalana, italiana o griega en nuestros platos!

Almorzamos como los ricos y famosos, brindando con vino espumante y viendo desde el comedor de los Miranda la espectacular vista de la Bahía de Panamá, con sus barcos, su Causeway de Amador, su Punta Paitilla y su Casco Viejo. Qué más se le puede pedir a la vida para un día sábado por la tarde? En un mundo donde los rascacielos se pelean por tener una vista de primer impacto y donde el mundo corporativo se los ha permitido a mis amigos? Una buena opción fue sentarse en el balcón del apartamento y ver la gran diversidad y cantidad de edificios y rascacielos de una industria de la construcción virtiginosa, que me sorprende para un país de únicamente tres millones de habitantes, donde hasta Donald Trump está haciendo un edificio inspirado en el famoso Hotel Burj Al Arab en el Golfo Pérsico (para ubicarlos, es el de Dubai, el que tiene forma de barco de vela)... Muchos explican este fenómeno del boom de la construción como una gran lavandería de dinero, pues se construyen torres de apartamentos de lujo para un mercado limitado. Quién los compra? Serán realmente los baby-boomers que comenzaron a retirarse y están vendiendo sus mansiones en Kentucky y Dakota del Norte para buscar climas más templados? A mi no me consta nada, así que cada lector tendrá que emitir sus propias conclusiones! Y filosofando en estos pensamientos comenzó a caer el atardecer sobre la pequeña Manhattan de centro del continente.

domingo, 17 de febrero de 2008

Manolo Caracol y la vida nocturna en Panama



Lástima que los Martin-Russell no nos podían acompañar a cenar esa noche pues los Miranda-Bullo habían planeado ir a uno de mis lugares favoritos en Ciudad de Panamá: el Casco Viejo! Esta es la península donde los españoles erigieron la “nueva ciudad” tras que la Panamá Vieja fuese incendiada y saqueada en 1670 por el pirata inglés Henry Morgan (curiosamente los vecinos de Mimi y Rafa en su casa de playa son del mismo apellido, pero no tengo idea si serán descendientes del corsario).

A diferencia del Viejo San Juan en Puerto Rico o de Cartagena de Indias en Colombia, el Casco Viejo no ha sido aún restaurado ni desarrollado en su máximo potencial. Hay muchas casas antiquísimas que son joyas arquitectónicas, pero que lamentablemente se están cayendo poco a poco. Eso sí, hay muchos panameños que están comprando y reparando propiedades en la zona, así que en un futuro (ojalá no muy lejano) este casco colonial no tendrá nada que envidiarle a otros similares en la región. Por el momento, la restauración se ha llevado a cabo en algunos puntos estratégicos del Casco Viejo, propiciando la apertura de algunos bares y restaurantes de muy buena categoría y lejos del bullicio del “raca-taca” de la ciudad.

“Manolo Caracol. Cocina con Amor”,( http://manolocaracol.net/ ) es es el nombre del restaurante donde nos dirigíamos esa noche y al cual yo estaría haciendo mi segunda visita. La primera vez que estuve en Manolo Caracol fue en el 2003 en una visita que les hiciera a Mimi y Rafa, y quedé encantado con el concepto del lugar, pues no existe un menú fijo!! Los comensales pagan una tarifa pre-establecida que incluye 13 platillos sorpresa, los cuales dependen de lo que el chef encuentre fresco en el mercado ese día, todos cocinados con un toque gourmet en una cocina abierta que se puede apreciar desde cualquier rincón del restaurante.

Fuímos los primeros clientes en llegar al lugar a eso de las 07:30PM, única hora a la que pudimos garantizar una reservación, la cual es vital en Manolo Caracol para cenar en una noche de fin de semana. Al entrar, un detalle que nos llamó la atención fueron los altos jarrones de cristal transparente ubicados en diversos rincones del restaurante, y donde se habían coleccionado miles de corchos de vino de diversas marcas, herencia obvia de todas las botellas que se descorchan a diario en un establecimiento de este tipo. El detalle fue tan interesante para los Miranda-Bullo, que al día siguiente, cuando descorchamos una cava en su casa, decidieron empezar una colección similar aprovechando un jarrón alto, similar a los del restaurante, y que hacía poco habían comprado con propósitos netamente decorativos, sin anticipar que terminaría como un culto moderno al Dios Baco.

