lunes, 27 de agosto de 2007

Camino hacia China

Voy ya casi en camino hacia China (Shanghai y Beijing), asi que no tendre acceso a mis notas por unos dias, pero espero poder cargar por lo menos algunas fotos para que las vean!
Regreso el 12 de septiembre!!!

jueves, 23 de agosto de 2007

Las Islas del Rosario - Cartagena de Indias

Una pregunta clave para todos: Han caído alguna vez en una Trampa de Turistas?
Si? No? Bueno, conceptualicemos para definir lo que es una Trampa de Turistas: Es un producto o servicio, generalmente un restaurante, una atracción local o inclusive un itinerario completo cuya relación precio-calidad deja mucho que desear. O bien, es un precio barato, pero la calidad del producto es tan mala que el producto en sí no se disfruta?
Pues bien, en el Hotel Cartagena Millenium eso fue exactamente lo que nos vendieron para ir a las Islas del Rosario: Una trampa de Turistas, pero de las buenas! Y eso nos muestra que por más experimentado que sea un viajero, siempre podemos cometer el error de caer en ellas.

Tomemos en consideración que era Semana Santa y que la ciudad estaba a reventar con toda la clase media/media-alta colombiana y que además el hotel ha de tener convenios con ciertas empresas operadoras de turismo, añadiendo que Cartagena está destinada mayormente para recibir visitantes locales, que no serán tan exigentes como los europeos o los estadounidenses (uno de latino se conforma muchas veces, jaja). El resultado se llama: La Isla del Encanto.

Eso si. Se vendia el tour bajo la módica suma de 60 Dólares el día, con almuerzo incluido, precio que aún me debato si es barato o caro, pues depende de los estándares que cada uno aprecie en relación a servicios recibidos. Me imagino estaba en su precio justo. Uno recibe los servicios que se estan pagando.
Mi consejo es verificar con diversas empresas antes de tomar la decision de compra, comparar precios y verificar que es lo que incluye.

Para ir a las Islas del Rosario, se debe tomar un bote cuyo trayecto dura más o menos hora y media en altamar, pero es lo más parecido al Caribe que uno podría esperar. Las playas de Cartagena son de arena oscura, aguas no tan prístinas y con las comodidades que una playa de ciudad puede ofrecer. Pero claro, lo que queríamos eran playas vírgenes, arenas blancas, aguas turquesas y delfines! No habíamos invertido tanto tiempo de nuestras vidas para terminar en el Majahual de nuestro bello El Salvador!

Pero podemos decir que la rubia brasilera de la recepción del Cartagena Millenium nos vendió el tour a Islas del Rosario, y nosotros por comodidad pues tampoco quisimos averiguar más opciones. Comprarlo en el hotel era demasiado conveniente. Bueno, las vacaciones, sobre todo tan cortas, son para no pensar y para confiar en las recomendaciones del hotel. De todas formas la información acerca de Cartagena de Indias es Internet es muy poca y no tiene realmente detalles de cómo pasarla bien en un período de 4 días. Espero que este documento sirva para que futuros viajeros puedan disfrutar de tan bello paseo.

Y fue así que un viernes Santo (probablemente fue castigo divino caer en la trampa de turistas por estar paganeando en altamar en vez de estar en la procesión del Santo Entierro) pasaron de la empresa de turismo por Sandra y por mi a nuestro hotel. El medio de transporte: una chiva cartagenera!!! Para los que no conocen las chivas, son autobuses típicos en Colombia, muy coloridos, generalmente completamente abiertos al aire libre, con asientos de madera largos, que sirven para transportar pasajeros en dos opciones: diurna y nocturna. La nocturna tengo entendido que es la más alegre, ya que se convierte en un bus-discoteca, algunas de ellas con DJ, luces de colores y hasta bar abierto.
La diurna es simplemente para trasladar pasajeros de un lado a otro o para pasear por la ciudad.
Pues nuestra chiva diurna pasó sin contratiempos a la hora señalada. Éramos en total 7 pasajeros del Cartagena Millenium y el recorrido comenzaba en nuestro hotel. Teníamos que pasar por más pasajeros por más hoteles. Y la chiva arrancó sin problemas de ningún típico, en un día soleado, donde Sandra y yo llevábamos puesta nuestra ropa de baño, bloqueador solar, gafas de sol, toallas y pareos en un pequeño maletín y una gorra para no quemarnos la cabeza. La aventura comenzaba!