La decoración adicional de Manolo Caracol era muy colorida, pero al mismo tiempo sumamente sencilla. La obra de arte del lugar serían sus platillos gourmet! Fueron trece platos que van llevando durante un período de casi hora y media, y cuyas porciones se veían muy pequeñas, casi al nivel de considerarse casi más tapas que platos. En algún momento nos preocupamos que nos íbamos a quedar con hambre! Pero no fue ese el caso, pues parece que la experiencia les ha permitido calcular que los clientes saldrán satisfechos y listos para regresar la próxima por nuevos y diferentes platos. Recuerdo que para propósito de narrar esta historia, repetimos el orden en que nos habían servido la comida de una forma constante, pero al no tomar en cuenta que iban a pasar más de tres meses en lo que lo plasmaba en el ciber-espacio, pues mi memoria lamentablemente me ha fallado, aunque vamos a hacer el intento. Los trece platos fueron: 1) unos champiñones al ajillo, 2) unos langostinos jumbo (uno por cabeza), 3) carpaccio de pulpo, 4) un carpaccio de pescado, 5) una especie de mejillones oriundos de la zona, 6) yuca frita, 7) un arroz, 8) cerdo criollo (ese era el último plato), 9) una especie de ensaladilla rusa, 10)un pescado a la parrilla, 11) eran ejotes o espárragos?, 12) una ensalada verde y 13) un postre que no era nada espectacular pues no puedo recordar que era, aunque es probable que fuese arroz con leche... Yo se! Suena como salido de la película “La Gran Comilona”, pero en verdad las porciones eran adecuadas para degustar los sabores sin rellenar nuestros estómagos. Acompañámos todo esto con una jarra de sangría. Manolo Caracol es una experiencia culinaria placentera y es lo que más recomiendo la próxima vez que vayan por Panamá ya sea por trabajo o por placer.

Luego de semejante comidala teníamos que caminar para hacer la digestión, y recorrimos unas cuantas cuadras del Casco Viejo, para llegar a la Plaza Bolívar, rodeada de edificios coloniales y enfrente de la Iglesia de San Francisco de Asís. La plaza permite tener una experiencia sumamente europea, pues los cafés y restaurantes que operan alrededor tienen mesas para sus clientes en las aceras del parque, disfrutando al aire libre de los placeres del paladar... La primera vez que estuve en el Casco Viejo fue con Mimi hace unos diez años y me llevó a un lugar llamado “Café de Asís”, el cual inmediatamente se convirtió en mi sitio favorito de la ciudad (algo así como el Mai Thai local), pues cada vez que llegaba a Panamá tenía que ser una de mis visitas obligadas.... Y bueno, el tiempo pasa y el Café de Asís ya no existe, y en su lugar hay un bar llamado “Ego”, cuyo dueño Jorge Zarak, aparenta ser todo un personaje, y es por lo que menos la fama que algunas personas le han dado, lo cual no puedo dar fe propia pues no he tenido el gusto de conocerlo. EGO está ubicado en la planta baja de un edificio colonial de tres pisos, y en cuya azotea me han contado que el dueño ha remodelado un pent-house, donde dicen las leyendas urbanas que se hacen espectaculares fiestas Chill-Out, experiencia que ya de por sí se puede disfrutar en el bar.

Por si el nombre “Ego” no fuera suficiente, su dueño abrió el Restaurante “Narciso” a la par de su primera creación, con una decoración casi celestial en donde el blanco y la pureza se explotan al máximo. En el 2006 tuve oportunidad de cenar ahí con Mimi, Rafa y mi buen amigo José Díaz y lo único que recuerdo claramente es el maravilloso salmón que tuve de cena y la blancura del lugar, la cual no puedo decir si sigue igual pues en esta ocasión no entramos al local. Más bien nos sentamos “al fresco” en las afueras de Ego y ordenamos un licor digestivo para procesar la comilona. A nuestro alrededor había mucho tipo de gente, incluyendo una pareja en sus cincuentas que conversaban muy románticamente a la luz de pequeñas velas, hasta que una pequeña llovizna tropical les hizo buscar refugio en alguna de las enormes sombrillas, una de las cuales ya nos cobijaba de los caprichos del clima. La Plaza Bolívar me transmite mucha paz, y es como un oasis, un refugio, probablemente por estar tan lejos del mundanal ruido y del regetón de la Calle Uruguay.

Pero como nuestra vida es medio mundana, y ante el hecho que la plaza quedó vacia de repente, pues llegó el momento de ver y ser visto, y el mejor lugar para hacerlo en Panamá es el Bar del Hotel Decápolis (http://www.radisson.com/panamacitypan ), donde todo aquel que quiere lucirse aparece en algún momento de la noche, y donde los martinis, las luces indirectas en tonos rojizos y azules, y un DJ tocando pura música electrónica permiten que la “gente bonita” desfile a través de la pasarela urbana. En buen salvadoreño podría describir al Bar del Decápolis como un “gran galerón” decorado con muy buen gusto, y cuyo espacio abierto y amplio obsequia nuestra vista con la diversidad de personas que se han arreglado muy a la moda para la ocasión. Con Geraldine y Andrés tuvimos suerte de encontrar sitio y de pura casualidad, pues unas personas estaban pagando la cuenta y nos cedieron su mesa. El Decápolis es un hotel contemporáneo que ha tomado en cuenta hasta el más mínimo detalle para denotar la elegancia del nuevo siglo. Para entrar al bar se suben unas escaleras eléctricas, donde encontramos la recepción del hotel a nuestro lado derecho, practicamente en un rincón insignificante en comparación a la inmensidad del bar que ocupa el 85% del segundo piso, y dónde fácilmente se pueden acomodar unas 300 personas (si no más). Y pues bueno, esa noche nos tomamos unas cuantas copas y regresamos temprano a descansar, ya con planes específicos de buscar el mercado de mariscos al día siguiente con todo el propósito de preparar mi deliciosa pasta mediterránea.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Un dia con Mimi en Ciudad de Panama


Mimi y Rafa en Panama

Antes de entrar a la continuación de mi historia, quiero agradecer a Claudia H. y su amiga que vive en Panamá, pues gracias a ellas tengo el nombre correcto de la Discoteca ubicada en Plaza New York. No es BUZZ como yo había dicho. A la discoteca que fuímos con Andrés ese jueves por la noche se llama “The Gallery” (más información en http://www.quepasapanama.com/qp/articulos/articulos/articulos.asp?id=2874 el website oficial aún está en construcción).

He llegado a la conclusión que jueves por la noche es el mejor día para salir a la vida nocturna de cualquier ciudad. Los lugares de moda no están tan llenos, pero tampoco están tan vacíos. El servicio es muy bueno, pues la cantidad de comensales es más adecuada y pues tal vez el único pequeño inconveniente es que en la mayoría de los casos se debe trabajar al día siguiente.... Pero creo que lo he podido manejar sin problemas hasta el momento... Panamá no fue la excepción... Claro que con una noche de copas de amigotes, al día siguiente no es el sueño el problema para trabajar, si no más bien los efectos secundarios que dichas bebidas embriagantes dejan el organismo! No les cuento cómo me costó levantarme esa mañana de un viernes de mayo en el apartamento de Geraldine y Andrés en Ciudad de Panamá! Pero el deber ante todo... Y a trabajar!

Una ventaja de trabajar desde la casa y tener clientes remotos que se visitan de vez en cuando, es la flexibilidad de poder utilizar cualquier espacio como oficina... Y en el apartamento de mis amigos había cable de Internet de alta velocidad, y al yo tener mi laptop y mi celular, pues ya tenía la oficina conmigo... Y así trabajé un par de horas, pero le debía una visita obligada a Mimi, una de mis mejores amigas, compañera de labores en la oficina de Panamá... Además nuestra oficina allá está ubicada en Avenida Balboa, a solamente dos cuadras de donde yo me estaba hospedando! Además quería ver a Mimi!