Pero la chiva no nos llevó muy lejos… En una zona de Bocagrande, llamada Castillo Grande, donde había más edificios de apartamentos que hoteles en sí, el conductor se detuvo en un alto y la chiva se apagó. Y no volvió a encender. La verdad es que no nos habíamos dado cuenta que la chiva estaba apagada, sencillamente pensamos que estaba esperando a algún pasajero. Pero cuando vimos que el conductor abría la compuerta del motor e intentaba vanamente encenderlo, escuchando el típico rugir de un motor ahogado, pues pensamos que el viaje sería cancelado pues faltaban como 15 minutos para que zarpara nuestro barco, y la opción de llegar a pie no era algo factible sobre todo al visualizar la estación de barcos situado al otro lado de la bahía desde donde estábamos.

No solo las aerolíneas reacomodan a sus pasajeros varados en tránsito…Tengo que admitir que la empresa de turismo contratada fue muy rapida y prestamente llamó dos taxis, enviandonos por nuestra cuenta a dilucidar en el Puerto a dónde tendríamos que abordar nuestra embarcación. Solo nos dijeron que preguntáramos por la Tour Operadora “Isla del Encanto” que no solo era el nombre de la isla privada donde nos iban a llevar, pero obviamente el nombre de la empresa con la que habíamos hecho el negocio.

No se si alguien en El Salvador ha estado alguna vez en la Terminal de Buses de Occidente… He visto terminales de buses muy ordenadas en el mundo, pero lamentablemente tendré que utilizar una Terminal en San Salvador como referencia. La Terminal en mi pais es caótica, con cualquier cantidad de gente intentando abordar los buses que ya salen hacia los diversos puntos del Occidente del país.

Pues la Terminal de Occidente podría ser una experiencia sencilla en comparación a lo que nos esperaba en el Puerto de Cartagena de Indias un día Viernes Santo. La cantidad de gente peleándose por entrar a sus respectivos barcos (primero ubicar a la tour operadora, luego ubicar el barco y por último abordarlo) era digna de cualquier Semana Santa en un destino de playa en Latinoamérica. Además a la entrada había una cantidad enorme de vendedores ambulantes con cualquier cantidad imaginable de productos: desde agua fría, pasando a ropa de baño, fruta fresca y estampitas de Cristo en la Cruz. En el Puerto descubrimos que había por lo menos diez empresas que daban el servicio hacia las Islas del Rosario, y en ese momento todas las empresas y todos los barcos estaban llenos. Es como que Cartagena entera salía en búsqueda del Tesoro perdido.

Ubicar a la “Isla del Encanto” en medio del caos no resultó tan complicado como creíamos. En el medio del caos, las empresas mantenían cierto orden para dirigir a los veraneantes hacia sus respectivos barcos. Nos acomodaron junto con otras personas bajo un toldo donde teníamos que esperar a que nos llamaran. En total seríamos como 30 personas los que subiríamos en ese barco, pero esa era una de las tantas tandas de gente que la Isla del Encanto llevaría ese día.

Tras una corta espera, comenzamos el proceso de abordaje… Los barcos (más bien lanchas con motor fuera de borda, olor a gasolina y uso de chalecos salvavidas obligatorios) tenían alrededor de 8 filas de asientos como para 4 o 5 personas cada una, y donde cada pasajero tenía que bajar agachado para no golpearse la cabeza con el muelle e inmediatamente ponerse un chaleco salvavidas color azul, con un olor a humedad innato y cuya primera duda que me asaltó es cuanta gente lo había utilizado antes, pues no tenía la menor impresión de alguna vez haber visto el sol y mucho menos detergente. Pero era eso o correr el riesgo de ahogarse en medio del océano si el bote era tan efectivo como la chiva de más temprano. ;-)

Todos a bordo! Amarras arriba! Hacia el horizonte! Y así partimos en nuestro crucero de lujo por el Caribe, disfrutando de la brisa del mar y el agua salina. Teníamos la Bahía a nuestro frente y los pequeños rascacielos iban haciéndose cada vez más pequeños en lo que nuestra grata cabalgata marina nos llevaba hacia el Paraíso terrenal… Pero dejemos la poesía a un lado, pues el grácil corcel llegó al límite entre la Bahía y el mar abierto en menos de media hora y sacó su motor fuera de borda… Y la paz terminó. Una hora… Una hora completa de camino en un bote el cual recibía el impacto de las olas de mar abierto, en unas bancas de madera donde todos los pasajeros rebotaban con el impacto de la lucha entre el motor y Poseidón… Mis órganos internos (después de aquella remada en bus de 4 horas de ida y 4 de regreso hacia Ica en el Perú) nuevamente se movieron de lugar, pues realmente no había forma de detenerse en esos asientos. Saltábamos en el interior de la embarcación de un lado hacia el otro y el viento nos golpeaba la cara, en medio de aquellos saltos tan abruptos que lo único que se podía hacer era quejarse del impacto. Ay! Ay! Jajajajaja! Una experiencia sumamente divertida y muy de aventura!