Mimi es una mujer muy elegante, que tiene un alma muy noble y un espíritu muy sensible! Una mujer guapa, pero espiritual... Siempre a la moda en el vestir, pero con pensamientos muy profundos. No se si su descripción entraría en lo “bohemio-chic” o en lo “sacerdotiza-fashion”... Es mi buena amiga desde hace más de 10 años y hemos pasado historias muy divertidas; Mimi y su esposo Rafa, me han atendido a la perfección en mis visitas a Panamá y me hicieron descubrir en algún momento lugares tan interesantes como “El Pavo Real” (un pub con billares y bandas en vivo, donde se concentra parte de la bohemia panameña) y su preciosa casa de mar en “Chumico”, a dos horas al Norte de Ciudad de Panamá, donde pasé fines de semana inolvidables y sumamente relajantes. La casita de playa se ve diminuta en comparación a las gigantescas mansiones de las propiedades colindantes (su vecino de al lado tiene helipuerto y canchas de golf), pero el cariño que Rafa y Mimi le han brindado al lugar, lo convierte en un rincón mágico en Panamá. El lugar “tiene onda” como diría mi buen amigo Daniel, el argentino, y su ubicación sobre altos acantilados permite ver el oceáno Pacífico en todas direcciones, disfrutando del sonido de las olas y la esencia de las sales marinas. Una pequeña vereda conecta la casa con la playa, la cual ha sido de las más desoladas y hasta cierto punto vírgenes que he visto a lo largo de mi vida.
El ambiente exótico del lugar lo termina dando Rafa, quien da la sensación de un pintor impresionista: es francés, profesor de arte en la Universidad, pelo negro largo ondulado y barba muy frondosa. Habla el español con la “erre” típica del acento francés... En fín, Dios sabe lo que hace cuando junta dos personas para toda la vida!

Lamentablemente en esta visita no me quedaría tiempo de ir con ellos a la playa, pero era una visita de rigor ver a mi buena amiga aunque fuese en la oficina. Así que tomé mi oficina ambulante, caminé las dos calurosas y húmedas cuadras entre el apartamento de los Miranda-Bullo para llegar a la muy transitada Avenida Balboa y entrar al Centro Comercial donde está ubicado Sabre en Panamá, y pues trabajé desde ahí a partir del mediodía.

Con Mimi tenemos una conexión mental muy fuerte. Ambos somos una especie de confidentes en cuestiones de trabajo y asuntos personales, y nos aconsejamos o asesoramos mutuamente en qué dirección tomar a futuro. Cuando trabajábamos juntos hacíamos muy buena dupla, pues al visitar a un cliente, la conexión mental hacía que practicamente nos comunicaramos con el pensamiento y llegáramos a acuerdos no previamente discutidos pero que fluían de forma natural ante los ojos de la persona con la que estábamos negociando. Hemos llegado a la conclusión que hemos sido amigos desde muchas vidas anteriores (incluyendo en la realeza europea, donde nos decapitaron y por eso regresamos a nuevas vidas a trabajar para vivir, pero con aquellos gustos bien elevados, jajaja). Como nota cómica y por ese consejo mútuo que siempre nos damos, recuerdo que conversaba con ella en una Conferencia en Miami, yo le decía a Mimi que confiaba mucho en ella pues tenía la certeza que en una vida pasada ella había sido “Shamú”.... Y ella me entendió y asintió... Lo interesante es que fue como media hora más tarde que nos percatamos que “Shamú” es la famosa ballena del Seaworld (y Mimi es una mujer muy delgada!) y que mi propósito original era decirle que había sido “chamán”! Que cosas! Pero claro, por la conexión mental me entendió perfectamente.