martes, 21 de agosto de 2007

Vida nocturna en Bocagrande, Cartagena de Indias

Y caminando alrededor del hotel descubrimos un restaurante llamado “Arabe Internacional”, donde nos dimos un festín de delicias del Medio Oriente (como en San Francisco) y al ritmo de una odalisca medio morena, que Sandra dijo que no parecía árabe si no que tenía cara de chibcha. Y tal vez Sandra no estaría tan alejada de la realidad, ya que la comunidad árabe (palestina, libanesa, etc.) llegó hace mucho a las costas caribeñas de Colombia, ubicándose más que todo en Cartagena, Barranquilla y Santa Marta… Y sus pobladores se mezclaron mucho con las locales, así que una bailarina chibcha bailando belly dancing no es tan descabellado como se oye.
Además caímos en un buen restaurante en Cartagena, ya que Antonio, un compañero de trabajo de la oficina de Bogotá (quien es Cartagenero y cuya casa de niñez está ubicada muy cerca de donde estaba nuestro hotel) nos comentó que el Arabe Internacional era de las instituciones de prestigio en la ciudad.

Tratamos de hacer un poco de vida nocturna, pero no les recomiendo ningún lugar en el área de Bocagrande y no se si era porque estábamos cansados, teníamos que madrugar o sencillamente ningún lugar llenaba las condiciones de lo que un Cabaret de Lujo o un Mai Thai local podrían llenar. Lo bueno de la noche era que el horripilante calor diurno se esconde en alguna parte y es sustituido por una agradable brisa marina que permite al ser humano disfrutar mucho más la noche y su vida.

Al final los seres humanos somos criaturas de la noche… No creen? Experiméntenlo algún día y será porque el león juzga por su condición, pero en vez de quedarse en su casa aburridos un fin de semana, dejen a sus parientes cuidando a los niños y vayan unas horitas al Mai Thai local!

martes, 14 de agosto de 2007

El Centro Historico de Cartagena de Indias




Esa primera tarde en Cartagena, después de refrescarnos en el baño y ponernos atuendos más veraniegos, entonces salimos hacia sus calles para tomar un taxi (los cuales todos tienen aire acondicionado) pedimos nos llevarán al Centro Histórico. Y en cuestión de 5 minutos estábamos caminando por las empedradas calles de la ciudad, recordando vidas pasadas llenas de piratas, inquisidores y toda la actividad de pescadores, marineros, y señoritas de su casa escoltadas por chaperonas.

Cartagena de Indias! Patrimonio de la Humanidad! Recorrimos sus calles a mediodía en punto, cuando el calor salía de las piedras y subía a través de las sandalias quemándonos los pies, pero ahí estábamos. Entramos a través de una calle principal que nos llevó a la Iglesia de San Pedro Claver, luego hacia la Catedral… En el camino, aparecieron cualquier cantidad de vendedores ambulantes, ofreciendo toda clase de prendas, desde sombreros de paja, a botellitas de agua, collares de conchas y hasta lentes de sol de imitación de todas las marcas imaginables… Sandra sucumbió a la insistencia de dichos vendedores, y ante mi prohibición de salir con una gorra de baseball, terminó comprando un sombrero de paja para aliviar un poco las inclemencias del sol.
Sudabamos como cerdos! Lo peor de todo es que se me había ocurrido que yo estaba demasiado blanco y por pura coquetería me había puesto una crema solar auto-bronceadora, y no se donde en el mundo se me ocurrió ponérmela para salir a caminar en ese sol y con una camiseta color celeste, la cual con el sudor comenzó a pintarse de cafés y anaranjados por todas partes. Eran escenas dignas de dos turistas locos que en vez de estar en la playa querían conocer la ciudad… Y fue así como caminando, caminando, llegamos a la Plaza Santo Domingo, con las pobres tripas de nuestro estómago chillando del hambre, pues ya casi eran las dos de la tarde. Uno no debe caminar al mediodía con hambre y bajo el sol, pues es propenso en caer en la primera “trampa de turistas” que se atraviese en el camino.

Cuál es la definición de una trampa de turistas? Para restaurantes o bares el término se aplica a un lugar donde la comida es cara y mala y la ambientación del lugar tiene vista de algún lugar histórico. Y fue así como en esa ocasión terminamos en el segundo piso de una casa antigua, en la terraza, viendo la Plaza de Santo Domingo en todo su esplendor, y comiendo un ceviche de pescado y una cerveza, por los cuales casi nos quedamos lavando los platos.

Después de engañar un poco el estómago, decidimos entonces visitar el Museo de la Inquisición. Para los que no lo saben, la sede de la colonia de la Santa Inquisición española estaba situada en Cartagena de Indias. Además el museo estaba a la sombra y algunos de los salones tenían aire acondicionado, aunque esto no significaba que el calor se aplacara. Así vimos diversas reproducciones de instrumentos utilizados en aquella época para torturar a la gente y sacar verdades a fuerza de garrotazos. No voy a entrar en detalle acerca de los instrumentos, pero si había una báscula que pesaba a las mujeres, las cuales si eran demasiado livianas pues podían ser acusadas de brujería, pues eso les permitía volar por los aires en sus escobas sin los problemas que el sobrepeso hubiese podido causarle a las jóvenes brujas.

La verdadera tortura la tenía la pobre Sandra, que después de estas caminatas, el calor y de haberme presentado sus fabulosos cómodos zapatos para caminar, pues terminó odiándolos y casi caminando descalza en las piedras calientes. No estuvo feliz hasta que no encontramos una tienda Puma, donde adquirió unas sandalias patas de gallo a precios europeos, pero le cambió el rostro inmediatamente, lo que nos permitió tomar un helado en Crepes and Waffles (http://www.crepesywaffles.com/) que sin entrar en detalle cuales son sus especialidades, es una cadena muy exitosa en toda Colombia y donde desde nuestro primer día en Bogotá habíamos admirado el sorprendente tamaño de sus helados, los cuales nos permitieron enfriar un poco el organismo.

Caminar y caminar, caminar y caminar, llegamos a las murallas de la ciudad y nuestros cuerpos se resistieron a dar un paso más, y un taxi salvador pasó en ese momento, llevándonos de nuevo a nuestro hotel para descansar y prepararnos para la noche. Además ese día no nos podíamos desvelar mucho, ya que habíamos adquirido un tour para el día siguiente a partir de las 7 de la mañana para ir a las Islas del Rosario, un viaje de hora y medio de camino en un bote de alta velocidad con motor fuera de borda.

domingo, 12 de agosto de 2007

Nuestra llegada a Cartagena de Indias


Heme acá en Bogotá, Colombia, con una laptop que aún no quiere pasar a mejor vida, escribiendo acerca de un viaje que tuvo lugar hace más de un mes. Pero lo prometido es deuda y no voy a decepcionar a los ávidos lectores que quieren conocer lugares a través de la maleta electrónica!
Y bueno, que más que estar en Colombia para continuar con un relato acerca de Colombia. Aunque el frío de Bogotá no inspira para escribir acerca de la calurosa Cartagena de Indias…. Aunque de el calor no me quejo… Bueno tal vez recientemente en San Salvador, que donde los 30 grados para arriba de temperatura que ha hecho durante las noches me ha llevado de pasar de “bohemio chic” a “hippie”. No se si sentirme insultado o morirme de la risa, pues es el calificativo que me adjuntaron el fin de semana pasado.

El calor en San Salvador ha llegado a tal extremo que me he revelado a no ponerme zapatos y he sacado sandalias que tenía hasta 4 años de no utilizar. Y el viernes pasado no fue la excepción, que después de una reunión en la casa de mi amigo Carlos (quien estaba celebrando con su hermano su independencia familiar) saliera hacia Mai Thai (uno de mis lugares favoritos en San Salvador) en búsqueda de un aire acondicionado que calmara un poco los calores corporales. Y fue en Mai Thai que me encontré a un amigo y su novia. La novia muy simpática, de unos 23 años de edad, y con quien intercambiamos unas pocas impresiones…. Pero solo le bastó como 5 minutos para que le dijera a su novio, que de dónde conocía a semejante hippie! Aún no se si fue una cuestión generacional o qué, pero de repente me visualizaron como alguien más interesado en como rescatar a las ballenas y no como un Director de Cuentas serio, el cual supuestamente aparento ser con mi traje y corbata.
Pero claro, estaba vestido con jeans, sandalias inspiradas más en Nueva Delhi que en los trópicos latinos, y con una camisa gris arrugada, que no era ni camisa ni camiseta… Sencillamente tiene cuello de camisa y 4 botones, pero luego se convierte en una versión hippie de la típica camisa al estilo Polo. Así que o me estoy convirtiendo en hippie en mis tiempos libres o la barba da la impresión de que no me importa nada en la vida…