Ese día lluvioso de mayo decidimos ir a almorzar al “Hard Rock Cafe Panama”
(http://www.hardrock.com/locations/cafes3/cafes.aspx?LocationID=399&MIBEnumID=3&MenuID=15 ) ubicado a cuatro cuadras de la oficina, pero con el clima tropical no podíamos caminar, así que fuimos en carro, por supuesto a dar una vuelta gigantesca, algo muy típico en Ciudad de Panamá donde la mayoría de las calles son de una sola vía o como en la caso de la Avenida Balboa, no hay forma de regresar hacia nuestro destino. ... El Hard Rock Cafe como buena cadena internacional tiene sus estándares de calidad y decoración, y este local no era la excepción. Vimos en exhibición zapatos de Madonna, guitarras de Jimmy Hendrix y ropa de Elvis Presley (de donde sacan tantas cosas para todos los Hard Rock del mundo?)... Con Mimi nos sentamos a la par de una ventana con vista panoramica al caos de la Avenida Balboa y a las olas del mar chocando contra la muy contaminada playa de la Bahía panameña, que en ese momento ofrecía la marea alta en todo su esplendor. Atrás de nuestros asientos se encontraba en exhibición una especie de traje de porrista que alguna vez había pertenecido a Gloria Estéfan, y qué por su calidad (era como un poliéster brillante de colores rojos y azules, y botones dorados de los más baratos) desató el comentario de Mimi: “En qué estaba pensando Gloria Estéfan cuando se puso esto, sería de sus días cuando era pobre!”, comentario que hizo reir tanto a nuestra mesera, que cada vez que se acercaba para traernos algo nuevo caía en un nuevo ataque de risa al ver el vestido en su decorada vitrina. Almorzamos unas deliciosas hamburguesas (de las especialidades de la casa) y tomamos nuestro tiempo para ponernos al día de lo que acontecía con nuestras vidas.

Después de almuerzo, y dado que era día viernes por la tarde, antes de regresar a la oficina Mimi me pidió que la acompañara a hacer unas compras en la Tienda de Departamentos “Félix Maduro”, ya que tenían muchos artículos en especial. Así que fuimos y efectivamente había muchas cosas de diseñador a precios muy accesibles. La primera vez que estuve en Félix Maduro fue en 1999 y terminé comprando un traje de Donna Karán que me duró por lo menos unos 5 años, y lo seguiría usando de no ser que rebajé tanto de peso que el traje me quedaba como costal de papas (aparte de que el corte del traje pasó de moda ya hace tiempo). Mimi se compró una muy interesante cartera negra, lo cual me imagino le alegró el resto del fin de semana pues salió del lugar con una sonrisa de oreja a oreja! Trabajamos un par de horitas más antes de oficializar el comienzo del esperado fin de semana! Mimi me pasó luego dejando en el edificio de Geraldine y Andrés, no sin antes hacerme prometer que regresaría pronto para acompañarlos a su casita de playa!

miércoles, 6 de febrero de 2008

People's Park y Face

People's Square en Shanghai

Bar Face en el Hotel Ruijin Guest House, Shanghai

Imagenes de Xintiandi

Los "Shikumen" restaurados en Xintiandi

La barra de cristal del bar TMSK

Restaurante Ye Shanghai

Afuera de la discoteca de salsa en Xintiandi

Filmacion de una novela china afuera de la discoteca de salsa en Xintiandi, Shanghai


domingo, 3 de febrero de 2008

Panama - Navegando bajo el Puente de las Americas

Andres y Geraldine, mis anfitriones en Panama

Entre 1998 y el 2001 tuve la oportunidad de contar con Panamá como parte de mi territorio, con lo que iba con regular frecuencia y pude ver cambios tan significativos como la construcción de la Autopista entre el Aeropuerto y la ciudad y el traslado del canal de manos estadounidenses al gobierno local. Mis constantes visitas me permitieron hacer muchos amigos en esas tierras, aunque para el relato en cuestión, mis anfitriones son salvadoreños, Geraldine y Andrés, que aparte de recién casados, están practicamente recién establecidos en Ciudad de Panamá!