Sea cual sea la respuesta, la verdad es que una de las cosas que más disfrute en Cartagena de Indias fue aquellas reglas tan específicas en el vestir: No existen. Es una playa. Nadie se preocupa si andas zapatos, sandalias o chanclas…. Un concepto que realmente para un clima tropical como El Salvador debería aplicar al 100%. Pero claro, en San Salvador la mayoría de la gente piensa todavía que es un crimen salir en sandalias. De hecho, mi amigo Samer, el hondureño, decía que hasta hace un par de años, en Tegucigalpa te veían con muy mala cara que salieras con sandalias, pues la percepción de las personas es que eras de las clases más necesitadas, pues no te alcanzaba el dinero ni para comprar zapatos! No se si esa percepción será cierta o no, pero la verdad es que es mal visto en algunas partes del mundo, a pesar de estar sometidos a calores infernales (peor aún bajo el concepto del Calentamiento Global, que dicen algunos líderes políticos que es algo que no existe).

Dichos cuestionamientos en el vestir no existen en Cartagena de Indias. De hecho, lo que más disfrute fue el hecho de no tener que utilizar zapatos ni calcetines, ni prendas calurosas durante mi estadía y poder ir a la fabulosa vida nocturna cartagenera como en los tiempos de la antigua Roma. Ese concepto de un vestir urbano, pero al mismo tiempo de playa, donde los colores blancos, rosados y naranjas, juntamente con sandalias, camisas sin mangas y pantalones cortos prevalecen, es el concepto que deberían tener algunos lugares en San Salvador, donde en aquellos días de calor la gente parece desfallecer bajo toda la etiqueta rigorosa que en nuestros días se considera como vestimenta aceptable.

Vestimenta que tuvimos que utilizar con Sandra cuando embarcamos nuestro avión a través del fabuloso Puente Aéreo de Avianca en Bogotá (es decir su Terminal de vuelos domésticos, la cual me impresionó mucho pues tenían acceso gratuito Wireless a Internet y conexiones gratis a tomas de electricidad en masa para cargar tu celular, IPOD, computador, Blackberry o cualquiera de los famosos equipos electrónicos portátiles que de todas formas uno tiene que apagar cuando el avión va a despegar), vestimenta más motivada por el frío que por la sociedad bogotana, que de todas formas no nos conoce. Al salir de Bogotá llevábamos ropa casi invernal, en capas, las cuales nos tuvimos que quitar poco a poco, pues al bajarnos del avión en Cartagena, el calor te golpeaba directamente como una advertencia a que se debe ser humilde al recordar aquellos tiempos de la humanidad donde no existían los zapatos.

Con nuestras gruesas prendas en la mano, tomamos un taxi hacia el hotel Cartagena Millenium, (http://www.hotelcartagenamillennium.com/index.htm) en el corazón de Bocagrande, una de las zonas turísticas más importantes de la ciudad. Estabamos a una cuadra de la playa, aunque la playa no es lo que uno se espera para el Caribe colombiano: arena negra y claro atestado de tanta gente que no se podía ni caminar.
Habíamos descubierto el hotel a través de la Revista Conde Nast Traveller, en su edición de febrero y la verdad para ser la temporada alta de Semana Santa, tenía el incomparable precio de US $150.00 la noche, desayuno incluido. Claro que el hotel era más al estilo de South Beach en Miami que lo que una Cartagena colonia del centro histórico nos hubiese podido ofrecer. Eso si, el hotel era sumamente desorganizado, lo cual me dejaba pensando que era una norma de los hoteles colombianos después de nuestra experiencia en el Casa Dan Carlton.

La decoración del hotel era impecable y medio minimalista. El lobby tenía unos cubos otomanos de color blanco con una pared al fondo de un color azul intenso, el cual tenía una fuente de agua que caía desde el techo haciendo que toda la pared llorase, refrescando el ambiente del lugar. La chica de recepción era una brasileira que apenas hablaba el español, y que estaba tan despreocupada de la atención al cliente como uno puede esperar de un destino de playa y a un precio categoría turista.

Y de todas formas no nos podemos quejar, pues la habitación del hotel era relativamente grande, impecablemente decorada al estilo minimalista y tenía el tema de cuadros que prevalecía en todo el hotel, que eran una especia de caricaturas de personificaciones de gente “chic”, muy a la moda, haciendo actividades muy poco productivas y más bien modelando un estilo de vida moderno que las empresas de publicidad están tratando de vendernos desde hace un par de años (que a mi criterio lo único que han hecho es copiar un poco del glamour de antaño y lo tratan de vender como nuevo). La noticia de que teníamos vista hacia el mar se vio empañada cuando nos dimos cuenta que si, efectivamente se veía el mar, pero a través del lote baldío donde aparcaban autobuses durante ciertas horas del día.

La habitación no estaba nada mal. Lo único raro que tenía era el cuarto de baño, pues al parecer era un hotel orientado más a parejas que a amigos, y a la par de la ducha tenía una pared de cubos de cristal, que no solo permitía que entrara la luz a través de las ventanas del cuarto, pero que también permitía que el que se estaba bañando no dejara su cuerpo a la imaginación del que estuviese cómodamente viendo televisión en la habitación principal.
Así que con Sandra, a pesar que tenemos confianza de muchos años, y como guardamos aún algún grado de pudor (y considerando que ambos somos blancos y no queríamos vernos las nalgas “cheles” a través de los cristales) pues decidimos que el que no se estaba bañando se iría en ese momento a la imaginativa piscina (que tenía más la forma de aquellas fuentes a desnivel que tanto se popularizaron en la década de los sesentas), donde bajo techo en el pequeño lobby bar del hotel podíamos ingresar gratuitamente a una conexión wireless a Internet.

domingo, 5 de agosto de 2007

De rumba por Usaquen y otra vez el Parque de la 93

Bogotá es una ciudad fresca, aunque para los que somos del trópico, el verdadero concepto es que es una ciudad fría. Durante nuestra primera noche llegó como a 8 Grados Centígrados, y hasta humo sacábamos por la boca, como un efecto típico de un clima invernal.
En el 98 o 99 recuerdo que con Ximena y otra gente de la oficina de Bogotá, nos llevaron a Usaquén y lo que se me quedó grabado fue un vino caliente que había tomado en un restaurante del lugar… Y cuando digo vino caliente, me refiero a un vino tinto, el cual calientan en una hornilla, le ponen un poco de brandy o de otro licor espirituoso de los que usan los perros San Bernardo, y lo sirven prácticamente hirviendo! Es una experiencia espectacular si el frío nos rodea… Por favor no prueben esto si su casa está ubicada en San Salvador o similares!

Mi misión en Usaquén? Buscar el lugar del vino caliente.
No me costó dar… Usaquén tiene un parque central, y enfrente está la Iglesia de Usaquén, y en una esquina, el restaurante donde había tomado el vino caliente en el 98 o 99. Su nombre? Restaurante Tinaja y Tizón….Su especialidad: comida colombiana.

Como una cosa rara… He tratado de acordarme de cuales son las especialidades de la comida colombiana, y me imagino que me pareció muy habitual o parecida al resto de Latinoamérica (exceptuando Perú por supuesto!) pues no recuerdo nada en especial. Recuerdo el nombre de la Bandeja Paisa, pero eso definitivamente no lo comí, solo recuerdo el nombre. En el restaurante, con Sandra pedimos un plato de entremeses variados, y lo que si recuerdo que venía eran unas arepas, las cuales me sorprendieron, pues para mí las arepas son venezolanas y tienen mejor sabor que sus primas las colombianas. Así que de la vida culinaria colombiana no podré dar mayor revista, pues a lo mejor no encontré algo típico que fuera memorable. El vino caliente si lo fue!

Luego de la cena, decidimos con Sandra caminar un rato alrededor del pueblo y descubrir algún barcito para continuar un poco nuestra gira nocturna… Usaquén tiene muchos sitios pequeños y bohemios. Me sentía sumamente identificado con el lugar. Además hay varias personas que reciente y no tan recientemente han descrito mi estilo como “bohemio chic”. No se como explicar el concepto, pero ante la visión de estas personas, me gusta la vida nocturna en todos sus aspectos (desde lo más espectacular a lo más sencillo), pero que siempre anda bien arregladito, aunque gustando mucho de lugares como el que encontramos con Sandra: El Cantabar.

En El Cantabar, tenían CRM del básico en la entrada… Íbamos cruzando la esquina, y en la entrada del Bar estaba un tipo entusiasmando a todo el que pasaba: "Tenemos música en vivo, interpretada por un cubano que toca salsa, cumbia, merengue, ballenato y rock en español, no tenemos cover y tenemos espacio adentro." Un discurso muy convincente para no estar dando tantas vueltas por las desiertas calles de Usaquén.