Conozco a Geraldine desde hace por lo menos unos diez años, cuando ella hacía un interinato en American Airlines. Con anterioridad la he mencionado en mis escritos como una verdadera “ciudadana del mundo”. Su padre, un prestigioso hotelero suizo, conoció a su madre en un viaje de trabajo por El Salvador y se flecharon mutuamente, y se casaron, pero por la naturaleza del trabajo del padre, se mudaron constantemente de un país a otro para administrar hoteles en diversas partes del mundo. De hecho Geraldine nació en Lugano, en la Suiza de habla italiana; su niñez se llevó a cabo en el Hotel Eurobuilding en Caracas y su adolescencia en el Hotel Tequendama en Bogotá. Posteriormente sus padres se mudaron hacia El Salvador y la trajeron acá para estudiar la Universidad y para que ella hiciera sus pininos en el mundo corporativo, lo cual hizo sumamente bien pues consiguió proyectos muy buenos en MAERSK-Sealand, logrando al final un puesto en Panamá con la ventaja de estar con el estátus de ex-patriados.

A Andrés lo conozco hace menos tiempo, cuando conjuntamente con Geraldine fueramos en el 2001 o 2 (no recuerdo bien) al Bar “La Ventana” en San Salvador y vieramos este personaje que mostraba sus fotos de la Semana Santa que justo acababa de pasar, en las cuales salía con una capa al estilo “superhéroe” y quien bajo la influencia del alcohol de esa vacación se había auto-denominado como “Super Bolo” (para los extranjeros, bolo en El Salvador significa “borracho”)... Pero como los opuestos se atraen, y como la Ley de la Atracción lleva lo que cada quien pide mentalmente, pues Boooom!, todo esto explotó en matrimonio en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en enero del año en curso! Y solo se casaron e inmediatamente se mudaron hacia Panamá!!! Eso es lo que yo llamo un cambio de vida radical, aunque tal vez no lo es tanto para alguien que ha migrado a otro país más o menos cada 7 años.

Como nota aclaratoria, pues no quiero malos entendidos... Andrés es una muy buena persona y un muchacho muy trabajador. Es borracho social, como la mitad o más de los que están leyendo este relato y claro, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra! El término “super bolo” era una broma que estaban haciendo con sus amigos en las vacaciones en la playa como parte de la fiesta y al calor de los tragos. Y el que no haya hecho alguna medio locura con sus tragos adentro alguna vez en su vida miente si enuncia lo contrario.

Sea como sea, en enero del 2007 Geraldine y Andrés su unieron en Santo Matrimonio en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en San Salvador, con una posterior recepción en el Hotel Radisson El Salvador. Geraldine siempre me ha parecido una réplica de Audrey Hepburn, o a veces de Grace Kelly. Es una mujer sumamente guapa, pero sobre todo destila clase y elegancia, y no fue la excepción el día de su boda. Eso si la pobre estaba afonica en ese momento por un gran resfriado que había padecido durante los días anteriores.... Y no recuerdo si fue el día de la boda o antes o después, la cuestión es que les prometí a los novios que los pasaría visitando en su nueva residencia durante el mes de mayo.

Así que aprovechando por esos días un viaje de trabajo a Bogotá, compré mi boleto aéreo con COPA Airlines para poder hacer una parada técnica en Ciudad de Panamá y así comprobar el bienestar corporativo y conyugal de mis buenos amigos.... Eso sí, Geraldine me escribió unos cuantos días antes de mi llegada para advertirme que ella tenía que hacer un viaje de trabajo a Costa Rica y que no estaría disponible para recibirme esa tarde en el Aeropuerto, pero que Andrés llegaría por mí y ella se nos uniría después de la medianoche, hora a la que aterrizaba su avión de regreso a casa. Me dijo que ojalá no hubiese problema por eso, a lo cual le contesté que no había ningún problema, pero que lo único que no lo podía prometer era encontrarnos sobrios a la hora que ella estuviera ya en la casa (con la pobre fama que ya le hice a Andrés y la mía propia, pues tenía que advertirle de los riesgos de dejar a su esposo con un amigote).