El Cantabar era pequeño. Casi como un agujero en la pared. Pero quedamos ubicados justo enfrente de la tarima, que era tan pequeña que la puerta del baño de las mujeres que estaba a un costado, pegaba con las rodillas del artista cada vez que una de las chicas entraba o salía. Además estaba atestada de instrumentos musicales: batería, guitarra eléctrica y hasta timbales.
El lugar estaba además lleno de locales, de hecho tuvimos suerte de encontrar esos asientos, justo enfrente del artista.
Eso si, el artista no estaba tocando cuando nosotros entramos. Más bien la gente se distraía con televisores estratégicamente situados y que pasaban escenas de Fashion.TV y de algunos desfiles de moda de Dolce & Gabanna y Carolina Herrera.

Al rato salió el artista… Y la verdad no salió de ninguna parte. Estaba a nuestro costado sentado en la barra, y solo se desplazó hacia la micro tarima con cerveza en mano y comenzó a tocar música de los Enanitos Verdes. Y fue ahí que comprendí que yo estaba pintado en la escena… Pues estaba sentado a la par de Sandra, y el cantante cubano pasó toda la noche tirándole los perros grueso con miradas coquetas y hasta dedicatorias no anunciadas. Claro, Sandra estaba con el ego por los aires, pero a mi no me parecía gracioso estar de candelabro de mesa a la par de ella. Y si yo hubiese sido el marido de Sandra? Bueno, como no lo era, voy a cortar la escena de celos en este momento. De hecho me pareció gracioso que mi amiga encontrará un admirador tan rápido en un lugar donde el humo de cigarro y ballenatos desconocidos fueran el ambiente del momento.

De lo bohemio pasamos a lo chic… Un taxi hacia el Parque de la 93. Y esta vez no llovía. Eran las 1130PM y queríamos tomarnos la del zarpe… Y como ya había tenido mi cuota de bohemio por esa noche, necesitaba mi cuota de chic… Y terminamos en otro lugar donde me sentí sumamente identificado por su nombre: “The Beer Lounge”.
Como consumidor activo de la cerveza, y fiel admirador de los bares tipo “lounge”, donde generalmente tienen música electrónica Chill-Out (tema de conversación de la próxima entrega), pues solo por el nombre, entramos al lugar, y nos sentamos a la par de una pared cuyo concepto era como hojas de la naturaleza pegadas detrás de un plástico transparente opaco, iluminado en colores tenues, creando una sensación de naturaleza electrónica. Una Heineken para mi, un agua mineral para Sandra. Y listo, no podíamos abusar de la noche en Bogotá, pues nuestro avión salía hacia Cartagena alrededor de las 0930 de la mañana.
Así que caminamos lentamente hacia el Hotel desde el Parque de la 93 (solo son 5 cuadras) y nos dispusimos a empacar y ordenar todo para salir con destino hacia los trópicos!

Pero bueno, según mi criterio, dos días en Bogotá se podían resumir en unas cuantas líneas pues no era tan interesante… Pero creo que tendré que corregirme, como una Fe de Erratas, pues Bogotá si es una ciudad sumamente interesante, muy activa, muy llena de vida y de rumba, todos los días de la semana… Pero a Walter Avila no le gusta el frío, o más bien, el frío lo pone como abuelo, con ganas de dormir… La aburrida no es Bogotá. Y ahora resulta que el aburrido soy yo!
Qué esperan? Salgan de su casa y vivan… Hay un mundo allá afuera que los está esperando. Aburrido? Ja!

jueves, 2 de agosto de 2007

La computadora enferma y El Transmilenio de Bogota

Alguna vez han trabajado desde una computadora que tiene contados los días de vida? Uno aprende a quererla y a apreciarla más en cada momento que pasa contigo y que muy noblemente te acompaña en tu diario vivir. Es como disfrutar a nuestros seres queridos en lo que nos acompañan por el crucero de la vida!
Ay no! Este Walter nuevamente con su filosofía barata!
Bueno, mi computadora ha estado agonizando lentamente desde mi regreso de Roma, y en cualquier momento va a pasar a mejor vida. Si hay un cielo de computadoras, esperaría que se fuera para allá (OK, OK, no juzguen a una computadora por su dueño!)

Recuerdo que a la laptop de Simone, mi compañera de trabajo de Brasil, cuando estábamos en la Conferencia de San Francisco presentó los mismos síntomas que la mía y un día ya no encendió del todo! La autopsia? Se le arruinó el disco duro!!! Nada más y nada menos! Los síntomas? A veces enciende y a veces no.
Así que mi pobre compañera de viajes esta muriendo lentamente como dice Timbiriche!

Por suerte mi jefe sabe que necesito la información y me autorizó comprar un disco duro externo, que muy gallardamente está a la par de la moribunda como si fuera el suero en el hospital. Pero mejor que el suero, pues ya todos mis archivos, fotografías, canciones, programas y correo electrónico, están radicando en el aparato salvador.
Lo más extraño de todo es que no se si morirá por los síntomas presentados o por sobre-calentamiento, ya que desde su último ataque el miércoles pasado, no la he vuelto a apagar! Me da miedo que no pueda volverla a encender y con el proyecto que estoy llevando ahora, no puedo darme el lujo de quedarme un día sin ella.

A propósito, muchas gracias a todos los que me enviaron contactos para rentar una laptop! Ustedes son muy eficientes! Lamentablemente los que rentan laptops no lo son… Hasta el momento nadie me ha podido dar una cotización concreta.
Así que tengo una laptop moribunda, conectada a un disco duro externo, con una laptop nueva en camino, una orden de reparación en proceso y una dulce espera para la cotización de una de alquiler… Y todo esto tiene que resolverse antes del viernes, pues el domingo por la mañana tengo que apagar la computadora para poder subirme a un avión (realmente será verdad que los aparatos electrónicos emiten señales que atentan contra la vida de todos los pasajeros?, bueno no quiero investigarlo con la práctica, solo avísenme si alguien conoce la respuesta)

Qué, qué? Si otra vez de viaje. De nuevo hacia Bogotá, que es el tópico interrumpido y de suspenso de las últimas dos semanas… Por algún motivo la inspiración por Colombia no me anima tanto como San Francisco, pero mi compromiso es llevarlos por la maleta electrónica, así que prosigamos la historia:

Apenas vamos por miércoles Santo y aún ni siquiera hemos llegado a Cartagena de Indias! Se me está alargando el relato con tanto detalle de por medio. Pero si a alguien se le cruza los cables algún día y quiere pasar por Colombia, por lo menos tendrá información de qué hacer y dónde ir… Y sobre todo como movilizarse por la ciudad: taxis… Es uno de los lugares del mundo donde son más baratos, considerando que las distancias de desplazamiento entre un lugar u otro son muy cortas. Las carreras promedio pueden oscilar entre los 3 y 6 dólares. En Roma cualquier carrera insignificante salía por lo menos 20 Euros, así que en Bogotá no tienen por qué caminar, a menos que sea para pasear por el Centro Histórico.

Aunque existe también un transporte público que revolucionó la Ciudad de Bogotá. Su nombre: el TransMilenio (http://www.transmilenio.gov.co/nuevapagina/index.htm).

Qué tiene de novedoso? En vez de excavar por meses o años enteros para hacer un Metro Subterráneo o similar, un alcalde bogotano de origen europeo rediseñó el sistema de transporte urbano de buses. Creó una extensa red por toda la ciudad, con carriles especiales para buses de los largos, que están unidos en el medio por una especie de oruga y con estaciones específicas, muy iluminadas, seguras y más parecidas a estaciones de Metro que a paradas de autobús. Los únicos que pueden circular por esos carriles especiales son los buses del TransMilenio.
El resultado? Una ciudad muy ordenada en su tráfico.
Yo recuerdo la primera vez que visité Bogotá en el 98 o 99, el caos vehicular me pareció algo fuera de este mundo. Se podía pasar fácilmente una hora dentro de un auto, sin que este se moviera ni una pulgada en su camino. Aparentemente todos los cambios que hicieron al sistema vehicular (incluyendo Pico y Placa, que no permite circular a algunos autos en días específicos, y re-direccionamiento de carriles en horas pico, más la creación del TransMilenio) transformó la experiencia de viajar por la ciudad.

Algo así necesitamos en San Salvador, para que la competencia de alta velocidad y pelea de pasajeros que mantienen el caos y el terror en toda la ciudad, termine de una vez por toda y comencemos a vivir en una ciudad ordenada. Tal vez seré un soñador, pero Bogotá ha demostrado que se puede. Claro, no puedo comparar una ciudad tan educada como Bogotá con los pleitos de machete e insultos de los jíbaros de mi tierra!

Bueno, el caso es que si quieren pueden probar el TransMilenio, pero no vale la pena si llevan dólares, euros, yenes o libras esterlinas, pues los taxis son muy baratos y es un transporte de punto A a punto B. Así nos transportamos con Sandra en nuestra estadía por Colombia… Y esa noche de miércoles Santo no fue la excepción, y aunque Lucho, el amigo de Sandra nos llevó a Usaquén para que pudiésemos cenar, claro al regreso tomamos varios taxis para nuestro recorrido urbano.

Centro Europa 2006