Llegué entonces al Aeropuerto de Tocumén en Panamá un jueves por la tarde y Andrés me llevó a su espacioso apartamento en la Avenida Balboa, justo frente al mar y con una espectacular vista de Punta Paitilla y sus grandes edificios, de la Bahía de Panamá, del Caso Viejo y del Cause Way y sus islotes al fondo. Una vista sumamente envidiable sobre todo cuando en mi apartamento lo único que tengo es la vista del volcán de San Salvador y eso porque se ve desde la ventana de la cocina cuando estoy lavando platos!

Con Andrés no perdimos el tiempo y fuimos directamente al Supermercado a comprar cervezas y un licor local llamado “Seco Herrerano”, que es una especie de aguardiente que se toma con practicamente con cualquier cosa (jugo de piña, coca cola, jugo de cranberry, agua mineral, etc...). Obviamente me compré mis Heineken de siempre, pero mi sorpresa fue el absurdo precio del Supermercado: US $0.65 por unidad!!! En El Salvador las venden en el Supermercado a US $1.35 por unidad!! Una verdadera ganga!!! Y eso que habían cervezas nacionales a US $ 0.35 y que Andrés me comentó que había una tienda de licores donde todo era aún más barato! Tiene una gran ventaja estar en el tránsito de carga entre múltiples continentes!!!

Como a las 10:00 de la noche decidimos dar una vuelta por Ciudad de Panamá, sobre todo en la “zona rosa” local ubicada en Calle Uruguay, estrategicamente situada a unas 5 cuadras del apartamento de los recién casados, pero que de todas formas fuímos en automóvil pues entre el calor y la humedad de este país tropical no íbamos a llegar ni a la esquina!... Y nuestra primera parada fue un lugar llamado “S6IS Bar & Lounge” con una decoración sumamente Chill-Out, pero como buen lugar panameño todo mundo se movía al ritmo del reggetón. Por supuesto ya iba preparado mentalmente que en Panamá no iba a escuchar lounge o chill-out en ninguna parte y sobre todo después de ciertas horas... Lo que si me llamó la atención es la cantidad de fotos que nos tomaron en el lugar... Nos han tomado por lo menos tres fotografías, de esas que posteriormente publican en un sitio de Internet y que muestra a los visitantes de los sitios de vida nocturna más “inn” de la ciudad! Y no se si sería nuestro “look” de extranjeros y porque no nos movíamos al ritmo del raca-taca, pero la cuestión es que los paparazzi locales se dieron gusto tomando fotos, las cuales hasta el momento desconozco donde salieron publicadas!

Después del S6IS, Andrés me llevó a una discoteca, supuestamente la de más moda en la ciudad, aunque ya después de unas cuantas cervezas no recuerdo el nombre exacto. No estoy seguro si era la Discoteca BUZZ o si tenía otro nombre, y por más que he buscado en Internet no he visto ningún nombre que me ilumine el cerebro... Lo que si recuerdo es que el club está ubicado en el Centro Comercial “Plaza New York”, el cual conocía de mis incursiones anteriores en la ciudad, ya que ahí mismo están las oficinas administrativas de American Airlines, con quienes tuvimos algunas reuniones de trabajo en la época que Panamá era parte de mi territorio... Además, cómo olvidar un lugar que tiene una Estatua de la Libertad en miniatura en su estacionamiento interior? El propietario del lugar, por lo menos en aquella época, era el famoso cantante de rap “El General”.

Estando en BUZZ o sea como se llame el lugar, recibimos la llamada avisando que ya iba para el apartamento, así que era el toque de queda para Andrés, aunque ella dice que le dió permiso para continuar. Pero en ese momento era más prudente regresar, pues había que trabajar al día siguiente y la idea era que no nos encontrara sobrios, pero tampoco era que nos encontrara ebrios! Y así, nos reunimos con ella y pasamos conversando animadamente por un rato, hasta que el sueño nos venció a todos y había concluido un día más en los trópicos centroamericanos.

Centro Europa 2006